Rudy Ruymán, que se define como influencer pionero en Canarias, ha utilizado las redes sociales para exponer los problemas que, como padre, ha tenido para poder disfrutar de su hija, que hoy tiene 17 años. Asegura que "las leyes lo que han hecho es perjudicar el bienestar de mi hija; las normas son injustas con los hombres". Resalta que "eso no me pasa a mí solo, sino a muchísimos". Opina que "ahora empieza a cambiar la situación a favor de los padres que se preocupan por sus hijos".

Rudy convivió con la madre de su hija hasta que esta tuvo tres años y medio. Explica que, durante los doce meses siguientes, no pudo verla. Acudió a los tribunales y un juzgado le otorgó la razón. El régimen de visitas estableció que podía estar con la pequeña dos horas los martes y otras tantas los jueves. Y, además, la menor se quedaba con él los fines de semana alternos. Considera que, "cuanto más luchas, más impedimentos hay". Señala que ahora lleva casi tres años sin saber nada de su hija. Rudy Ruymán insiste en que la madre de su hija presuntamente ha incumplido la sentencia. Ahora está a la espera de que se celebre el juicio por este asunto. Cree que resulta fundamental que los "poderes políticos" se pongan de acuerdo para aprobar leyes que también defiendan los derechos de los hombres y que haya más medios en los juzgados para que los asuntos puedan abordarse con más rapidez. Está convencido de que, en su experiencia personal, si la autoridad judicial hubiera actuado desde los primeros meses contra el presunto incumplimiento de sentencia de la madre de su hija, él no hubiera estado tanto tiempo sin ver a la menor. Desde su punto de vista, cuanto más tiempo pasa sin tener contacto con la adolescente, más difícil resulta que esta retome el contacto normal con él o su familia. Aclara que, aunque en el futuro próximo haya una condena, "ya no me compensa el tiempo que he perdido de arraigo familiar con mi hija; el daño está hecho". Comenta que, "como personaje público, he tenido mucho apoyo de padres maltratados que no se atreven a contar la verdad, porque es complicado y difícil, así como de madres, abuelas o hermanos". Pero señala que exponer su visión también "ha sido aprovechado por algunas mujeres radicales para intentar hacerme daño". Añade que "he tenido que estar fuerte para no caer y hundirme". Asegura que algunos padres que han pasado por su situación se han suicidado o sufren depresiones; "y no se ha dado visibilidad al tema".

Recuerda que lo más importante es el bienestar de los niños, por lo que considera que ni padres ni madres deben hacer un mal uso de la legislación.