Hace hoy exactamente 80 años, un 13 de diciembre de 1938, día de Santa Lucía, su patrona, nacía la Organización Nacional de Ciegos (ONCE). El primitivo sistema de rifas sirvió como medio de vida al colectivo en un país entonces deprimido social y económicamente. En su decreto fundacional se otorga a la ONCE la explotación del denominado cupón "prociegos", cuyo primer sorteo se celebró el 8 de mayo de 1939.

Han pasado muchos años desde esos primeros cupones que constaban de tan solo tres cifras, con sorteos provinciales hasta la actualidad con etapas fundamentales en el devenir histórico del colectivo.

Las primeras elecciones democráticas de la ONCE (19 de enero de 1982) inauguraron la modernización y la participación y fueron, también, el inicio de una revolución en la actividad comercial. Entre 1977 y 1983 se legalizó y despenalizó el juego. Y el 2 de enero de 1984, el sorteo pasó a ser nacional, los cupones a cuatro cifras y los premios aumentaron sustancialmente. El nuevo producto "La ilusión de todos los días" -eslogan de la ya legendaria campaña publicitaria- se coló en los hogares españoles.

En 1987 "el 1 de octubre va a ocurrir algo que traerá cola" supuso el corolario a esta década prodigiosa: el Cuponazo con su oferta de 100 millones de pesetas por el precio de 100 pesetas el cupón, triunfó en la calle.

Esta bonanza cristalizó de inmediato en la creación de más servicios sociales para las personas ciegas -como la Fundación ONCE del Perro Guía, creada en 1990- y el desarrollo de los ya existentes, colocando a la Organización como referente mundial en la prestación de servicios especializados. Permitió, además, crecer en solidaridad con otros colectivos de personas con discapacidad de manera que, en 1988, se crea la Fundación ONCE para la cooperación e inclusión social de las personas con discapacidad.

Han cambiado muchas cosas. Por ejemplo, la formación de los órganos representativos y de dirección como resultado de elecciones democráticas cada cuatro años entre las personas ciegas afiliadas, como ocurrió el pasado día 4 de este mismo mes.

Pero se mantiene intacta "la misión principal de la ONCE": la mejora de la calidad de vida de las personas ciegas o con discapacidad visual grave a través de la prestación de una amplia oferta de servicios sociales que permite su inclusión social plena. Una familia de 79.000 personas, incluyendo los profesionales, que trabajan por los 74.000 afiliados a nivel nacional (de niños a mayores), de ellos unos 3.500 en Canarias y 1.561 en la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

Otro objetivo es impulsar la autonomía personal a través de áreas que van desde la educación, empleo, rehabilitación, tecnología accesible y tiflotecnología, ocio, cultura, deporte hasta accesibilidad a la información y la comunicación. Para ayudarlos también se cuenta con psicólogos y trabajadores sociales.

La ONCE apuesta, además, por asentar un código de lecto escritura fuerte en todos los afiliados, por lo que el Braille es una herramienta más que, junto a los avances tecnológicos, ayudan a que todos los documentos sean más accesibles, pues permiten a las personas ciegas leer, escribir, acceder a la educación, a la cultura y a la información.

En otro orden, la sordoceguera es una discapacidad que surge como consecuencia de la combinación en una misma persona de una deficiencia visual y una auditiva. Una discapacidad diferente, única y con entidad propia que debe atenderse con servicios especializados, personal formado para su atención y métodos específicos de comunicación. La ONCE cuenta con varias áreas de apoyo a estas personas: la Unidad Técnica de Sordoceguera (UTS), la red de especialistas en sordoceguera repartida por todo el Estado (PESZ) y la Fundación ONCE para la Atención a Personas con Sordoceguera (FOAPS).

Para reforzar autonomía personal e inclusión social de las personas con ceguera o discapacidad visual, la ONCE cuenta con programas de trabajo para voluntarios: acompañamiento, acceso a la información, deportivo, cultural-recreativo y de experiencia profesional.

De los 1.561 afiliados en la provincia, 165 son estudiantes y 933 están en edad laboral, lo que supone un apoyo constante en formación y empleo; sin olvidar a los mayores a la hora de realizar actividades socioculturales y deportivos.

La ONCE, ochenta años después, sigue creciendo en un nuevo tiempo y una misma identidad.

Una ayuda inestimable en el desplazamiento de las personas ciegas es el perro guía, recurso que la ONCE ofrece gratuitamente. Y desde que un bebé es afiliado tiene el apoyo de un modelo de intervención educativa inclusiva, a través de los Maestros de Apoyo Itinerante (MAI). Los alumnos cuentan con los recursos del sistema ordinario más los específicos de Centros de Recursos Educativos (CRE). Más del 99% del alumnado con discapacidad visual se escolariza en colegios ordinarios, pero reciben atención complementaria. Para poder conseguir la integración en la sociedad es clave el ámbito laboral. En dos direcciones: formación y compromiso de los agentes sociales. La fuente principal de empleo es la venta del cupón y otros juegos de azar, pero muchos profesionales formados desempeñan diversas funciones. La ONCE y su Fundación crearán en el período 2012-2021, 15.000 nuevos puestos de trabajo y realizarán 30.000 acciones formativas. Por último, la práctica del deporte adaptado supone un elemento de integración y mejora de la calidad de vida. Por ello, la ONCE promueve las Escuelas deportivas y ayuda a deportistas de alta competición.