Franco Pinotti: «Pese al empeño en decir que es un desastre, el nivel de la ACB es enorme»

ENTREVISTA DE ROBERTO CALVO

Franco Pinotti, rodeado por los chavales de Barrena Berri a los que entrenó la pasada semana en el campus del club de Ortuella.

Franco Pinotti, rodeado por los chavales de Barrena Berri a los que entrenó la pasada semana en el campus del club de Ortuella. (Borja Guerrero)

«Vender el producto, comunicar mejor». Es la asignatura pendiente de la ACB según Franco Pinotti, una tarea en la que se debe involucrar a los medios de comunicación. «Se dice que todo es un desastre, pero el nivel es fantástico», asegura.

¿Cómo se puede presentar a Franco Pinotti?

Bueno, el periodismo lo tengo aparcado. Siempre he sido entrenador, desde hace 35 años. Incluso lo era antes de ser periodista que me llegó en un momento en que cuatro mataos nos juntamos después de quedarnos sin trabajo y nos decidimos a poner en marcha en 1981 aquella aventura de Nuevo Basket que duró diez años y fue fantástica.

En aquella época el periodismo de baloncesto estaba en su apogeo.

Lo alcanzó a mitad de los 80 porque cuando empezamos nosotros casi no había periodistas a los que les gustara el baloncesto y tenían un espacio limitado en sus medios. Nos costó arrancar, pero cuando empezó el boom de la selección española y se fundó la ACB, fue un tsunami, pero en positivo. Toda la década de los 80 fue una década de oro.

Hemos pasado de la abundancia de medios que entonces hablaban de baloncesto a la escasez de ahora.

Soy supercrítico con la prensa deportiva de ahora, en general, pero hay excepciones. En la ACB miramos cada día los dosieres y sabemos que hay zonas como Euskadi en la que el baloncesto tiene bastante espacio. Pero es todo muy local y este es un deporte nacional que necesitaría que los medios se dedicaran menos a hablar de la NBA, que nos queda muy lejos, y glosaran más nuestro baloncesto que, por otro lado, es de los mejores que hay, aunque aquí nos empeñamos en decir que todo es un desastre. Hay bastantes cosas que se pueden hacer mejor, claro, pero si sales por ahí fuera verás que la diferencia con otras Ligas es abismal.

Ahora parece que todo está sujeto a una palabra: audiencia.

Las audiencias son el timo de la estampita. No me las creo, son como un acto de fe. Como eso es lo único que importa, parece que no vale de nada que a los pabellones vayan 10.000 personas. Y esto es lo verdaderamente importante. El Valencia-Bilbao Basket es un partidazo que si lo vendes bien, puedes tener un millón de audiencia, que es la rehostia. Porque no podemos olvidar que el baloncesto es minoritario en todo el mundo, salvo en Estados Unidos. En estos tiempos, tener medio millón de personas viendo un partido es un gran éxito. Es muchísima gente. Si comparas con los 11 millones del Madrid-Barça de fútbol, claro, es una mierda. Pero esa audiencia es imposible en el baloncesto, aquí y en todas partes. David Stern lo dijo hace 30 años cuando entró como comisionado de la NBA: la clave para la reactivación de la Liga eran los medios de comunicación. Pues, con la ACB, ahora estamos en ese momento. No comunicamos bien y la prensa se ha acomodado. En mi época para lograr información había que tirar de teléfono y trabar relación con los jugadores americanos como Hollis o Schraeder que te proporcionaban contactos. Ahora hay tanta información que pasas de ella, lo tienes todo hecho y te limitas a hacer lo burocrático. Pero al periodismo le interesa aportar: si esto va bien, vas a tener trabajo toda la vida. Si va mal, la empresa cierra el grifo. No entiendo, por eso, esta obsesión de decir que todo está mal.

Pero también se ha perdido la relación entre los distintos actores.

