¿Falleció el gran Larry McNeil?

Larry McNeil recibiendo un trofeo de manos de Agustín Arias, cmo máximo anotador de la Primera División Nacional (hoy ACB)

Mi buen amigo y colega José Luis Hernández, quien sigue trabajando en la publicación del libro sobre la vida cestista del gran Carmelo Cabrera, me envía una noticia triste: el fallecimiento del que fuera jugador del CB Canarias, Larry McNeil. Máximo encestador en la Liga 81/82, con una media de 33,8 puntos por partido. Y se basa en el siguiente escrito leído en Internet, en inglés, y que he traducido en el programa TRADUKKA (muy bueno, por cierto).

«Estoy buscando obituario Larry McNeill. Nació el 31 de enero 1951 y murió el 29 de diciembre de 2004. Él se relaciona con la familia McNeill del condado de Robeson, Carolina del Norte. El señor McNeill asistió la Universidad de Marquette, donde con letras en el baloncesto en 1972 y 1973. Dejando al final de su segundo año, fue seleccionado en la segunda ronda del Draft de la NBA por el Kansas City. Omaha Kings. Sr. McNeill disfrutado de 6 temporadas en la NBA con los Kansas City-Omaha Kings, Kansas City Kings, New York Nets, Golden State Warriors, los Bravos de Buffalo y Detroit Pistons. Mientras se reproduce en la serie de playoffs de 1975 para los reyes contra los Bulls de Chicago, ha puesto el playoffs de la NBA récord de los objetivos más campo realizadas sin fallar, disparando un perfecto 12/12 desde el campo durante la noche legendaria. Su récord sigue en pie hoy en día. »
Fuente: https: / /
www.nbrpa.com/news/fondfarwell2005.aspx

Esto que cuelgo a continuación se publicó un día en Solobasket sobre las leyendas:

«Era el verano de 1971 cuando al campus de Marquette llegaba un jugador llamado a marcar época. Sus credenciales eran óptimas, 2,08, raza negra, flexible, atlético, buena mano, pocos dudaban que le esperaba una carrera eterna.

La universidad jesuita, ubicada en Milwaukee, era una pasarela ideal para jugadores con destino NBA; su entrenador, el carismático Al McGuire, una mezcla de sociólogo streetwise, telepredicador deportivo y coleguita carroza de los jugadores, auspiciaba un juego libre en el que sus hombres pudieran expresar al máximo sus naturales dones para el juego.

Cuando LARRY MCNEILL llega a los Golden Eagles, la estrella del equipo es el pívot Jim Chones, que ha resistido los cantos de sirena de NBA y ABA y tras la marcha anticipada de los Julius Erving, George McGinnisJoe Neumann y Mickey Davis, es una de las máximas figuras del campeonato.

Sports Illustrated, en su especial de inicio de temporada, coloca 3ª a Marquette con una foto a todo color de Chones y McNeill jugando un uno contra uno frente a la impresionante iglesia jesuita ubicada en pleno Campus.

Fueron dos temporadas muy buenas, plagadas de victorias y en las que Marquette se clasifica para el NCAA Tournament, cayendo en ambas ocasiones en segunda ronda ante Kentucky e Indiana. Se estaba gestando el equipo campeón de 1977.

Tras solo dos años universitarios, McNeill, acogiéndose a la hardship clause, se presenta al draft de 1973, donde es elegido en segunda ronda por los Kings.

En Kansas City-Omaha, tras un año freshman bastante tentativo, tuvo dos temporadas buenas, donde promedia 20 minutos y casi 10 puntos por partido. Se le recuerda como un jugador estilista, de fragilidad aparente, pues tras su escasas 200 libras escondía un vigor atlético que la hacía ser un magnífico reboteador.

Los mates eran otra de sus especialidades, no en vano su mote era The Hawk, y de hecho participó en el primer torneo de mates organizado por la NBA, hoy casi olvidado, durante el All Star Game de Milwaukee en 1977, donde quedó finalista, en una decisión bastante discutida, siendo tan solo batido por el especialista Darnell Hillman, con su famoso Rock the Craddle.

Su talento era más para la calle que para la cancha, como lo atestigua su dominación en la Rucker de 1974, o su MVP en los Stokes Games. Muchos aseguran que salió muy tierno del college, que se precipitó en su paso, sin que su juego adquiriera ese poso técnico y estratégico que te exige el mundo profesional.

En la NBA, a pesar de que los Kings y Phil Johnson apostaron por él como titular- el trade de Ron Behagen a los Jazz era la mejor prueba de confianza- poco a poco fue perdiendo fuelle, y en 1976 acabó siendo enviado a los Nets de Nueva York, que poco tardaron en cortarlo.

