Una victoria en las seis últimas jornadas el Tenerife y ninguna en las siete últimas Las Palmas. Así llegan al clásico los dos equipos canarios, con el cambio de entrenador ya agotado y una línea de juego que deja dudas. Los blanquiazules, más asentados en la idea que ha puesto en marcha José Luis Oltra, siguen careciendo de gol y de un carácter competitivo que les haga más sólidos. Los amarillos buscaron un giro ambicioso con la salida de Manolo Jiménez y no han vuelto a ganar desde el relevo.

El camino, más avanzado en el trabajo de concienciación, del Tenerife puede ayudarle en el proceso competitivo. Consciente de que su nivel no da para mucho más que la permanencia en estos instantes, ha dejado de pensar en junio y se concentra en cada partido como si de una final se tratase. Así afrontarán el derbi, como una oportunidad de romper una de esas murallas que le impide crecer: lograr el primer triunfo como visitante del curso.

En el caso de Las Palmas, Herrera está en la búsqueda. Ha cambiado el dibujo en los tres encuentros que ha dirigido y ha modificado la posición de varios jugadores. Para su equipo, el encuentro de rivalidad representa la oportunidad de olvidar el tren del ascenso directo (que se escapa ya a diez puntos) y hasta el del "playoff" (a seis) para centrarse en un partido distinto, especial y emotivo.

Ayer, las críticas aumentaron exponencialmente. Una derrota en el derbi podría abrir en canal un club que maneja un presupuesto astronómico y que, de momento, no lo ve reflejado en el campo.