El consejero insular de Aguas, Manuel Martínez, mostró ayer su "preocupación" con las obras de ampliación de la estación depuradora de aguas residuales de Santa Cruz (EDAR) porque si bien el adjudicatario, una UTE, obtuvo la mejor valoración en la parte económica, fue la peor en la parte técnica. "Y, a veces, lo barato sale caro", subrayó.

En declaraciones a este periódico, el consejero recordó que el contrato de adjudicación de los trabajos se firmó en septiembre, por lo que, a partir de esas fechas, la UTE dispone de tres meses para presentar el proyecto y otros tres para que las administraciones lo verifiquen.

Reconoció Martínez que habrá que tener "mucho ojo", y así se hará junto al Gobierno de Canarias. "Vamos a estar vigilantes con la obra que van a hacer en Santa Cruz", advirtió. En todo caso, las consideraciones de las administraciones canarias no serán vinculantes.

Martínez indicó que si bien ahora mismo la EDAR está gestionada por el Ayuntamiento de Santa Cruz, "entendemos" que debe ser el Cabildo, a través del Consejo Insular de Aguas, porque presta servicio a tres municipios, la administración que se encargue de su gestión.

El consejero de Aguas remarcó que la ejecución de la ampliación de esta infraestructura "va con retraso", pues "desde 2015 se estaba diciendo que se iba a adjudicar y que iban a empezar las obras". "Y, en 2018, estamos en la fase de adjudicación", añadió.

En este sentido, Manuel Martínez recalcó que "necesitan" que el Estado "pise el acelerador" en la realización de las depuradoras comarcales, "porque una única administración no tiene capacidad para ejecutarlas en los tiempos y exigencias que marca Europa".