Importante victoria para el Iberostar Tenerife, que le hace subir muchos enteros en sus opciones para estar en la Copa del Rey de Madrid del próximo febrero, tras superar a un Unicaja en una crisis de juego e identidad que levanta muchas dudas en el equipo de Luis Casimiro.

El encuentro comenzó con muchas imprecisiones. El ambiente fue frío, con media entrada en las gradas, y ello afectó a los dos equipos, que acumularon gran cantidad de errores durante el primer cuarto. El Unicaja no estuvo fino en el tiro exterior, donde erró los seis lanzamientos que realizó. Estos fallos fueron culpables de que el equipo malagueño no se escapase en el marcador, ya que hizo una muy buena defensa que ahogó al ataque tinerfeño, provocándole hasta seis pérdidas. Y como los visitantes mostraron también una mala carta de tiro -3/15 en tiros de campo-, el primer cuarto se cerró con un paupérrimo 12-9.

Durante el segundo cuarto, lo que mejoró fue el acierto de los tinerfeños. Gracias a un 0-8 de parcial a su favor logró su primera ventaja (17-21) y encendió las primeras alarmas en el Unicaja. Aunque con cinco tiros libres anotados de forma consecutiva los malagueños recuperaron el mando, fue un espejismo. Otro parcial, esta vez de 0-9, con Rodrigo San Miguel como jefe de operaciones, puso el partido muy de cara para el Iberostar Tenerife a la llegada del descanso (22-30).

Parecía que el Unicaja quería reaccionar a la salida de vestuarios y logró recortar distancias, pero ocho puntos consecutivos de Javi Beirán puso la diferencia por encima de la distancia psicológica de los diez puntos (28-40). No lograron reaccionar los malagueños porque eran incapaces de acumular varias acciones consecutivas de forma positiva, por lo que los aurinegros fueron capaces de llegar al último cuarto con una ventaja de doce puntos, gracias a un gran triple final de Davin White (43-55).

El Iberostar Tenerife consiguió que el Unicaja no anotase en los tres primeros minutos del último cuarto, lo que le permitió ampliar la diferencia hasta los 18 puntos (43-61) y hacer imposible la remontada local. Fue un cuarto largo para el equipo malagueño, que también recibió la reprobación de la grada en algunos instantes donde el desconcierto en el juego cajista era latente. Finalmente, la victoria quedó marcada en 17 puntos de diferencia (61-78).

Así las cosas, después de despertar tras un mal primer cuarto, los de Txus Vidorreta consiguieron rehacerse y poner en serios apuros a un Unicaja Málaga que no tuvo ninguna opción de sobrevivir ante el gran acierto que tuvieron los tinerfeños, resultando en una victoria contundente y más que merecida, permitiendo poner las miras en una Copa del Rey que puede ser ilusionante para la afición canarista.

De esta manera los aurinegros lograron su primer triunfo en el Pabellón Martín Carpena.