Los canarios van bastante menos a votar que el resto de los españoles. Es lo que refleja a las claras un repaso a la afluencia a urnas en las 13 elecciones que ha habido al Congreso desde la restauración de la democracia. De hecho, la media en el Archipiélago se aleja un 7,16% de la estatal en la suma de todas las participaciones, con un 72,62% en el global del país frente a un 65,46 en la media de las 8 islas.

Si esta diferencia ya es llamativa, la que se da entre la nación y la provincia tinerfeña debería preocupar, al menos, a los demócratas convencidos. Y es que los votantes en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro van bastante menos a los colegios electorales, con una media desde 1977 del 63,11%, lo que supone casi diez puntos menos respecto al Estado. La situación resulta chocante porque el diferencial con la provincia de Las Palmas de Gran Canaria también es elevado, justamente de 4,78 puntos.

Eso sí, las dos provincias comparten el desencanto con la política o la paulatina reducción en la afluencia a las mesas electorales porque, frente a las altas participaciones en los primeros comicios, la bajada ha sido considerable en los últimos.

Si se compara Canarias con el país, la región nunca ha estado por encima de la media y, lo que es peor, apenas se ha acercado en la mayoría de comicios a Cortes. En la primera convocatoria (junio de 1977), los españoles demostraron una gran concienciación con la apuesta por la democracia en medio de múltiples incertidumbres, sueños y esperanzas. El 78,83% de aquel censo (integrado por 23,58 millones de personas en una población total de 36 millones) acudió a las primeras urnas libres en 41 años. Sin embargo, el entusiasmo en Canarias no fue tan elevado y el porcentaje se situó en el 73,08%. En la provincia tinerfeña, y como marcando ya su propia tendencia, se registró solo un 67,43%.

Esa primera legislatura, clave por propiciar la Constitución que sigue vigente, apenas duró dos años y parece que esa cercanía, sumada a las elecciones locales de abril de 1979, hizo que bajara de forma acentuada la participación en la segunda convocatoria al Congreso. En marzo de 1979, y aún con un Adolfo Suárez y una UCD triunfantes, los españoles fueron a votar solo en un 68,04%, reducción mucho más elevada en el Archipiélago (61,14%) y muchísima más profunda en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, con un preocupante 52,85%, si bien se corrigió bastante al alza en los siguientes comicios.

Hasta ahora, el récord de participación sigue fijado en el país, Canarias y la provincia tinerfeña (que no la oriental) en octubre de 1982. El gran triunfo del PSOE (202 diputados) demostró las ansias de cambio del país porque, encima, la afluencia masiva a las urnas se produjo un jueves laborable, algo que nunca más se repetiría y con lo que UCD intentó perjudicar la asistencia de trabajadores. Si en el Estado se alcanzó el 79,87%, en las Islas hubo un 76% que, si bien son casi 4 puntos menos, representa el mayor pico de la historia. En la provincia occidental, el porcentaje fue del 75,15, algo más que destacable si se atiende a que nunca más, ni antes ni después, se pasó del 70%.

En junio del 86, y con un PSOE muy asentado pese a la OTAN y otros incumplimientos o retrasos del "cambio", se baja a un 70,49% en el país, a un 68,28 en Canarias y a un 65,57 en Santa Cruz de Tenerife. En 1989, la más que previsible victoria del PSOE pese a la huelga general del 14 de diciembre del 88 (la mayor, con diferencia, de la historia), hizo bajar aún más la participación global y dejó un 69,74 en el Estado, un 62,15 en las Islas y un 60,66 en la provincia occidental.

La incertidumbre del resultado en el 93, la posibilidad de que la derecha gobernase por primera vez y la llamada a la movilización y al voto útil de Felipe González reactivó ese año la asistencia a los colegios hasta el 76,44% en toda España, a un 68,93 en el Archipiélago y a un 66,83 en esta provincia. Algo similar ocurriría 3 años después (1996), cuando se dio el margen más estrecho entre el PP y PSOE y se alcanzó un 77,38% en el Estado, un 69,14 en Canarias y un 66,98 en esta provincia.

Esto contrasta con lo ocurrido en el año 2000 (confirmándose así que la izquierda tiene muchas más opciones cuanto más se va a votar). La primera mayoría absoluta del PP se produjo con un 68,71% de voto en España, un 60,67 en las Islas y un 59,7 en Santa Cruz de Tenerife. En medio de los acontecimientos del 11 al 14 de marzo de 2004, los españoles elevaron la participación al 75,66, con un 66,7 en la región y un 65,67 en la provincia occidental.

Aunque menos, también hubo cierta movilización en 2008, momento del bipartidismo más agudo, con un 73,85% en el Estado, un 65,87% en Canarias y un 64,93 en esta provincia. Por el contrario, el declive, que por ahora parece imparable salvo que el 28 de abril se invierta la tendencia, comienza en noviembre de 2011, cuando el país presenta un 68,94% de participación global, un 59,6% en las Islas y un 58,71 en Santa Cruz de Tenerife. La cosa mejora levemente en el Estado en diciembre de 2015, con un 69,67%, un 60,33% en la Comunidad y un 58,2 en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

Sin embargo, los seis meses de bloqueo institucional en el Congreso mermaron las ganas de acudir con las papeletas en junio de 2016, de lo que se benefició el PP al remontar un poco. En esa última consulta hasta ahora, el Estado presenta un 66,48, que es el porcentaje más bajo de la historia. Canarias se queda solo en el 59,11%, que es también el más reducido desde 1977 (cerca del 59,6 de 2011), y la provincia occidental presentó un 57,83, la penúltima más baja tras el récord de 1979 (52,85).

En el global, Canarias tiene mucho margen de mejora y no es un buen ejemplo a seguir en participación, pero peores datos presenta Santa Cruz de Tenerife.