Rubén Castro (Las Palmas de Gran Canaria, 27/6/1981) volverá a jugar un derbi 14 años y 9 meses después del último, aquel que jamás olvidará. "Quiero hundir al Tenerife", comentó días antes el delantero. Tenía entonces 23 años y se dejó llevar por la rabia. "Yo no me olvido de cuando el Tenerife nos hundió en Primera", dijo en alusión a la derrota en el derbi que condujo a Las Palmas al descenso en 2002, "porque ellos estaban condenados y, en lugar de hacernos un favor, nos hicieron todo lo contrario".

Aquel deseo, tan salvaje y poco meditado, se convirtió en la espoleta de un clásico que iba a cambiar la trayectoria de ambos clubes en la gris temporada 2003/2004. Navegaba entonces la escuadra blanquiazul por las procelosas aguas de los puestos de descenso. Cinco puntos más arriba se consideraba con la permanencia encaminada la UD. Días antes, el recorte del periódico con las declaraciones de Rubén Castro quedó ubicado en una de las paredes del vestuario. Los de Martín Marrero habían encontrado la gasolina que impulsara aún más su necesidad. "Hablábamos de él cada día", admite en privado un jugador de aquel Tenerife.

Pero el entonces joven atacante amarillo no se achantó pese a la repercusión de sus palabras. "No temo a las patadas, pues sé que, de todos modos, me las iba a llevar", remató días después. Cuando el reloj no había alcanzado el minuto 3 de partido, Sebastián Corona realizó una dura entrada sobre el delantero. Eso sí, con el balón por medio. Tarjeta amarilla.

El central, que luego iba a ser compañero suyo en Huesca tiempo después, fue el brazo ejecutor tras el sentimiento de agravio de los días previos. El Heliodoro jaleó la ocurrencia. César Belli también le dio la suya para invitar a Rubén a "dimitir" definitivamente del derbi algo más tarde. Los silbidos del Heliodoro cada vez que tocaba el balón terminaron de sacarlo del partido. Se estaban dando cuenta entonces los amarillos del ambiente generado tras aquellas declaraciones.

El Tenerife pasó por encima del equipo dirigido por David Vidal (2-0), con goles de Raúl Martín y La Paglia, y dio un giro a los estados de ánimo en ambos representativos para el resto de la Liga.

Las Palmas sumó un punto de los 21 siguientes en litigio y cayó a las cuatro últimas plazas, de las que ya no saldría. Penó con dos temporadas en Segunda División B y tuvo que reconstruirse casi por completo. Rubén Castro solo marcó 6 goles después del derbi. Sumó 22 en total, pero no evitó el descenso. Eso sí, se ganó el traspaso al Deportivo de La Coruña y empezó su particular viaje de 14 temporadas por equipos distintos como el gallego, el Albacete, el Racing de Santander, el Nástic de Tarragona, el Huesca, el Rayo Vallecano o el Betis antes de regresar a su isla.

Durante su presentación el pasado mes de julio, el veterano delantero de 37 años recordó aquellas declaraciones. "Era más joven y a veces con esa edad dices cosas que no quieres decir", se excusaba tratando de apagar un fuego que para él está "olvidado". Eso sí, Castro quiere "ganar los derbis". Empezando por el del domingo.