La Gerencia de Urbanismo de Santa Cruz ha permitido que los vecinos del número 52 de Casas de la Cumbre, en el Macizo de Anaga, regresen a su vivienda, afectada por un derrumbe de piedras, pero con condiciones.
Aunque en un principio, tal y como informó este periódico hace unos días, los técnicos de esta área habían recomendado abandonar la vivienda por los daños que habían causado las rocas que cayeron sobre ella, tras una segunda revisión concretaron que los daños más graves se localizaban en el garaje y no en otras partes vitales de la casa.
Así lo informó ayer el concejal de Urbanismo de la capital, Carlos Tarife, quien detalló que, de esta forma, los propietarios podrán acceder al inmueble por el lado contrario al que lo hacían hasta ahora, por lo que no será necesario, como se había llegado a estudiar, buscarles un alquiler alternativo.
Eso sí, según aclaró Tarife, por recomendación de los técnicos seguirá precintado el garaje, la parte más afectada por la caída de las piedras, y, por lo tanto, no podrán hacer uso de él hasta que lleven a cabo las actuaciones necesarias. También se impedirá el acceso a esta parte de la vivienda.
Todo ello consta en una segunda resolución firmada por el citado concejal, en la que también se insta al servicio de Carreteras y Paisaje del Cabildo de Tenerife a que actúe en la parte de la ladera desde la que cayeron las rocas que afectaron al número 52, pues un nuevo desprendimiento de piedras podría afectar a la carretera TF-12, vía de ámbito insular.
También pide Urbanismo a la Policía Local de Santa Cruz que "impida" el acceso a la zona desde la que se produjo el corrimiento de piedras.
En todo caso, y a pesar de que los dueños podrán regresar a su casa, tendrán que mantener el inmueble en las debidas condiciones de seguridad, salubridad y ornato, procediendo a la retirada de materiales dañados y reconstrucción de la zona afectada, o bien proceder a su demolición, todo ello previa tramitación del título habilitante para ello y para garantizar la seguridad de personas y bienes según el Plan General de Ordenación (PGO).
La caída de las rocas sobre la casa del número 52 se produjo el pasado 2 de febrero, después de un episodio de lluvias. Recibido el aviso, acudieron a la zona agentes de la Unidad del Medio Natural de la capital.
Tras la primera valoración, el concejal de Urbanismo dictó una primera resolución en la que ordenaba el desalojo completo del inmueble, por lo que se llegó a valorar, incluso, la posibilidad de que el área de Atención Social facilitara un alquiler a los afectados. Finalmente, esa medida no ha sido necesaria.