El Parlamento canario elevó ayer su nivel con la presencia de los eurodiputados canarios Juan Fernando López Aguilar y Gabriel Mato (PP). Lo hizo, además, por partida doble, ya que primero intervinieron en una jornadas sobre el futuro de Europa y, luego, en la comisión de Acción Exterior, para regocijo de los presentes en ambos casos, si bien a la reunión política faltaron Podemos y NC. Con el "brexit" y sus consecuencias como hilo conductor, pero con la salud del proyecto europeo como verdadera preocupación a medio y largo plazo, ambos coincidieron en que la salida del Reino Unido, "que no tiene vuelta atrás", no será traumática para Canarias, siempre que se haga en función del acuerdo alcanzado con el Gobierno de May el pasado fin de semana; es decir, de forma "ordenada".

En caso contrario, y esto se comenzará a saber este 12 de diciembre en el Parlamento británico, el panorama puede tornarse tétrico, ya no solo para las Islas, sino para toda la UE. Eso sí, también coincidieron continuamente en que, en uno u otro caso, o en alternativas intermedias, el que más perderá siempre será el Reino Unido como consecuencia de un referéndum irresponsable y en el que, según recalcó, las noticias falsas y la simplificación de los mensajes contaminaron por completo el ambiente e impulsaron la eurofobia y el euroescepticismo.

En ambas intervenciones, aunque la primera fue mucha más profusa, Mato se encargó de tranquilizar a los presentes con los datos sobre Canarias. Según sus previsiones, y siempre que la ruptura no sea abrupta, los fondos de desarrollo, cohesión o el Posei (268 millones anuales) no tienen por qué menguar, al menos no de forma acentuada. Es más, cree que, junto al resto de RUP, las Islas no se verán perjudicadas en exceso en cuanto al reparto de recursos, entre otras cosas porque se ha decidido que los 14.000 millones menos que ingresará la UE por la ausencia del Reino Unido se compensarán con otras entradas. Otra cosa es la negociación de la Política Agraria Común (que ya venía de antes) o del aprovechamiento del llamado plan Juncker, de 500 millones, pero concebido para grandes territorios, aunque se espera poderlo aplicar en las Islas.

Otro elemento tranquilizador sobre las Islas, según expusieron, es que, sea como sea la salida, habrá un plazo de 2 años ampliables para que haya efectos reales. De hecho, durante los dos próximos ejercicios todo seguirá igual, lo que puede servir de alivio parcial para las exportaciones agrícolas, los 23.000 canarios en el Reino Unido o los más de 25.000 británicos residentes en Canarias y que, en su día, podrían verse perjudicados, por ejemplo, con la asistencia médica.

Aguilar, además, subrayó la relevancia de que los efectos en los viajes sean los menores posibles, y más con una Iberia con capital mayoritario británico, lo que puede afectar a otras comunicaciones, aparte de la importancia del turismo inglés para las Islas.

Pese a estos diques de contención, ninguno disimuló que la UE vive su peor crisis, no solo por el "brexit", sino por la extensión de la eurofobia o por situaciones como que, por primera vez, Bruselas ha rechazado un presupuesto de un país miembro, y no uno cualquiera, ya que se trata de uno de los fundadores: Italia. De hecho, el Reino Unido no estuvo al principio, sino que se incorporó en 1973 y, como luego matizó García Ramos y asumió Aguilar, nunca entró del todo, al no usar el euro ni aceptar el pacto de Schengen (85) sobre la libre circulación de personas.

En unas intervenciones mucho más políticas, históricas y casi filosóficas, el eurodiputado socialista lamentó que los europeístas convencidos se hayan dejado comer el terreno desde hace mucho, aparte de que los conservadores lleven 25 años gobernando la UE. Por eso, cree que las próximas elecciones europeas, del 26 de mayo, son claves para comenzar a revertir una situación muy compleja, tal y como presentó el pacto de salida alcanzado. Por supuesto, negó que haya una invasión de inmigrantes, que se pueda plantear un coto a la población en las Islas y alertó de lo que está pasando en Hungría o Polonia con la ultraderecha, a lo que Mato replico que no se puede olvidar lo que sucede en Rumanía, Eslovenia u otros países.