Los vecinos de las 119 Viviendas de San Matías cuentan con un programa de ayudas del Ayuntamiento de La Laguna y Visocan que presenta una peculiaridad: no reciben sin más, sino que tienen que dar algo a cambio. Esta especie de quid pro quo se traduce en acciones formativas -que adquieren relevancia al tratarse de una zona que ha estado marcada por la incidencia del desempleo- y en otras de carácter comunitario.

En muchos casos fue precisamente el paro el que motivó que los inquilinos acumulasen deudas y se viesen ahogados por el pago mensual del alquiler. La solución a lo primero fue un fraccionamiento, mientras que, por sus circunstancias -pese a tratarse de una promoción privada-, se articularon ayudas al alquiler (se les redujo 50 euros y, en función de las circunstancias de cada familia, el consistorio financiaba hasta el 50% de la cuota mensual). Y a partir de ahí entró en juego la citada iniciativa.

Según explica Carmen Gloria Pareja -educadora social y trabajadora social del área de Bienestar y Calidad de Vida del Ayuntamiento de La Laguna-, se apostó de modo "experimental" por la contraprestación por parte de los vecinos. De una parte está la formación para el empleo (donde quedan excluidos quienes trabajan, los que están en otras acciones formativas, los menores y los mayores de 65 años) y, de otra, acciones para fomentar el voluntariado y el medio ambiente, que llevó a la instalación de dos contenedores de reciclaje en la zona.

El resultado, a juicio de cuatro de los participantes, ha sido satisfactorio. "Agradezco tanto al ayuntamiento como, personalmente, al alcalde la implicación con las 119 Viviendas", expresa Jorge Bello, que también se detiene en el compromiso de la educadora social, lo que corroboran sus compañeros.

Por su parte, Francisco Javier Bello considera que el plan ha propiciado que los vecinos se conozcan y crear comunidad, mientras que Débora Rodríguez señala que la iniciativa la ha motivado para pensar en su futuro, así como para tener presente que, si se esfuerza, puede lograr sus objetivos.

"Tenemos que ver que, si recibimos, hemos de dar algo a cambio", apunta Nuria Esther Rodríguez, que, además, es la presidenta de la Plataforma de Afectados por Visocan. Rodríguez se suma a la idea de que el proyecto motiva: "Nos ha hecho entender a nosotros que se puede salir adelante".

Junto a las propuestas de formación anteriores y el marco medioambiental, Carmen Gloria Pareja añade que también ha habido apoyo de otro tipo, como derivaciones de vecinos a iniciativas como Don Bosco, Barrios por el Empleo o Fifede, entre otras entidades. Todo ello con el objetivo último de que logren el empuje que necesitan.