Con un 100% de aprobados en EBAU en Fundamentos del Arte y con la firme creencia de que el profesor actual, en la era de la tecnología, no debe ser fuente de información sino un guía, Alejandro Machín Clavaín, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna (ULL) y profesor en CEIPS Nuryana desde hace 12 años, ha sido nominado a los Premios EDUCA ABANCA como mejor docente de España.

Cabe señalar que estos prestigiosos premios son conocidos como los Goya de la Educación y Tenerife cuenta con un candidato al que se le reconoce su praxis innovadora, el trato con el alumnado y su implicación en el aula.

Echando la vista atrás, ¿qué destacaría de su carrera como docente?

Lo que he aprendido de los alumnos, lo que me han aportado cada uno de ellos para poder mejorar día a día mis errores. De mi carrera destaco que, hasta la fecha, ningún día he tenido la sensación de estar trabajando. Personalmente pagaría por hacer lo que hago, soy feliz en el aula y eso lo notan los alumnos. Para mí, ese es el secreto, disfruto cada día de dar clases y lo hago con pasión, a veces demasiada, y eso es contagioso. El profesor Keating, de "El club de los poetas muertos", me marcó, lo confieso.

¿Cómo ha evolucionado la educación en las aulas durante la última década?, ¿es complicado enfrentarse a las nuevas generaciones?

Es una pregunta complicada pues apenas llevo 5 años dedicándome a la docencia como profesor, sin embargo, llevo vinculado a ella desde hace más de 30 años, pues he sido alumno y esto me ha permitido ser testigo de una época de cambios. Enfrentarse a las nuevas generaciones es complicado si tratas de dar clases como se hacía antes. Teniendo en cuenta que estamos ante nativos digitales que devoran contenido audiovisual y son capaces de, en apenas 5 segundos, decidir si continúan viendo un vídeo o pasan a otro, es imposible dar una clase magistral de 55 minutos y pretender que los alumnos estén motivados si no te esfuerzas en ello.

En febrero se celebra el 2º Congreso Mundial de Educación. EDUCA 2018 y con él los prestigiosos premios Educa Mejor Docente de España, ¿qué ha significado para usted esta nominación?

Para mí esta nominación ha sido un cálido abrazo para seguir adelante. Soy un docente que empatiza mucho con el alumnado, además de dedicar muchas horas más de las estipuladas por contrato, hecho que, por otro lado, nunca me ha supuesto un problema. A corto plazo tienes una respuesta inmediata por parte del alumnado, que observa que les das más de lo necesario. No obstante, es cierto que en ocasiones te preguntas si vale la pena a la larga, cuando los alumnos ya hayan mutado en otra entidad.

Esta nominación pone de manifiesto que en las aulas canarias se está realizando un buen trabajo. Se ha formado en la Universidad de La Laguna, ¿cómo describiría su experiencia formativa?, ¿es necesario salir del archipiélago para recibir una buena formación?

No, la formación en el mundo globalizado no entiende de fronteras. Me he formado en la ULL y eso me ha ayudado mucho para tener una comprensión global del arte. Personalmente desde que tenía 11 o 12 años tenía claro que quería dedicarme a la docencia, lo cual me ayudó a observar a los docentes y absorber de los mejores que tuve las cualidades que más me gustaban. Así que, de la ULL, me quedo más que con los contenidos recibidos con los docentes, sobre todo los que me marcaron. Aún hoy en día, y no es broma, al explicar algo a mis alumnos me viene a la mente el profesor que me lo enseñó a mí.

Cree en una educación moderna adaptada al siglo XXI, ¿cuáles son las características de este tipo de enseñanza?, ¿cómo se aplica?

Es ese el problema, llamar a la educación "moderna", esto crea un conflicto entre antiguo y moderno, entre docente y alumnado. Los docentes vivimos el mismo mundo que nuestro alumnado, el reto está en no perder la conexión con ellos y saber que, aunque vemos las cosas con diferente perspectiva, la edad, podemos remar juntos en el proceso de aprendizaje. Personalmente tengo varias máximas en el aula, la primera es que yo no soy la fuente de conocimiento pues el conocimiento que ha podido acumular un docente en la era de la información es ridículo y muy limitado en comparación con el que hay en internet. Mi rol es orientar al alumnado y enseñarles a desarrollarse cada uno por sí mismo, pues cada alumno tiene unas necesidades diferentes. No es justo poner cercos a la curiosidad del alumnado. Mi segundo credo es que yo no soy un dictador en el aula. Dando clase a alumnos de 15 años en adelante y en la época que vivimos intentar que los alumnos te hagan caso porque "soy el profe" es algo caduco. Mi "modus operandi" es tratar de ganarme su confianza y convertirme en un "líder" para ellos. Una vez estás en esa posición no es necesario enfadarte ni alzar la voz en el aula. Ellos saben que lo que haces es por ellos y me suele funcionar muy bien. La tercera y última es observar al alumnado y buscar que estén siempre motivados y esa motivación debe comenzar en el docente.

El concepto de "innovación educativa", en ocasiones, genera conflictos, ¿cómo lo concibe?

Sobre esto se ha escrito mucho, el mayor problema del docente innovador es el resto de docentes. Yo he tenido la suerte de no vivir esto a tal extremo pues en el centro en el que trabajo la dirección respalda y apoya la innovación educativa. No obstante, esto existe y es que la educación tiene unos códigos diferentes al resto de trabajos donde la experiencia es un grado. En este caso, y debido a los enormes cambios educativos legislativos, el docente "recién horneado" tiene muchísimo que aportar y algunos docentes más experimentados tienen reticencia a los cambios y menos cuando llegan de gente a la que doblan la edad.

¿Cree que las leyes ayudan a estimular el proceso educativo? ¿La LOMCE ha subido el nivel?

El tema de las leyes es muy complicado de abordar pues hemos pasado por demasiadas en los últimos 15 años. Creo que las leyes no estimulan el proceso educativo pues obliga al docente a tener un conocimiento muy profundo de unas leyes que sabes que van a volver a cambiar con el "turnismo" de la derecha o la izquierda. Es necesario un pacto de estado y tener una ley educativa que nos dure al menos 10 años. ¿La LOMCE? A mí, personalmente, me gusta mucho pues, al menos en Bachillerato, da respuesta a las necesidades del alumnado y me parece muy adaptada a los tiempos que corren.

*Alumna de Periodismo ULL