El Real Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna ya va tomando forma, gracias, entre otros aspectos, al impulso dado por el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias. A las mejoras implementadas y finalizadas hace aproximadamente un año (principios de marzo del año 2018 e iniciadas en 2017) dentro de la primera fase del Plan Director de la Restauración del Santuario, se unirá, a partir del próximo mes de abril, el inicio de la segunda fase. En concreto, las obras comenzarán en los días posteriores al Domingo de Resurrección (21 de abril) del presente año, y contemplarán, entre otras actuaciones, la reforma del antiguo convento franciscano, lo que a día de hoy es la Casa de la Esclavitud del Cristo de La Laguna.

Las obras están incluidas dentro del proyecto de renovación de un templo que se encontraba obsoleto y unas condiciones deterioradas, producto del paso del tiempo y del desgaste ocasionado por diferentes sucesos y catástrofes, como el incendio de 1810, que obligó a la Esclavitud a reformar el lugar en aquellos tiempos.

Por ahora, la primera fase, finalizada hace casi un año, ha permitido darle un lavado de cara a la zona del Santuario, de la que se ha rehabilitado el tejado por problemas de humedad y aislamiento y se ha eliminado la presencia de un zócalo de madera que estaba situado en el lugar desde los años 80, siendo sustituido por piedra molinera. Se trata de un elemento añadido cuya exclusión, según el esclavo mayor Francisco José Doblas González de Aledo, costó confirmar por parte de la asociación religiosa, pero finalmente se procedió a realizarla puesto que, en palabras suyas, "no concordaba con la tipología de las iglesias canarias, además de que le restaba luminosidad al espacio".

De lo realizado hasta ahora resalta también la renovación del tendido eléctrico del Santuario y del sistema de protección contraincendios. Desde el seno de la Esclavitud se consideraba como una prioridad dentro del Plan Director por el riesgo que representaba el hecho de no acometer cuanto antes una acción que se deseaba llevar a cabo desde los años 60 y 70. "Podíamos tener un disgusto el día menos pensado", afirma Doblas González de Aledo.

Esta primera fase de la reconstrucción supuso una inversión de 321.596 euros, de la cual un 80% ha sido invertida por el Cabildo. Aparte de dicha dotación económica, la corporación insular también aportó otros 250.000 euros para la reforma del retablo del Cristo, catalogado como Bien de Interés Cultural. Esta intervención contó con la ayuda de Paz Navarro, única restauradora del país especializada en orfebrería, y trajo consigo la construcción de una estructura de acero inoxidable anclada al suelo en sustitución de una madera que "estaba muy deteriorada", comenta el esclavo mayor.

A todas estas mejoras ya materializadas se añadirá, después de Semana Santa, la segunda fase, que abordará, a su vez, varias subfases. Una de ellas será la reconstrucción integral del antiguo convento franciscano de San Miguel de Las Victorias, anexo al Santuario. "Los franciscanos abandonaron el templo en 2011 por falta de vocación religiosa y por la ausencia de un relevo generacional. Un problema que los llevó a cerrar muchos conventos en Canarias. Se trata, por tanto, de un lugar en el que hay presentes muchos elementos añadidos que eran usados por ellos, pero que ya no son necesarios y que a la Esclavitud le supone una pérdida importante de espacio", afirma Doblas González de Aledo. Ese es el motivo por el que esta parte del Santuario se someterá a una profunda restauración, que tiene como objetivo devolverle el uso propio de la misma a la hermandad.

Algunas de las medidas ideadas en este sector de la iglesia son la habilitación de un patio interior sobre el que gire todo el sector y reorganizar la ubicación de la casa del rector, de modo que este se traspase a otra parte de los axesos del Santuario. El objetivo es que en el antiguo convento se sitúen oficinas y almacenes donde el rector y los miembros de la cofradía puedan situar sus enseres, y que en el otro lugar se establezca la casa del rector, todo ello enmarcado dentro de la intención de asignarle a cada uno de los sectores del templo ese uso exclusivo comentado con anterioridad.

Esta fase tendrá un coste aproximado de 1.600.000 euros, de los que un 20% serán aportados por la Esclavitud y 1.100.000 euros se encuentran ahora mismo consignados en el Cabildo. Con ellos se prevé también reurbanizar el atrio, lo que ha provocado que el presupuesto haya aumentado con creces.

Otra de las principales actuaciones que se desarrollarán será recuperar bienes muebles (esculturas y pinturas) que actualmente están deteriorados. Se realizarán excavaciones enfrente del cuartel.

