Tenía que ser Cristo Marrero Henríquez (Las Zocas, San Miguel de Abona, 10 de noviembre de 1978) el que le diera la vuelta a la historia y pusiera fin al reinado de la UD Las Palmas en la Liga Canaria Juvenil. Humilde como siempre, el entrenador zoquero prefiere repartir el protagonismo entre sus colaboradores y la plantilla.

Será usted un entrenador muy feliz en estos momentos.

Pues sí. La verdad es que estoy muy contento porque ha sido una temporada increíble, con una segunda vuelta de escándalo, algo inolvidable.

Y eso que la competición no empezó de la mejor manera.

Empezamos con una derrota en la primera jornada, empatamos en casa en la segunda y luego ya dimos un paso al frente en un campo siempre complicado, como el del Longuera. Ahí creo que nos crecimos y fuimos claramente a más hasta llevarnos el Campeonato.

En cualquier categoría y en cualquier deporte es difícil llevar tanto tiempo sin perder.

Es muy complicado, es más de una vuelta. En esta Liga es muy difícil porque todos los equipos son seleccionados, se hacen muy fuertes en sus campos y sacar los partidos adelante no es fácil. Es para estar contentos con todos, desde los jugadores hasta toda la gente del club y los aficionados.

¿Cuál ha sido la clave del éxito?

Pues en la unión y en la formación que tienen estos chicos en la base. Esto no es cosa de Cristo y Samantha, sino de muchos años y personas que han ayudado a los chicos a competir como lo están haciendo ahora.

Algo tendrá el agua cuando la bendicen porque lleva usted dos temporadas a gran nivel.

Somos uno más. Lo que hemos hecho es trabajar y seguir con la idea del club. Fíjate que la temporada pasada solo sufrimos una derrota y dos empates. En el Torneo de Campeones nos elimina el Atlético de Madrid por 1-0 y gracias a un penalti discutible. Fueron números increíbles. Yo solo puedo dar las gracias al club por dejarme trabajar al lado de Samantha, Óliver, Samuel, Dani y Alberto, de todos. Solo me queda disfrutar de este éxito y pelear ahora en los torneos nacionales, tanto el del Campeones como la Copa del Rey.

Por fin se ha roto una década de títulos de Las Palmas.

Hemos estado tranquilos porque lo primero es la formación y luego está la competición. Creo que todos los entrenadores, muchos de gran nivel como Meji, Pablo Paz, Francis Díaz o Valdo Pérez, también tenían esa ilusión. Quizás no tuvieron esa suerte. Las Palmas falla muy poco y necesitas sumar mucho. Pero varios de esos jugadores que no fueron campeones han llegado al primer equipo luego y eso tiene más valor.

Del último campeón llegaron varios jugadores al primer equipo como Bruno, Ayoze Placeres, Jesús o Abel.

Aquel era un auténtico equipazo, entrenado por Rodri, y acabó invicto la Liga.

¿Y de este veremos a muchos jugadores en el primer equipo?

Ojalá. Ese sería nuestro mayor trofeo, verlos pasar por el Tenerife C y el B hasta llegar al primer equipo. Espero que en tres, cuatro o cinco años estén ahí.

Siempre teniendo claro que es complicado y que llegan las etapas más duras en la formación.

Sí. Hay muchos factores como la continuidad, la suerte y hasta el momento. Pero ellos tienen que estar preparados al máximo y no perder nunca la ilusión. Creo que sí que pueden dar el salto.

¿Nota que en la cantera que ven como una posibilidad más real y cercana llegar al primer equipo?

Creo que sí. Ellos miran para el primer equipo y van a los partidos. Se fijan en la cantidad de canteranos que ha habido en estos años y ven que tiran de cuatro o cinco jugadores para entrenar. Mira el trabajo de Mazinho en el B y todos los que suben. En el Juvenil o en el Cadete se dan cuenta. Se les ve mucha ilusión.

¿Qué tiene este Tenerife que no ha tenido esta UD Las Palmas?

No lo sé. En mi equipo somos 22 futbolistas, casi todos han tenido participación y han sido protagonistas. Los números son muy parejos. Hemos perdido un partido y ellos dos, hemos empatado cuatro y ellos cinco... hay mucha igualdad. Los dos tenemos un estilo parecido: el ser protagonistas con balón, jugar combinativo, ser atrevidos... Creo que este año se ha venido de nuestro lado y estamos muy contentos.

Nos hemos quedado sin ver esa tensión del último partido para decidir el título, pero habrá pasillo al campeón.

Es lo de menos. Creo que hubiera sido bonito para el espectador. Para los que estamos ahí, mejor así. Sabíamos que teníamos un partido complicado contra el Estrella porque se jugaba el descenso, pero también lo tenía Las Palmas contra el Acodetti, que es el único equipo que nos ha ganado esta temporada. Se ha dado así y lo celebramos en la Ciudad Deportiva. Nos fuimos de almuerzo y fue un día inolvidable.

¿Invitaría, aun con el título decidido, a acudir a la afición?

Sí, porque son dos grandes equipos y creo que van a disfrutar muchísimo. Tanto Tenerife como Las Palmas somos equipos ofensivos, alegres y que merece la pena ver jugar. Si no tienen nada más importante que hacer, los invitaría a que vayan el sábado a la Ciudad Deportiva. Creo que les va a merecer la pena.

¿Y qué va a hacer Cristo Marrero la próxima temporada?

Pues seguir con las mis ganas y la misma ilusión, tratar de mejorar y de aprovechar esta oportunidad que me están dando Sesé (Rivero) y el CD Tenerife. Creo que tengo que seguir formándome como entrenador y dando pasos adelante.

Pero todo eso se puede hacer dirigiendo al juvenil o afrontando retos más ambiciosos, en otros equipos del club.

Pues yo la verdad es que estoy muy contento en el Juvenil, pero nos sentaremos a final de temporada como hacemos siempre y decidiremos. Estaré para lo que me diga el club. En ese sentido, solo tengo palabras de agradecimiento para toda la gente que ha estado ahí. Se queda uno encantado con todo el mundo. Con José Luis Oltra, nuestro capitán Suso y todos los jugadores de la primera plantilla que han tenido el detalle de felicitarnos. Se siente uno muy bien en el Tenerife.

Decía lo de los retos ambiciosos porque el sueño de Cristo ya fue el de jugar en el Tenerife y no sé si ahora es el de entrenarlo.

En más de una ocasión he dicho que mi ilusión era jugar en el Tenerife. Como entrenador no tengo ese sueño como cuando jugaba en Las Zocas. Creo que ahora debo seguir mejorando, ir despacio, creciendo como entrenador y será el futuro el que me diga dónde puedo estar.