El CD Tenerife y su historia son dos de las grandes pasiones de Juan Galarza. El periodista tinerfeño participa como guía perfecto para realizar un recorrido por los derbis.

¿A qué otro clásico le recuerda el que se va a disputar el domingo?

Aunque no fue tan pronto, me recuerda al del año 1984 por la situación en la que está el Tenerife. Fue al Insular jugándose la permanencia y ganó por 0-2. Más próximo a la jornada actual se me asemeja al de la gota fría, con Joanet en el banquillo y el gol de Quique Medina, por lo que supuso para que se enganchara al ascenso a Primera. Y también está el de la voltereta de Marioni (2002), que tuvo el desenlace del descenso de los dos. Fue el derbi del orgullo, el de no irte masacrado e incluso el de tirar de la Unión Deportiva y bajar los dos a Segunda. Pero me resulta bastante atípico que en este momento los dos estén tan necesitados.

¿El de 1984 fue el más polémico?

Me cogió trabajando allí para Jornada Deportiva. Me llamó muchísima la atención la hostilidad que noté por parte de la afición amarilla hacia su equipo. Ya no se jugaban nada y les quedaba el orgullo de que no fuera el Tenerife el que ganara, sabiendo que la permanencia de los blanquiazules dependía de ese resultado. La derrota provocó incidentes dentro y fuera del estadio. A falta de 3 minutos, el árbitro tuvo que suspender el partido porque empezaron a caer objetos desde la grada. Había un sector especialmente cabreado por lo que entendía que había sido un tongo, que los suyos se habían dejado ganar.

Eran tiempos en los que lo normal era el triunfo amarillo.

La historia entre unos y otros estuvo muy marcada. La UD Las Palmas había llevado una trayectoria ascendente desde su fundación hasta llegar a Primera. Y en Tenerife hubo un movimiento para seguir ese camino. Se entendió que podía ser una buena fórmula la de crear la Unión Deportiva Tenerife. En 1953 incluso se llegó a jugar un partido entre la UD Tenerife y el CD Tenerife, una eliminatoria previa que ganó el Club Deportivo y que le permitió lograr luego, ante el Orihuela, el ascenso a una categoría nacional por primera vez. Lo que provocó aquello fue una cierta división en el fútbol tinerfeño, porque los seguidores de los otros clubes históricos, sobre todo de la capital -el Unión, el Iberia, el Price...-, se sintieron defraudados por el hecho de que no saliera adelante lo que sí se hizo en Las Palmas. Durante mucho tiempo, el CD Tenerife estuvo marcado por una división dentro de los aficionados al fútbol que no veían a ese equipo como al representativo que hoy en día sí es, y tenían una simpatía natural hacia la unión que se había dado en Las Palmas.

¿Cuál es el origen de los derbis?

La UD Las Palmas se fundó en 1949 y tuvo una cortísima trayectoria en el fútbol regional. En el caso del Tenerife, desde sus orígenes, en 1922, jugó otros derbis, sobre todo contra el Victoria y el Marino de Las Palmas. No se celebraron en el estadio (Heliodoro). Hay uno muy famoso que se jugó en el antiguo campo de Miraflores, donde queda el Hospitalito. Ahí estuvo el anterior campo antes de que se construyera el Stadium (1925), que luego se transformó en el Heliodoro.

¿Qué huella dejó la Copa?

Incluso en la buena época, en la del Tenerife de los 90, en la Copa nos fue bastante mal. Inicialmente Las Palmas venía con equipos de Primera División y casi siempre con muchos tinerfeños en sus plantillas, porque una de las fuentes económicas que tenía el Tenerife era la de vender jugadores a Las Palmas. Pasó con José Juan, Martín, Justo Gilberto, Jorge... Fueron operaciones que molestaron mucho a la afición tinerfeña, pero que beneficiaron al club y a sus jugadores en su proyección.

La tendencia en Liga cambió.

Sí. Se ha igualado bastante en los partidos jugados en Las Palmas. Mirando toda la trayectoria, prima la igualdad. De diecisiete partidos, el Tenerife puntuó en once. En ese sentido, le ha tomado la medida a los derbis en Las Palmas. Confío en que Oltra sepa explicarle al vestuario de qué va un derbi.

¿Con cuál se queda?

Con el que se aplazó en 1989 por la gota fría. Y lo digo por lo que supuso para el Tenerife, que supo superar la suspensión de un partido por una declaración de alerta, jugar entre semana y realizar un encuentro muy completo. En el minuto 92 empató Quique Medina con una vaselina a Lopetegui (2-2). Por el significado que tuvo, fue un resultado fundamental para lograr el ascenso.