En lo que respecta a la zona descubierta de huertas anexa a la Casa de la Esclavitud, el propósito fijado en el Plan Director redactado por el arquitecto Alejandro Beautell es derruir una caseta que en el pasado fue utilizada como una suerte de almacén, así como habilitar la parte trasera del Santuario para convertirla en un columbario, un cementerio de cenizas en el que la gente podrá situar los restos incinerados de sus familiares, con la peculiaridad de que se trata justamente de la pared trasera del altar en el que está situado el retablo del Cristo. "La gente tendrá la posibilidad de que sus seres queridos puedan descansar a las espaldas de Cristo", comenta el esclavo mayor.

No se tiene, no obstante, la misma certeza con respecto al proyecto de velatorio previsto para 2020, cuyo levantamiento se cree necesario por parte de la asociación religiosa, pero que en estos momentos se encuentra en duda.

Por último, las otras reformas que se pretenden realizar en los próximos meses se corresponden, por un lado, con el museo del Santuario, en el que se tiene pensado reordenar la distribución de las imágenes y esculturas que se encuentran en un espacio no visitable actualmente. Las mismas se encuentran sin espacio y la intención es, además de restaurar alguna de ellas (sobre todo las de mayor valor), colocarlas en cristaleras para que puedan ser mostradas en el futuro de cara al público.

También adquirirá importancia en esta etapa la recuperación de la nave de Santa Bárbara, adjunta al Santuario. Aún no se tiene muy bien definida su utilidad, aunque lo que se tiene claro desde la cofradía es que es una obra de imperiosa necesidad, debido a la falta de espacio generalizada en todo el recinto.

"Bien como una ampliación de la nave central o como una sala en la que se puedan llevar a cabo exposiciones o reuniones, me gustaría que, como parte consustancial del propio conjunto arquitectónico del Santuario, estuviera de alguna manera vinculada al mismo", declara Doblas González de Aledo. La función de aislamiento del resto de acciones que se lleven a cabo en la iglesia es la opción que tiene más fuerza para esta zona concreta dentro del Plan Director.

Las obras durarán, como mínimo, unos diez-doce meses y no impedirán que el recinto siga abierto a pesar de las consecuencias obvias y habituales de este tipo de operaciones, como el ruido o la presencia de polvo y de restos varios.

Desde la Esclavitud se considera fundamental la puesta en marcha de esta segunda fase, pese a que no haya sido la primera en aplicarse y de que no constituya la parte más visible o conocida del templo. Un honor que le corresponde al Santuario por ser la zona en la que reside el Cristo, que a su vez es el motivo de visita diario de un gran número de turistas. "Está bien que las administraciones nos ayuden con el Santuario, pero es que la Casa de la Esclavitud va unida a él. Al fin y al cabo, somos los que mantenemos el patrimonio, al mismo tiempo que la casa del rector, que a es el que se encarga del culto al Cristo. Por lo tanto, no tiene sentido que se nos ayude con el tendido eléctrico, la protección contraincendios, el aislamiento, etc., y que no se renueve el edificio que está al lado, que es lo que le da vida al Santuario. Las administraciones públicas han entendido que este era el momento y que si se reconstruía tenía que ser hora", expone el esclavo mayor.

El templo

El Real Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna es uno de los templos de mayor prestigio de la ciudad y de toda la Isla. Fundado en 1580 y con más de cuatro siglos de existencia, es conocido por acoger al Cristo de La Laguna, que constituye una de las representaciones más famosas y veneradas de Jesucristo en las Islas. La basílica sufrió un incendio en 1810 del que solo se salvaron el propio Cristo y la Casa de la Esclavitud. Su reparación, además de costearse con el dinero de la cofradía, se completó con el uso de los propios materiales que se vieron afectados por el acontecimiento, como vigas de tea y maderas antiguas quemadas, pero que resistieron al desastre y que aún siguen presentes en el lugar como una manera de dejar testimonio de lo ocurrido. Ese es uno de los motivos que explican que se concibiera a la reforma de la basílica como la construcción de una capilla provisional que albergara el Cristo unos años hasta que se procediera al levantamiento del nuevo santuario. No obstante, el lugar se instituyó como el santuario definitivo.

La Esclavitud

La Esclavitud del Cristo es la asociación religiosa que, desde hace más de tres siglos, se encarga de conservar el patrimonio inherente al Cristo de La Laguna. La cofradía fue fundada en 1659 y cuenta con más antigüedad que otros organismos de gran calado en la Ciudad de los Adelantados, como el Obispado o el Ayuntamiento lagunero.