«Edades falsas en el baloncesto», artículo de un alcalde

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Juan Francisco Figueroa Collado, alcalde de San Agustín del Guadalix

«Retomo un asunto del que ya he escrito, la polémica sobre las edades falsas en los niñ@s deportistas. Lo hago a raíz de llegarme la petición de firma “Fraude en el deporte de formación: ¿son adultos o son falsos niños? El CSD debe legislar” con más de 1.000 firmas en menos de 24 horas, y después la aparición en Twiter de la cuenta @stopfraudbasket. 

¿Por qué en el fútbol se ha erradicado prácticamente estos comportamientos en España y no en el Baloncesto?, simplemente porque cuando intenté solucionar este problema el fútbol escuchó y el baloncesto no, modificando su situación de arraigo y condiciones para poder hacer ficha federativa a los jóvenes menores extranjeros. Les recuerdo que este problema era tremendo en su deporte del fútbol antes del 2015, con sanciones equipos grandes y escándalos mayúsculos. La aportación de Paco Diez, presidente de la Federación de Fútbol de Madrid, Julio Cabello de la Federación de Fútbol Sala de Madrid y sobre todo la aportación de Angel M. Villar fue determinante para que la FIFA tomara cartas en el asunto. 

La solución fue sencilla, si partimos que la Trampa es el Arraigo, la usan los “traficantes de personas” como los describe los organismo internacionales a raíz del informe mundial de Save the Children “Niños en Competición” (espero que lo que hacen las cosas bien, que son muchos, no se den por aludidos), este “arraigo” es la cantidad de años que un jugador debe jugar en categorías de formación para no ocupar plaza de extranjero en nuestras ligas europeas a partir de los 18 años, por eso “curiosamente” en nuestro deporte del baloncesto, todos tenían 14 o 15 años al llegar a España. ¿Y porque 15?, porque a los 16 ya no es obligatorio escolarizar a estos chavales y su formación académica puede hacerse fuera del circuito (si se hace), y además porque en nuestro deporte los años de arraigo eran 3 y a los 18 estaba cumplido el tiempo. Posteriormente se ha subido a cuatro años, pero la consecuencia ha sido que ahora la edad de llegada es 14 años. 

La solución del fútbol fue subir el arraigo hasta cinco años, y exigir a los deportistas extranjeros el arraigo de padre y madre en el país donde su hijo juega. Podrán estar en España estudiando pero no participando en ligas federadas sino lo cumplen. (Hay muchos jugadores de fútbol chinos, en autenticas escuelas de alto rendimiento en España que se ven imposibilitados a jugar en formación federados). 

Un jugador tendría que venir a España con 12 años para tener las ventajas de no ocupar plaza de extranjero en nuestras ligas mayores, y la “inversión” se antoja demasiado a largo plazo y no garantizada.

Los países que carecen de Registro Civil homologado con la UE, o simplemente no tienen, hacen pasaportes a sus compatriotas basándose en documentos de baja fiabilidad o declaraciones juradas de sus padres, por lo que la primera vez que muchos de ellos tienen “edad oficial” es cuando les hacen el pasaporte por primera vez. 

Lo que pido desde esta modesta tribuna es que se regulen por parte del CSD las pruebas forenses, (que las hay con alta fiabilidad y aplicándose en países de la UE), para que se comprueben las edades de los deportistas menores de edad procedentes de países donde su Registro Civil sea de baja fiabilidad. Parece que introducirnos en el derecho de los menores (excusa que puso el Parlamento Europeo cuando denegó nuestra solicitud para tratar este asunto en la UE), no sería muy popular, pero ¿cómo es posible que seamos inflexibles con 0.000007 de Clembuterol, o tengamos una lucha brutal contra el dopaje y permitamos este fraude tremendo que desvirtúa la competición? 

LA F.E.B. debería tomar nota del fútbol porque en esto nos dan 100 vueltas en legislación y sanciones. A demás reconociendo la imposibilidad de las Federaciones Territoriales de discutir un documento País avalado por el Estado Español que es el Pasaporte y su incapacidad de hacer cosas al respecto de forma individual. 

No podemos permitir que estos comportamientos se consientan y menos en el deporte del baloncesto que tanto amo y por el que ha girado mi vida tantos años, va en contra de los valores que tanto defendemos y el primero de ellos el juego limpio y sin trampas. Estas situaciones son tramposas y en muchos casos, a mi modo de ver, son comportamientos delictivos que la justicia Europea debería regular para defender a los menores que viven fuera de sus países de origen, nos ven como auténticos “edenes” y que ellos y sus familias se ven forzados por sus circunstancias a ser cómplices de estos “traficantes de personas”. 

Deportistas extranjeros, ¿por qué no?, pero desde luego deberán venir con las mismas reglas de juego que el resto de los que compiten y no haciendo trampas falsificando sus edades para conseguir falsos rendimientos deportivos que derivan mas tarde o más temprano, en el 95% de los casos, en fracaso de esos mismos deportistas y gran malestar social e incluso conflicto, entre aficionados y padres de los equipos que se enfrentan a ellos, ante la “evidencia” de la injusticia que contra sus hijos se está cometiendo».