Los equipos se han vuelto grupos cerrados, impenetrables. En nuestra época íbamos a ver los entrenamientos sin ningún problema y después podías hablar con unos y con otros. A la hora de escribir tenías historias porque sabías qué pensaban, qué les ocurría, cuál era su estado de ánimo. Al aficionado, lo de los cupos, los pasaportes, los presupuestos, no le importa nada. El periodista se cree que es interesante, pero no.

Hay quienes defienden que hay que cambiar el sistema de competición y casi el juego para atraer el interés.

No se necesita tanto cambio y sí que todo el mundo reme en la misma dirección. Aquí tenemos cinco remeros y cada uno tira para su lado y el barco no avanza. No olvidemos que los 18 clubes son dueños de la ACB que es lo que ellos quieren que sea.

Pero como aficionado y entrenador, ¿le gusta el baloncesto que ve?

Hay entrenadores que han cambiado la mentalidad. Ha habido demasiados años de especulación, de ganar por encima de todo. Que, evidentemente, a nivel profesional es lo más importante. Pero si juegas un buen baloncesto, tienes más opciones de ganar. La demostración la tienes en el último Barcelona-Real Madrid. Los dos jugaron con intensidad, velocidad y sin miedo y salió el mejor partido del año en Europa, mucho mejor que la final de la Euroliga. Cada año veo miles de partidos y sé que el 60% de los partidos de la NBA no tiene este nivel. Algunos han destacado que lo importante es que hubiera dos millones de audiencia. Lo será de cara al marketing, pero lo importante es cómo se ha jugado. Si los diez tíos que están jugando dan espectáculo, hay negocio.

Ahora hay dos mundos, el de la NBA y el de la FIBA, que quizás distorsionan la visión de las cosas.

Yo creo que el fútbol lo mediatiza todo. El baloncesto siempre se ha jugado así: Liga regular y play-off. En la NBA hay 82 partidos de Liga regular que no sirven para nada, la Euroliga no sirve para nada… Claro que sirven porque es un espectáculo que te permite recaudar dinero para mantener la estructura. No puedes jugar cuatro partidos al año porque si no Querejeta, Santos o Arrinda cierran el chiringuito y se dedican a sus cosas. El interés está en el espectáculo en sí, no solo si juegan el Madrid o el Barça. El Baskonia, el Bilbao Basket, el Valencia, el CAI, el Unicaja, tienen capacidad para pelear por la Liga. Pero, claro, el error es centrarlo todo en los dos grandes.

¿Cree que hacen falta cambios en el reglamento para dinamizar el juego?

A nivel de élite, seguro. Si miras cualquier partido a pie de pista, ves que todos los jugadores son enormes. Si se ponen tres juntos y abren los brazos, ocupan todo el campo. Medio metro más a cada lado no estaría mal para tener más espacio. Pero solo a nivel de élite. No hacen falta revoluciones, sino crear buenas condiciones para el juego desde el reglamento. Ya hay una tendencia para agilizarlo y hacerlo bonito a la vista.

Y la formación, ¿hace dónde debe enfocarse?

Esta es la parte más negativa de nuestro baloncesto de élite: faltan entrenadores que den paso a los jóvenes. No todos son Aíto, hay que tener valor. Claro que no todos los días salen generaciones como la que está ahora en la selección. Siguen saliendo jugadores buenos porque la gran base está en clubes como este Barrena Berri que trabajan y sacan una flor que luego llevas donde se puede desarrollar. Muchos clubes trabajan bien, pero con recursos mínimos.

¿Cuál ha sido su modelo como entrenador?

Mi maestro fue Dan Peterson. Luego, Asa Nikolic, que entrenó en Varese y es el precursor de una escuela balcánica que parece que no tiene fin, o Hubie Brown, que fue al primero que vi en un clínic en 1979. Pero Peterson me lo enseñó todo. Ahora hay miles de técnicos que saben un montón, pero lo difícil es transmitir. En la formación hay que ser muy habilidoso para motivar a los niños, enseñarles a estar concentrados… Es como ser maestro de escuela. Hay que poner disciplina, pero no con el ordeno y mando. Ahora a la disciplina se llega por el convencimiento.