La lluvia había frustrado el primer intento, el pasado sábado día 19, pero ayer, sin embargo, acompañó el sol. La asociación de vecinos El Pescador, de San Andrés, concluyó ayer la campaña "Juntos podemos salvarlo", que puso en marcha el pasado mes de septiembre y que tenía como objetivo el viejo cementerio ubicado a la entrada de la playa de Las Teresitas.

En un acto con mucha carga emotiva, pues muchos de los presentes tienen familiares enterrados en el camposanto, los miembros del colectivo vecinal procedieron a sustituir gran parte de las deterioradas cruces de madera y a reponer las que ya no existían.

Era el final de un proceso que se inició el pasado septiembre con la recaudación de fondos para llevar a cabo tan sensible tarea. Un mes después, y con 331 euros recolectados, el colectivo compró la madera de riga y el carpintero de ribera del pueblo José Ramón Martín se ofreció voluntario para elaborar las piezas.

"Durante estos meses, y, sobre todo, en los últimos días, ha sido curioso comprobar cómo algunos vecinos se pusieron en contacto con nosotros para, por ejemplo, pedirnos que reserváramos una cruz, ya que debido al cambio de fecha del 19 al 26 de enero no podían acudir ese día", relataron fuentes de la asociación.

"Ello denota -añadieron-, el interés de la gente del pueblo en aquel pedazo de tierra, que además del valor histórico tiene, sin duda, el sentimental por cuanto los restos de muchos de nuestros antepasados yacen allí".

Cabe señalar que este era uno de los retos que se había marcado la comisión, que se creó el año pasado para "rescatar" el camposanto, recuperarlo para la historia y que aquellos que yacen en él "reposen en un lugar decente y limpio, y no en el lugar descuidado, desprotegido y sucio que ocupan actualmente".

En todo caso, no es esta la primera vez que se reponen las cruces. Con anterioridad, algunos vecinos ya llevaron a cabo una tarea similar, aunque en esta ocasión se ha hecho de manera más generalizada y aportando un mayor número de piezas.

Por eso, desde la AV El Pescador insisten ahora en que "urge" que el ayuntamiento cumpla su compromiso, "porque de nada nos va a servir organizar una campaña si el ayuntamiento no protege el cementerio".

En este punto, la asociación recuerda la visita del alcalde, José Manuel Bermúdez, y de los concejales Dámaso Arteaga y Carmen Delia Alberto al lugar, en el que se comprometieron con los vecinos a llevar a cabo medidas de protección, a la reforma de la capilla y a dotar al mismo de alumbrado que evite actos vandálicos.

Construido en la década de 1890, en el viejo cementerio se depositaron los cadáveres de las víctimas de la epidemia de cólera morbo que afectó a San Andrés. Alrededor de 40 vecinos fallecieron como consecuencia de la enfermedad infecciosa.

Fue precisamente ese carácter infeccioso el que llevó a las autoridades de la época a tomar la determinación de hacer un nuevo camposanto, más alejado del pueblo. En ese entonces, San Andrés contaba, desde 1828, con un cementerio ubicado donde hoy se encuentra el actual tanatorio, detrás de la iglesia.

El lugar escogido para tan delicada operación fueron unos terrenos próximos al barranco, entre la conocida como montaña de San Roque y la playa Traslarena, que es como se conocía en esa época, a la que luego fue Las Teresitas.

Ahí permaneció "activo" hasta 1964, año en el que fue cerrado definitivamente en vísperas de la primera transformación de la playa. Antes, en 1911, el camposanto de las víctimas del cólera morbo había sido objeto de algunas reformas, entre ellas la construcción de los muros de cerramiento, que aún hoy permanecen en pie. Dos décadas después, en 1930, también se le añadió una pequeña habitación para realizar autopsias -era habitual en muchos cementerios-, que también fue utilizada como capilla.