Hace años que tiene claro que la falta de oportunidades laborales, en realidad, son un veto que ha ido creciendo por razones alejadas de la profesión de actor, oficio al que llegó hace más de tres décadas y en el que alcanzó su pico más alto con "7 Vidas", serie en la que dio vida al Richard y que le dio un Premio de la Unión de Actores. "Profesionalmente no hice nada para que se olvidaran de mí", dice desde El Médano (Granadilla) un actor y productor teatral que acaba de volver a la cartelera en los créditos de "El Rey", guion que ha dado el salto a la gran pantalla a partir de un texto teatral dirigida por Alberto San Juan. Willy Toledo (1970) no está dispuesto a callarse. Sabe que decir lo que piensa es un obstáculo para aparecer en proyectos que crezcan desde Televisión Española, Antena 3 y Tele 5. "El cine español está en sus manos y ellos deciden a quién llaman o no... No tengo esperanzas de que un día acabe este veto", ratifica en el arranque de una entrevista que toma altura desde Granadilla de Abona.

¿Se siente en casa?

Yo lo siento así. Mi padre es de Granadilla y mi familia paterna es del sur de Tenerife. La primera vez vine en la barriga de mi madre y, por lo tanto, esta no es una tierra extraña para mí.

¿El Médano es una oportunidad para oxigenarse?

Sí, supone salir del infierno de Madrid para venir a un lugar en el que permanecen vivos muchos recuerdos. Estar en El Médano es regresar a un sitio donde yo descubrí lo que años después asocié con la libertad. Esto era un lugar paradisiaco que te permitía salir de casa a las ocho de la mañana y volver a la una de la madrugada sin tener preocupaciones: jugar al fútbol, ir a pescar, practicar la pesca submarina llenaban la agenda... Aquí tengo mis raíces y conservo un puñado de amigos de los de verdad. Tenerife es uno de mis lugares favoritos en el mundo.

¿Muchos cambios?

Sí, como en casi toda la zona sur de la Isla... Desgraciadamente, el Archipiélago se acabó rindiendo a un desarrollo urbanístico masificado que se llevó por delante lugares encantadores. Hace unos días venía caminando con un amigo en dirección a La Tejita y es evidente que la zona ha sido masacrada por la industrialización y el turismo. A pesar de todo lo que han construido, la Montaña Roja continúa siendo la Montaña Roja. La energía que transmite esta tierra es lo único que permanece intacto.

¿Una energía que habrá volcado en "El Rey", su aventura cinematográfica más reciente?

Yo solo participé como actor, pero sus directores (Alberto San Juan y Valentín Álvarez) hicieron una buena adaptación de la obra de teatro. Su trabajo ha sido espectacular porque han sabido condensar el texto para que no pierda intensidad. En ese sentido, han hecho un ejercicio cinematográfico admirable del que me siento muy orgulloso.

¿Está satisfecho con el resultado?

"El Rey" es una película que no maneja un gran presupuesto y el único objetivo que nos pusimos fue defenderla por todas partes. Una película tiene un carácter perdurable que no se da en el teatro y, además, puede llegar a muchas más personas.

¿Este proyecto le ha permitido sentirse otra vez actor?

Yo nunca he dejado de sentirme actor, ni siquiera cuando me han cerrado las puertas en mi cara. No es cierto que esté descontento con las posibilidades que se me abren en el mundo de la interpretación, la única realidad es que si no trabajo más es porque estoy vetado. Así de sencillo: estoy vetado...

¿Cómo lleva ese veto?

Hace cinco años que no firmo un contrato para una película en este país... La última vez fue con Pedro Almodóvar. Nadie se ha olvidado de mí, simplemente estoy vetado. Conozco un montón de personas que quieren trabajar conmigo, pero que no me llaman porque saben en cuanto tienen que sacar mi nombre en un despacho saben que su proyecto va a estar en riesgo. El cine y la televisión son dos escenarios controlados por tres empresas superpoderosas, que yo Televisión Española, Antena 3 y Tele 5, pero yo sigo ganándome la vida en la profesión que amo. Afortunadamente, he sobrevivido a esa dictadora televisiva.

¿Cómo es la sensación de no poder trabajar por razones que se escapan lo que que marca la ley de oferta y demanda?

No es una sensación sencilla de explicar... Profesionalmente no hice nada para que se olvidaran de mí. Como otras muchas personas, yo he tenido que salir de mi país para poder trabajar: emigrar en busca de las oportunidades que no me dieron en España...

Eso es un exilio laboral, ¿no?

Sí, es como un exilio económico, laboral y, en mi caso, político... Los jóvenes que han tenido que irse de España a buscar un trabajo lo hicieron por decisiones políticas que afectaron a la economía. En ese sentido, también son unos exiliados políticos. Quizás, lo único que me distingue de ellos, es que el mío es ideológico.

¿Siente que existe una "cacería de brujas" con su persona?

No sé si llega a esos extremos, pero en este país me han castigado por decir abiertamente que soy comunista y, sobre todo, por contar las cosas que pienso. Los que me dan palos dicen que yo apoyo al régimen venezolano, pero ellos persiguen a Maduro porque dicen que allí no hay libertad de expresión. Pues yo digo lo que pienso en España y las cosas no me van mucho mejor... Los castigos no van a cambiar mi forma de pensar y tampoco me harán callar: yo sigo "pa" delante.

¿De sus palabras se desprende que los espectadores que acudan a ver "El Rey" se van a encontrar con una película en la que se cuenta más de lo que se calla?

En "El Rey" contamos cómo se ha llegado a esta situación; cómo nos hemos plantado en 2019 con este panorama político. Para ello tuvimos que realizar una revisión de la historia que abarca entre 50 y 60 años. Una parte importante de la película está asociada con el análisis de la Transición. Juan Carlos de Borbón y Borbón es un personaje crucial en ese periodo de España. Él es el eje de una película por la que desfilan dos docenas de personajes que consideramos que eran fundamentales para poder contar esta historia.

¿Por lo que acaba de contar, da la sensación de que es un filme sin vetos ni ataduras?

Afortunadamente no caímos en la autocensura, que es el objetivo fundamental que persiguen los censores, aunque para evitar cualquier susto final enviamos el guion a un abogado para que lo revisara y no pudieran actuar en nuestra contra. Eso y el típico cartelito final, en el que explicas que se trata de una historia de ficción basada en hechos reales, son las únicas ataduras que hay en "El Rey".

¿Espera que algún día desaparezca para siempre el veto?

Tengo mis dudas. Ya me he acostumbrado a vivir con él. Si lo hicieran me estarían dando la razón y, sinceramente, no creo que pase...