Sergio Rodríguez enarbola la bandera de la remontada (76-72)

El Real Madrid ha remontado 12 puntos en un último cuarto pletórico, ganando por 76-72 al FC Barcelona Regal en un final de infarto. Llull, Sergio Rodríguez y Rudy, claves en el triunfo del Real Madrid. El Barça Regal tuvo balón para ganar, y reclamó posible falta sobre Sada

 

76-72

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Madrid, 9 Jun. 2013.- Y el Clásico volvió a ser de máximo nivel. El Real Madrid pone el 1-0 en la eliminatoria tras un fantástico partido en el que el Barça Regal lo tuvo controlado durante muchos minutos.

La aparición de un fantástico Víctor Sada en el segundo cuarto (4/4 en triples en ese periodo, para acabar con 17 tantos) dio alas a los catalanes, que noquearon al conjunto blanco, que estuvo por detrás, y aletargado, durante prácticamente todo el tercer periodo. Solo la aparición final y la respuesta increíble en el último periodo les pudo dar el triunfo. Con un Sergio Rodríguez estelar (21 puntos), haciendo pareja con Sergio Llull (19), los 14 de Rudy Fernández y los providenciales rebotes ofensivos de Felipe Reyes, el conjunto local le dio la vuelta al partido.

Y, ahí, volvió a surgir la polémica. Una jugada al contraataque de Sada podría haberle devuelto la ventaja al Barça Regal a falta de solo segundos. El conjunto azulgrana pidió la falta, pero los colegiados consideraron que se le había escapado el balón y el Real Madrid acabó resolviendo.

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El peso del coletivo

Como si fuese un junior. O un recién llegado a la élite. Tantas batallas por el camino y jamás una final liguera. Rudy Fernández se estrenaba en un marco que anhelaba desde niño y, sediento e impulsivo, lideró a su Real Madrid desde el inicio. Primero se inventó una asistencia para que Begic machacase, después anotó 2 tiros libres y, a continuación, se quedó congelado en el aire, impertérrito, inhumano, para unir sus manos al aro en forma de mate escandaloso. Era el 6-0 en solo tres minutos y medio. Era su primer puñetazo al partido.

El Barça Regal se defendía como podía. No movía mal la bola en ataque, no se relajaba en defensa y la intensidad era máxima pero, sin embargo, que no estaba cómodo en pista era algo claro y notorio, sin encontrar en ningún momento tiros fáciles. Entre tanta dificultad, una excepción, un Huertas que lo hacía todo más sencillo. Seis puntos seguidos del base brasileño sostenían a su equipo, pero en el bando rival se imponía el colectivo reflejado en el espíritu de Carlos Suárez.

El alero era la estrella en la sombra. Monumento al trabajo sucio. Punteaba tiros, se quedaba con todos los rebotes (capturó 5 en el primer cuarto, los mismos que todo el Barça Regal) y ejercía de pegamento perfecto para los suyos. El conjunto de Barcelona pareció captar el mensaje. Mavrokefalidis anotó la primera canasta blaugrana sin el sello de Huertas tras más de 7 minutos disputados y Lorbek acercó a su equipo a solo tres puntos (13-10, m.8).

No obstante, al primer cuarto le quedaban dos explosiones. La primera, de la mano de un Sergio Rodríguez que encestaba el triple con la posesión blanca agonizando. De Sergio a Sergio, Llull volaba sobre el parqué con 3,9 segundos para el final, superaba a sus defensores y lanzaba a una mano en pleno salto y a tabla para convertir el triple e incendiar el Palacio de los Deportes mientras sonaba la bocina que anunciaba el término del primer periodo: 21-14.

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El dueño es Víctor Sada

Decía Pascual en la rueda de prensa que cada año escuchaba aquello de cambio de ciclo en caso de hipotética derrota. No es sencillo jugar en esa constante de o dinastía o fracaso. Y no es justo. Conquiste o no el trofeo liguero el FC Barcelona Regal, el segundo cuarto es el mejor ejemplo de que un equipo campeón no solo ejerce de tal levantando títulos.

