El humorista y presentador Juan Luis Calero abrió ayer la Semana Santa de La Laguna con un pregón en el que recorrió vivencias personales y en el que también se introdujo en un terreno más reflexivo, con planteamientos como que se vive en un tiempo de "desalojo de Dios" y en el que "el hombre aparece como un ente natural, sin ninguna explicación que tenga que ver con lo trascendente".

"Les hablo de la Semana Santa como el epicentro litúrgico y teológico de todo cristiano; porque es la fecha en que se renueva nuestra memoria como creyentes en la muerte y resurrección de Cristo. Es un tiempo en el que levitan las más profundas preguntas del ser humano", expresó Calero antes de entrar en el tramo más vivencial de Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen, que fue como tituló su intervención, que realizó en la parroquia de Santo Domingo.

El humorista se detuvo en su vínculo con la fe desde la infancia y en cómo esa relación ha variado a través del tiempo. "Se dieron muchas situaciones en mi trabajo en la radio, donde debía decantarme en contra o a favor de la Iglesia, y lo fácil hubiera sido quedarme en la música que sonaba, que es la de asociar la modernidad con el ateísmo, meter en el saco de la sospecha todo lo que suena a Dios y a la Iglesia", apuntó.

Según explicó, la Semana Santa lagunera le dio la oportunidad más adelante de "reencontrarse con el silencio y el recogimiento". "La Procesión de Madrugada del Santísimo Cristo ha tenido para mí siempre un significado muy profundo", confesó. "Ir con el resto de la comunidad de creyentes, en silencio por las calles, detrás del Cristo de La Laguna, y con la luna llena pegada en la madrugada, es para mí un reencuentro con la oración comunitaria; constituye una oportunidad para realizar un balance íntimo y espiritual", prosiguió.

"Insisto en que la Semana Santa puede ser un espacio para las vacaciones o el encuentro para la reflexión, una fecha clave para levantar la cabeza hacia nuestro horizonte vital", dijo Calero, que se mostró convencido de que, "cuando uno tiene la certeza de la existencia de Dios, todo se colorea y toma otro aroma". "Cuando sabes que Dios nos sostiene, desde su grandeza, la Semana Santa ya no es un desfile de pasos, sino la manifestación externa de una estética cercana a Dios", mantuvo.