Dentro del marco de Tertulias de Barrio organizadas por el colectivo Salvemos la Historia, vinculada a la recuperación de la memoria sobre los antiguos barrios de Cabo-Llanos, la experta en Geografía Humana y fenómenos especulativos, Luz Marina García, considera que las expropiaciones de unas 800 familias del entorno en los años 60 y su posterior reubicación en otros barrios periféricos supuso una intervención destructiva en muchos aspectos, un proceso amparado por "el contexto de autoritarismo político de aquellos años" que evitó una resistencia abierta.

Bajo su punto de vista, ¿qué ocurrió en los años 50 y 60 con el populoso barrio de Cabo-Llanos?

Las intervenciones en la ciudad pueden tener un carácter de mejora, creativo o provocar unas consecuencias desafortunadas. En el caso de la actuación pública en los barrios de El Cabo y Los Llanos, junto con el entorno de la iglesia de La Concepción, considero que la expulsión de los vecinos de estos barrios hacia bloques de viviendas en la periferia fue una intervención destructiva en muchos aspectos, y no sólo en el paisaje urbano. Constituyó una desposesión tanto de sus medios de subsistencia como de los recursos inherentes a su ámbito de vida cotidiana. En general significó un aumento en los costes de accesibilidad a las oportunidades de empleo, bienes y servicios. De manera especial el nuevo espacio de vida cotidiana de las mujeres, en un entorno ausente por completo de las cualidades urbanas, dificultó y encareció la realización de las tareas relacionadas con el hogar y la familia.

¿Qué legalidad existía en esos años para sacar a los vecinos?

Se había aprobado la Ley del Suelo de 1956 y uno de los sistemas de ejecución del planeamiento era la expropiación.

¿Se puede explicar la idea de una renovación urbana de la zona a través de un proceso especulativo?

El Plan General de Ordenación, de principios de los años cincuenta del siglo XX, planteaba la remodelación del frente marítimo mediante una Reforma Interior, que se concretó en el Plan Parcial de Urbanización del sector de la Avenida Marítima y zona adyacente (1958). Pero la lenta ejecución del plan parcial, que se prolongó durante más de tres decenios, actuó como un mecanismo de devaluación del sector que experimentó un prolongado proceso de deterioro, abandono y desvalorización de los edificios. Al período de degradación y abandono le siguió en la década de 1990 una activa dinámica inmobiliaria en la zona, de la que se beneficiaron, por un lado, los principales propietarios del suelo y, por otro, las grandes empresas inmobiliarias.

¿Se puede decir que a los vecinos se les echaron de sus casas, o mejor dicho, les obligaron a salir de una forma "ordenada"?

Bajo el sistema de expropiación, contemplado en la Ley del Suelo entonces vigente, los vecinos eran expropiados o desahuciados según fuesen propietarios o inquilinos. El contexto de autoritarismo político de aquellos años dificultó la resistencia abierta al proceso, pero hubo descontento y oposición tanto al plan como a las expropiaciones.

¿Qué perdió Santa Cruz con la desaparición de Cabo-Llanos?

Los distritos históricos constituyen uno de los elementos diferenciadores de las ciudades y un componente esencial del moderno turismo. La desaparición de los barrios antiguos limita estas potencialidades. Desde el punto de vista socioespacial ha acentuado la segregación pues lo que ha sustituido a esos barrios es un área gentrificada, habitada por grupos pudientes. Asimismo, en contradicción con el objetivo inicial de crear una imagen diferenciada y de calidad urbana, Cabo-Llanos se caracteriza por formas arquitectónicas carentes de diferenciación cultural y de conexión con el pasado.

Bajo su punto de vista y como experta en geografía urbana y en fenómenos especulativos, cómo se deberían haber hecho las cosas desde las administraciones.

La ausencia de una perspectiva de rehabilitación contrasta con algunas operaciones, similares y coetáneas, desarrolladas en otros países. Podría argumentarse que las casas eran de baja calidad (con la excepción del núcleo fundacional de La Concepción), pero la carencia de sensibilidad histórica y estética respecto al patrimonio inmobiliario heredado se puso de manifiesto en la remodelación del "Cuadrilátero", el centro comercial tradicional, ejecutada en esos años.

¿Y qué sentimiento queda en los que perdieron sus casas? ¿Cómo han llevado después de décadas la losa de estar en un sitio que no les correspondía?

A través de las entrevistas manifiestan un sentimiento de pérdida de su lugar que ha pervivido durante casi medio siglo, a pesar de considerar una mejora el acceso a una vivienda nueva. La desaparición física de los barrios y los desalojos abrieron una larga etapa de olvido e invisibilización vecinal para el resto de los habitantes de la ciudad. Su vinculación al lugar (al que han regresado de manera continuada durante más de 4 décadas) constituye un ejemplo extraordinario y poco frecuente de identidad, además de su capacidad para reapropiarse simbólicamente del espacio del que fueron desalojados (la fiesta anual de la Virgen de Regla). En la actualidad reclaman la recuperación pública de su historia.