Bañarnos en vaqueros es el título del último single de Sofía Ellar, el punto de partida de un juego que ella esparció a través de las redes sociales con la adquisición de cuatro pantalones (además de bañarse con ellos, sus usuarios/as tenían que dejar una marca tras usarlos) por parte de la artista, que mañana actúa en el Paraninfo de la ULL, a partir de las 20:30 horas, en el que será su estreno canario. ?Tengo en mente ir a América Latina pronto, pero antes de cruzar el charco me apetecía presentarme en las Islas?, revela una profesional de la industria de la música que combina con éxito su faceta artística con la empresarial: el sencillo suma más de seis millones de reproducciones a través de internet.

¿Cómo vive las horas previas a su primer concierto en el Archipiélago?

Con una mezcla de ilusión y de nervios; con ganas de que llegue el momento de estar frente a frente con el público para mostrar ya mis canciones... Y, para qué engañarnos, con la curiosidad de probar esas papas con mojo de las que cuentan maravillas (sonríe)...

¿Por qué esta demora?

Tengo en mente ir a América Latina pronto, pero antes de cruzar el charco me apetecía presentarme en las Islas. No solo me han hablado bien de su gastronomía: también me han dicho que es un público que sabe valorar a los artistas. Espero tener una buena acogida.

¿Cuáles son sus planes para el concierto que dará mañana en el Paraninfo de la ULL?

Quiero mostrar a la Sofía más cercana; a la joven que se metió en este lío porque sentía una enorme atracción por la música. Voy con una mano delante y otra detrás, es decir, a buscar la complicidad de las personas que decidan ir a verme. No me preocupa el número de espectadores que vayan a la sala, sino que los que decidan comprar una entrada disfruten con el concierto. Haber crecido con 20 seguidores a tu alrededor es una ayuda a la hora de fijar los objetos a corto plazo. Los míos están asociados con el siguiente reto: Canarias es una oportunidad para conocer una tierra de la que solo escucho buenos comentarios. Espero que esto sea el principio de una buena relación.

¿Le sorprende la progresión que está teniendo su carrera?

Sí, no le voy a mentir... Hay días en los que me cuesta cree que soy la misma chica que hace poco cantaba en la calle o en un pub en solitario. La banda que me acompaña es el mejor indicador para medir los cambios que se están dando en mi vida. Al principio solo tenía que cargar con una guitarra, ahora la propuesta ha crecido y son muchas más personas las que tienen más o menos responsabilidad en cada uno de mis movimientos.

En su caso no puede decir aquello de ?mejor sola que mal acompañada?, ¿no?

Yo lo resumiría con la idea de que he dado un paso adelante en mi carrera... Sigo teniendo el control de ella, pero a medida que ganas terreno se añaden colaboradores que cuidan un poco mejor todo lo que hago. Esta industria es muy volátil y no resulta sencillo medir cada uno de los pasos que das. Esto tampoco es tan distinto a la vida real. Cuando las cosas te van bien sientes que hay mucha gente a tu alrededor, pero en el instante en el que se tuercen la realidad se transforma. Entonces es más costoso encontrar a esas personas. Los amigos sí que están, pero es evidente que el día que empiezas a ir cuesta abajo las relaciones cambian. Hay que estar preparada para cuando te den un bofetón: un cachete artístico.

¿Conocer los bajos fondos ayuda a sobrellevar esos cambios?

No perder de vista tus orígenes es una buena estrategia cuando las cosas se desarrollan a una alta velocidad. La música es una de mis grandes pasiones, pero no la puedo desligar de la formación universitaria que recibí antes de disfrutar de este momento. Algunas de las cuestiones que aprendí en las horas de estudio las aplico ahora en este campo. Yo autogestiono y autofinancio cada paso que doy; mis retos profesionales confluyen en estos momentos en un punto en el que me siento cómoda.

¿Presagiaba un éxito parecido?

No esperaba nada de esto, pero debo decir que también trabajé duro para que sucediera. Lo que intento explicar es que lo ocurrido no ha sido de un día para el otro. Yo terminé mi carrera, hice números y me adentré en una aventura artística y económica en la que sigo con vida. La clave está en valorar lo que cuesta llegar arriba, o hacerte más visible, porque yo no soy uno de esos productos que han nacido en la televisión. Para lo bueno y lo malo, mis raíces son la escena independiente. Por lo tanto, sé lo que cuesta avanzar en un mundo tan competitivo.

¿Se ha acostumbrado a vivir bajo esa presión?

Aunque he crecido más de lo esperado, yo no tengo la sensación de estar presionada. En este oficio la puerta de salida siempre está abierta, pero quiero seguir disfrutando esta aventura al máximo.

¿No es una cuestión demasiado original, pero supongo que no tiene nada malo que decir sobre la incidencia que tienen las redes sociales en su carrera?

Yo no uso las redes sociales para ganar dinero, aunque este llegue de forma indirecta a través de mis apariciones en el mundo digital. Mi cometido en internet es abrir los espacios que están cerrados porque no dispongo de los medios económicos mínimos que se requieren para llegar a un buen número de personas: subir a la red cuestiones que forman parte de mi vida implica aceptar que vas a perder una parte de tu intimidad, pero eso significa que las cosas de las que te desprendes tienen cierto interés para personas que no conoces. Si una canción es capaz de lograr esa conexión lo de menos es el canal que uses para su difusión.