El PP estuvo sondeando a los independentistas hasta al último momento para intentar frustrar el triunfo de la moción de censura contra Mariano Rajoy que llevó a La Moncloa al socialista Pedro Sánchez en mayo de 2018, según revela la periodista Lucía Gómez Lobato en su libro ?La moción?. En sus páginas, Gómez Lobato resume lo que denomina "la crónica no contada" de los diez días que mediaron entre la sentencia de la Audiencia Nacional que condenó al PP por la trama ?Gürtel? y el desembarco de Sánchez en la Presidencia del Gobierno.

La periodista repasa las gestiones que llevaron a cabo el PSOE y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, para lograr que el PNV, Esquerra y el PDeCAT apoyaran la operación para desalojar a Rajoy, pero también las que desplegaron desde ?Génova? para retener el poder. Según relata, en favor de la moción trabajó la coordinadora del PDeCAT, Marta Pascal, que fue convenciendo a la mayoría de su partido y que, para conseguir que se sumara Carles Puigdemont, llamó al presidente del PNV, Andoni Ortuzar para ponerle al corriente de la situación.

Para entonces, la Ejecutiva del PNV ya tenía claro que no podían quedarse solos sosteniendo a Rajoy, pero aún no habían tomado la decisión final sobre su voto a la espera de ver qué hacían los catalanes. Tras recibir la llamada de Pascal, Ortuzar se dispone a llamar al líder del PP. Sin embargo, el todavía presidente, al que también le han llegado los movimientos en el PDeCAT, se le adelanta para disuadirle de apoyar a Sánchez con el argumento de que hará saltar por los aires su acuerdo presupuestario y convocará elecciones.

En esa conversación, Ortuzar reprocha a Rajoy el error de programar con tanta celeridad la moción porque no dejaron margen para que los nacionalistas e independentistas negociaran con Sánchez forzándole a asumir compromisos inasumibles que podrían haber hecho naufragar su intento. "Mariano, si los catalanes van, yo no tengo margen. Hay que pensar en la opción de otro candidato", le dijo Ortuzar, a lo que Rajoy respondió que el PP no tenía apoyos para colocar a otro miembro del partido en la Presidencia porque no tenían "relación con Cs".

Ante esta situación, tanto Rajoy como la entonces vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, encargan al secretario de Estado para las Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, que hable con Marta Pascal y le ofrezca "lo que sea". El número dos de Presidencia telefonea a la coordinadora del PDeCAT, con la que tiene buena relación desde el 155, y constata que no puede ofrecerle nada. "Se me habría caído la cara de vergüenza", confiesa a Gómez, ante la que también admite que cree que la moción es "lo mejor que le puede pasar al Gobierno", al que ve en una "constante huida hacia delante".

Gómez Lobato recoge en su libro que la idea de la dimisión de Rajoy para salvar el Gobierno estuvo hasta el final en la cabeza del presidente, quien volvió a preguntar por esta opción la tarde anterior a la votación cuando se "refugió" en un céntrico restaurante mientras la moción se debatía en el Congreso.

Sus más estrechos colaboradores le insisten en que el PP no tiene números para investir a otro popular. "Si tuviéramos la seguridad de que no perdemos el Gobierno, incluso si el PNV nos garantiza que apoyan a otro candidato, yo me voy". Esa misma tarde, el portavoz del PP, Rafael Hernando, hace un último intento para frenar la moción y llama a la diputada de ERC Ester Capella (ahora consejera de Justicia) para que sondee a Oriol Junqueras, que ya estaba en la cárcel, sobre la posibilidad de que sus nueve diputados se abstengan ante un candidato del PP que no fuera Rajoy.

También hizo sus gestiones la entonces secretaria general del PP, Maria Dolores de Cospedal, que abandonó el restaurante donde estaba con Rajoy para dar una rueda de prensa en el Congreso con el fin de acallar los rumores sobre la posible dimisión del presidente.

Tras su comparecencia, llamó a Ortuzar para preguntarle si Rajoy le había hablado alguna vez de dimitir y si, en el caso de que el Rey propusiera a otro candidato del PP, podrían apoyarlo. El presidente del PNV le dice que no apoyarían al candidato de otro partido, pero no le puede garantizar si respaldarían al suyo. "Con esto me vale. No hables con nadie más. Ahora la interlocutora soy yo", le habría dicho Cospedal. Esa noche, siempre según Gómez, al llegar a Moncloa Rajoy vuelve a plantear su dimisión y lo hace con su jefe de Gabinete, José Luis Ayllón, quien insiste en que no resolvería nada.