Ocurrió hace ya unos años, pero a mí me parece que fue ayer. Recuerdo estar en la COPE con mi compañero y amigo Mayer Trujillo en el estudio. De pronto entra en antena una agitada llamada de un hombre que nos cuenta, en medio del programa de La Mañana, que se había topado al ir a ver a un familiar al cementerio Santa Lastenia con restos humanos esparcidos en una parte específica del recinto mortuorio y que aquello era tan desagradable como la cocina del mismísimo doctor Mengele. Al principio, y con toda la delicadeza que el macabro tema nos dejaba, hicimos todo tipo de pesquisas, todo tipo de llamadas fuera de antena y en directo, a ver si aquello tenía visos de veracidad. Pero todas las autoridades tiraban balones fuera contando que si eran restos animales y que en ningún caso podrían ser humanos por el sistema con el que estos últimos se tragaban en los cementerios.

De lo ocurrido, la tesis con mayor veracidad fue la de una autoridad sanitaria, que en medio del estupor colectivo de la audiencia y el nuestro propio, nos contaba que podían ser miembros amputados y mal sellados por parte de algún centro hospitalario, y que algún animal los hubiese esparcido por recinto mortuorio. Aquello se tornaba a macabro a medida que pasaban los minutos. ¿Pero cómo podía ocurrir aquello con el protocolo de sellado que nos estaban contando? Como se atribuye a papuchi, aquello era "raro, raro, raro". Incluso llegamos a especular sobre un crimen. Y esto que cuento, que es tan escabroso como cierto, es lo vivimos aquella mañana. Mayer es mucho más frío que yo, y todo lo quería atar pieza a pieza (nunca mejor dicho), pero yo por los datos que nos llegaban, ya barajaba que aquello era surrealista y que, efectivamente, en el camposanto se hallaban restos humanos, que fue lo que concluyeron las autoridades aquel fin de mañana, más digno de Stephen King que de un día en que le vas a poner flores a un ser querido. Los pelos como escarpias tú.

@JC_Alberto