La muestra que desde ayer se puede visitar en la sala de arte Juan Amigó del Real Casino de Tenerife es la historia de una guerra que se hizo con imágenes, cuya modernidad está a la vista y que constituye una nueva forma de narrar los hechos, como aseguró durante su inauguración Elvira Roca Barea, escritora, historiadora y comisaria de la exposición.

Martín Lutero y su mundo integra láminas que han sido expuestas en el British Museum, el Rijksmuseum o la Biblioteca Nacional de España, y que ha sido posible, como explicó ayer el presidente de la sociedad, Miguel Cabrera Pérez-Camacho, gracias a la colaboración del Gobierno de Canarias, y en particular del director general de Patrimonio Cultural, Miguel Ángel Clavijo.

Mientras Pérez-Camacho alabó la figura de Lutero, "con sus luces y sombras", en particular su sinceridad con sus "95 tesis", Miguel Ángel Clavijo disintió calificando de siniestro e impresentable a ?un gran farsante?, a la vez que se mostró satisfecho de poder contar con la presencia de Elvira Roca, "la intelectual más valiosa en España" y cuyo libro Imperiofobia y leyenda negra "ha convulsionado el mundo de la Historia en este país".

En su intervención, la historiadora desveló la dificultad de conseguir las láminas para configurar esta composición que ilustró con sus textos, en un intento de desgranar cómo el uso de las ideas, la imagen y la reputación puede desencadenar una guerra de consecuencias catastróficas y que debe servir como "lección para el presente". Fue en ese momento, incidió, en pleno siglo XVI, cuando surge un sistema de confrontación que se basa en que "creemos lo que vemos" y que explica las fake news (noticias falsas).

En un momento en el que los humanistas germánicos se quieren diferenciar "de los del sur", a los que califican de malvados, inmorales, depravados, y en el que Carlos V desplaza a los príncipes sajones, irrumpe Lutero para ofrecerles a estos, según describe Elvira Roca, recuperar el poder mediante la confrontación, en este caso la religiosa, y convertirse en "obispos de sus territorios".

Ante un numeroso público, la también profesora de Secundaria desmintió que el impulsor de la Reforma clavara 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg para desafiar a Roma. Afirmó que se trata de un mito, pues "fueron unas cuantas menos", y recogidas como puntos de discusión en una carta al arzobispo de Maguncia. Y, en particular, el referido a las indulgencias fue el más determinante, ya que este método para ofrecer limosna "con nombre", dirigida a un lugar específico, provocó el confrontamiento social porque sedesviaba a Roma.

Esa imagen de clavar su denuncia se convirtió en un icono repetido en múltiples grabados, siempre después de su muerte, en 1546, según manifestó la experta, "un desafío al que había que responder".