Me imagino la sonrisa de algunos de mis lectores ante el título. Pero si hay carriles solo bus, taxis, bicicletas y pasos peatonales, ¿por qué no unos para patinetas?

He tenido la santa paciencia de conectar con treinta amigos -entre 35 y 60 años-, para encuestarles sobre el asunto en cuestión. Ocho viven en el barrio de la Salud, seis en el de Salamanca, seis en el extrarradio -Santa María del Mar, San Andrés?-, cinco entre las Ramblas y la avenida Francisco La Roche y otros cinco en La Laguna. A todos ellos les he hecho las siguientes preguntas: 1.- ¿Eres partidario de las patinetas eléctricas? 2.- ¿Serías usuario? 3.- ¿Recomendarías su uso? Las noventa respuestas que he recibido han sido, como es natural, bastante similares -aunque con matices-, de modo que no resulta difícil resumirlas.

A la primera pregunta el sí ha sido unánime. Todos constatan los problemas que comporta el tráfico en nuestra ciudad -en verdad asfixiante en las horas punta y escolares-, por cuyo motivo consideran que un vehículo como el señalado lo haría mucho más fluido.

La segunda cuestión ha tenido respuestas más variadas. Han respondido afirmativamente el 78 %, y no el 22 % restante, aunque estos últimos aducen que son mayores "para recordar su niñez". No obstante creen en las bondades de su implantación pues -insisten en lo establecido en las respuestas dadas a la primera pregunta- el número de vehículos disminuiría sensiblemente, así como la polución. Todos hemos podido constatar el caos que se forma diariamente en las calles, sobre todo en días lectivos. Un gran número de padres -y abuelos- llevan y recogen a sus hijos en coche, uniéndose a ellos las guaguas que prestan ese mismo servicio; y las de TITSA. Si desapareciesen de las vías públicas solo el 25 % de los coches, la situación sería muy diferente.

La última pregunta no ha tenido una respuesta unánime. Los encuestados no se han limitado a contestar con un sí o un no, prefiriendo, todos ellos, hacer comentarios al respecto y establecer una serie de requisitos, referidos sobre todo a su seguridad física, antes de decidirse a pilotar uno de esos vehículos. El principal contemplaría la necesidad de circular por lugares no peatonales, puesto que provocaría el rechazo popular. Una senda de un metro de ancho en las vías públicas que posibiliten el traslado entre los barrios de la ciudad bastaría para ello. Si las hay para otros vehículos, ¿por qué no para patinetas? Dentro del mismo entorno, he querido entonces saber por qué no se han decidido por las bicicletas, y las respuestas han sido las que yo esperaba: nuestra ciudad no es adecuada para pedalear, tiene muchas pendientes, de modo que a personas de cierta edad les resultaría difícil superarlas. Además, aunque fuesen eléctricas, ¿dónde las dejarían mientras realizan las gestiones que les han llevado al centro ciudadano?

Debemos reconocer que el tranvía ha facilitado mucho la comunicación entre los diferentes barrios, sin olvidar que TITSA ha mejorado mucho sus servicios y en la actualidad todos están bien comunicados con horarios adecuados. No obstante, el que vive en Salud Alto, o en El Toscal, o en Valleseco, ¿dejaría su coche en casa para desplazarse al otro lado de la ciudad en una patineta eléctrica? En este caso, el 93% han dicho sí, pero con una condición: el ayuntamiento tendría que establecer aparcamientos seguros para ellos, pues al ser estos vehículos de poco peso los robos serían muy frecuentes.

Resumiendo, los tiempos cambian, el tráfico urbano lleva camino de hacerse imposible, la polución acabará ahogándonos? Mi propuesta es que la Concejalía de Tráfico estudie lo que esta miniencuesta ha dado de sí y actúe en consecuencia. Santa Cruz aparecería en las primeras páginas de los periódicos como la primera ciudad española que ha regulado el tráfico de las patinetas eléctricas.