Golden State, Buffalo, donde volvió a brillar en un equipo recién huérfano de Bobby McAdoo, y Detroit fueron sus últimos destinos antes de buscarse la vida primero en la CBA, donde fue campeón con Rochester y MVP de los playoffs de 1979 y en la liga Filipina, a la sazón un buen destino para muchos americanos. Allí fue un jugador dominante y la leyenda habla que tuvieron que cambiar las reglas para evitar que él y su compañero Dean Toolson estuvieran al mismo tiempo en cancha.

En 1981, el Club Baloncesto Canarias, en la temporada de su debut en la máxima categoría nacional, buscaba un proyecto que le asentase como principal valedor del basket insular, con una plantilla nacional liderada por el hijo pródigo Carmelo Cabrera y con jugadores de solvencia como Manolo de las Casas, Ricky Bethencourt o Juan Méndez, dirigida por el técnico estudiantil Pablo Casado.

El equipo de La Laguna quería dar un campanazo con el americano, y para ello tuvo tratos con estrellas de primer nivel como los pivots Tom Boswell (ex pro con Celtics y que acababa de ganar el scudetto con la Squibb Cantú , tras sustituir al escolta Terry Stotts) o Hawthorne Wingo, otro ex pro de los Knicks y ex leyenda canturina, un poco  ya de capa caída en su dilatada carrera.

Finalmente, cuando surge la oportunidad de hacerse con un primer espada como McNeill no lo dudan y le firman, convirtiéndole en ese momento en uno de los americanos con más pedigrí llegados al campeonato español, acaso solo superado por el ex madridista Wayne Hightower.

La recordada cancha del colegio Luther King fue escenario de un basket de otro planeta que fluía de las manos de Larry, quien acabó siendo el máximo anotador de la Liga, con casi 34 puntos por partido. Mates estratosféricos convivían en su juego con elegantes fade aways de hasta cinco metros, sin duda manjares sublimes para los advenedizos aficionados laguneros.

A pesar de su ilustre pasado, Larry se adaptó bien a la plantilla aurinegra y apenas creó problemas, llegando incluso a conceder entrevistas a medios nacionales en las que demostraba su interés y conocimiento de la liga española.

El Canarias desciende con apenas 4 victorias en 26 partidos, pero los aficionados quedan satisfechos con el basket visto y vivido en ese primer año en la élite.

El título anotador llevó consigo una divertida anécdota que se produjo cuando, terminada la liga, el Cotonoficio visitó La Laguna para medirse al Canarias, en la ida de la eliminatoria de octavos de final de la Copa. Del Rey.

En la plantilla catalana se encontraba César Galcerán, por entonces representante de Nike, que instantes antes de comenzar el encuentro, le entregó la bota de oro al bombardero aurinegro.

Días más tarde, el americano, que había hecho tasar la dorada bota creyendo que era de oro macizo, reunió a la prensa de Tenerife, como recuerda Agustín Arias, para decir lo siguiente:

«He comprobado que esta bota no es de oro macizo; sólo tiene un baño. Y su precio en el mercado no alcanza las veinticinco mil pesetas. ¿Con esto no podré alimentar a mis hijos si me pasara algo»

El jugador devolvió el trofeo, y los representantes de la revista  Nuevo Basket, bastante irritados por el desaire al patrocinador, decidieron entregárselo al segundo máximo anotador: Brian Jackson, compañero de Galcerán en el Coto.

Sorprendentemente McNeill regresó a USA, a la CBA, donde tuvo un gran año en Rochester, y nunca más volvió a Europa, siendo su estancia canaria, por tanto. un hito distinguido en la carrera de un verdadero pross, de manera que siempre podrá decirse que solo en La Laguna pudieron degustarlo en directo

Un comentario en «¿Falleció el gran Larry McNeil?»

  • el 10/09/2010 a las 20:29
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    Qué pena descanse en paz, si es verdad que ya no está entre nosotros y que gratos recuerdos acuden a nuestra mente leyendo estos pequeños párrafos de aquí arriba.

    Por cierto estuvimos en el entreno de esta tarde viendo los 5 x 5 que se desarrollaron con gran intensidad, en el que no participaron ni Jaime, Rod (que estaba en el banquillo con el pie en alto a la espera del diagnostico definitivo) y Mike al que vi trabajar de forma intensa en el gimnasio bajo la batuta de Oscar, y al que por lo visto en los fuertes ejercicios que hacía le falta poco para reaparecer.
    Por cierto se produjo una anécdota al final del entreno cuando todo el grupo esperó en corro hasta que Mike salió del gimnasio para con las últimas palabras de Alejandro dar por terminado el mismo. Para curiosos, en las gradas estuvimos 4 aficionados, 1 periodista y 2 directivos.
    Pero me he ido del tema, estas líneas eran para recordar al gran Larry, desde aquí un abrazo a su familia, y decirles si alguna vez leen esto que aquí será siempre bien recordado.

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