Un presidente que cosecha aprendizajes hasta de las experiencias más dolorosas. Javier Torres (La Orotava, 22/04/1980) es el máximo dirigente del Dimurol Salesianos Tenerife, equipo que en el pasado fin de semana confirmó matemáticamente su descenso a Segunda B. Reconoce que "no esperaba" descender, y mucho menos, hacerlo "tan pronto", no obstante, valora este periplo en la categoría de plata como "una oportunidad de dar a conocer un proyecto que va más allá del primer equipo", asevera a EL DÍA.

En Zaragoza se confirmó el descenso a Segunda B. ¿Cómo se siente Javier Torres?

Nos sentimos un poco tristes porque no esperábamos que se diera de esta manera la temporada. Es verdad que éramos conscientes de que teníamos una plantilla limitada en cuanto a juego y habilidades individuales, pero confiábamos que nuestro grupo en el trabajo y esfuerzo se diera de otra manera. Creo que el grupo ha trabajado y se ha esforzado una barbaridad; hemos sido un club muy disciplinado en ese sentido. No obstante, hemos penalizado en los partidos que teníamos que haber puntuado; aquellos en los que teníamos que dar un poco más de nosotros mismos. Estamos orgullosos del trabajo realizado pese a no cumplir el objetivo de la permanencia. Ha sido más duro de lo que pensábamos.

¿Puede ser el Salesianos un ejemplo de que, en ocasiones, el esfuerzo no da sus frutos?

Sí. Creemos que estar descendidos siete jornadas antes de que acabe la competición no nos parece justo atendiendo a nuestro desempeño y esfuerzo. Sin embargo, quizá debimos ser más fuertes psicológicamente, dar un poco más y, cómo no, haber tenido algo más de suerte en partidos en los que pudimos puntuar.

¿Se esperaba el descenso a principio de temporada?

No. Cuando hicimos el planteamiento de la temporada sabíamos que iba a ser muy complicado y lo íbamos a pasar muy mal, pero planteamos una temporada en la que, en las últimas jornadas, pendiéramos de un hilo para salvarnos. Esperábamos que los partidos se dieran de otra manera y en casa ser más fuertes amparándonos en el "efecto Quiquirá". Al final, tal efecto se dio, el pabellón se llenó siempre y seguirá llenándose, pero el escalón es muy grande. Tenemos que seguir trabajando para seguir formando jugadores canarios que se codeen con los mejores.

¿Falló algo en la planificación de esta temporada?

Nosotros intentamos hacerlo lo mejor posible con los recursos de los que disponíamos y siendo fieles a nuestra idiosincrasia. Conseguimos armar un grupo muy bueno, la prueba está en que el proyecto se nos hubiera desmoronado conforme avanzaban las jornadas; ahí está, entre comillas, el éxito de la temporada. La intención ha sido la mejor, sin embargo, los resultados no nos acompañaron.

En todo momento fueron files a esa idiosincrasia de canariedad y apuesta por el técnico Ruymán Cabello. ¿Se arrepiente de ello?

Para nada, al contrario. Mucha gente me preguntaba acerca de si no tomaríamos alguna decisión drástica. Ante ello, les dije que no; las decisiones tomadas habían sido las mejores. Ruymán Cabello es el pilar fundamental del proyecto del Salesianos; no hablo sólo del equipo de Segunda, sino de toda la estructura deportiva y competitiva. Ruymán es el técnico mejor preparado de Canarias. Para mantener un proyecto de futuro, es necesario gente comprometida como Ruymán. El futuro del club es más importante que estar un año en Segunda División.

Quedan siete jornadas para el final de liga. ¿Tortura o premio?

Son siete partidos en los que vamos a seguir disfrutando una barbaridad. No lo cambiaría por nada del mundo. Estaremos siete encuentros en la Segunda División de la mejor liga del Mundo; eso es un premio. Eso sí, que ninguno de los equipos que venga al Quiquirá lo haga confiado porque podemos dar más de un susto. Ahora, libres de presión, jugaremos más sueltos y eso nos hará puntuar; lo contrario sería adulterar, de manera injusta, la competición.

¿Ya sueña Javier Torres con volver a Segunda A?

Desde luego. Es un lujo estar en una competición como la LNFS (Liga Nacional de Fútbol Sala). No sé cuánto tiempo tardaremos en volver, pero estaremos.

¿Ser un presidente joven es una garantía de futuro?

-Se ríe- La verdad es que sí, mi energía dará para bastante. Poquito a poco, se están dando una serie de directivos formados en el fútbol sala de Canarias y eso es garantía de futuro; el porvenir es alentador.