Ya se huele en el ambiente. Las huchas se están abriendo (desde algunas saludan las telarañas). En los bancos y casas de préstamos hay ya colas para ir recolectando la pasta que no se tiene y que luego atormenta pagar durante el año siguiente. Los responsables de casas de usura (auténticos robaperas) sonríen ufanos como el perro risitas, y hasta las casas de compraventa oro preparan recipientes extra para los empeños que están por llegar. Señoras y señores, bienvenidos al circo: llegan las compras navideñas?

Se espera una campaña de más gasto, que haga recuperar a los comerciantes lo que han perdido en meses anteriores, y eso es bueno. Se trata de un sector siempre al albur de los vaivenes de la economía y el gasto familiar, que en los últimos años ha estado de capa caída, hubo momentos críticos, pero pinta bien este año.

Ahora bien, apelar a la responsabilidad es bueno. No se puede comprar por comprar y caer en una fiebre de consumo que hunda a familias el resto del año. No vale la pena un momento bueno por oler a tarjeta quemada durante mucho tiempo o cosas peores (embargos, demandas judiciales?). Compren, sí, es bueno ofrecer momentos felices, pero no crucen la línea que lleva a los malos. Y si piden préstamos, miren los tipos de interés, no sea que después les dé una fatiga. Felices compras. Hablamos en la cuesta de enero.