Lorbek anunciaba la llegada de los suyos al partido con un 2+1 inicial y, muy pronto, su equipo condonaba todos los pecados del primer periodo, reduciendo al mismo ritmo su desventaja y la alta moral de su contrincante. Víctor Sada, de esa estirpe de jugadores de los que suman más cuanta mayor sea la exigencia, fue el encargado de dar la primera ventaja al Barça Regal tras su triple (23-25, min.13). El cuadro barcelonista, famélico desde el 6,75 en los primeros minutos, parecía encontrar de repente un idilio que le lanzaba a por el 0-1.

Oleson y Navarro se apuntaban a la fiesta para culminar un parcial de 4-20 (25-34, m.16) que su rival no podía dar réplica. Había mucho más que acierto exterior en el bando de Pascual. Tomic era un bastión en ambas zonas, Lorbek crecía minuto a minuto, el rebote, sin Suárez, ahora era suyo y su defensa era magistral. Tras una tangana que encendió al pabellón, Rudy avivó la llama de las gradas tras un coast-to-coast culminado en otro desafiante mate, aunque Sada no quería permitir que el Real Madrid se reenganchase al encuentro.

Tiró de tres, anotó. Volvió a probar desde lejos, volvió a encestar. Sergio Rodríguez, en un par de minutos pletóricos, respondió cada triple de su rival aunque el tercero de un Sada en puro trance, a falta de 10 segundos y con aroma a letal, no encontró respuesta. Suponía su cuarto triple (4/4) y la máxima para los suyos: 35-45. El último balón del segundo cuarto, tras el intento final local, salió rechazado del aro para caer en las manos de su verdadero dueño. Víctor se lo había quedado.

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Corazón y chispazos

El Real Madrid se fue anestesiado a vestuarios tras recibir 31 puntos del Barça Regal y 15 de Víctor Sada. Y tardó en entrar en juego. El FC Barcelona Regal, menos inspirado que en el anterior periodo, tampoco lo necesitaba. Los chispazos de Tomic y Sada le permitían mantener distancias (41-51, m.24) y su asfixia defensiva hacía el resto.

Con mucho corazón y poca regularidad, con mucho orgullo y no tanto acierto, los de Laso creyeron en la remontada. Begic, se reivindicaba como un coloso bajo el aro, Rudy se la jugaba en un salto para salvar un balón, como si cada posesión pudiera ser la final, y Llull ponía a los suyos a 7 (46-53, m.27), lo más cerca que pudo su equipo en todo el periodo.

El FC Barcelona Regal era puro hielo. Mavrokefalidis, como si llevase años vistiendo esa elástica, enfriaba el amago de reacción y Joe Ingles, con un triple, establecía sin avisar una máxima (46-58, m.29) que solo el acierto de Llull, 4 puntos seguidos muy importantes, pudo responder.

Incluso los locales rozaron el irse triunfales a banquillo después de una última jugada brillante de Rodríguez que Reyes desaprovechó para impotencia de un banquillo que ya lo celebraba. El barcelonista, más comedido, respiró de alivio al llegar con 8 de ventaja (50-58) al periodo definitivo. Lo hubieran firmado una y mil veces antes del choque.

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Sergio Rodríguez cambia el guion final

Hay partidos que cambian en un cuarto. Otros pueden parecer totalmente diferentes tras dos jugadas. Y algunos, con una sola. Porque si Navarro le daba la bienvenida al último periodo con otra canasta de 3 (50-61) para alejar la emoción, la respuesta blanca convenció al más pesimista de los aficionados locales. Carroll le devolvió el triple y Llull anotó a aro pasado (55-61, m.33). Brazos al viento, arriba y abajo. Y un pabellón contagiado.

Ahora sí había factor cancha. Ahora sí había banderas que anunciaban cambios. Y ese ambiente, y esa moral, serían indestructibles hasta el segundo final de partido. Ni siquiera importó que Tomic anotase dos canastones de forma consecutiva. Ni los diez de desventaja. Nada. Nada contaba entonces. Únicamente la fuerza de la 1-3-1 de Laso, ccon Slaughter dándole bocados al partido en defensa y la fe de Llull, contagiada a grandes dosis entre sus compañeros. Dos tiros de libres suyos precedieron a un coast-to-coast del Chacho. Más tarde, rebote ofensivo y canasta de Reyes, otro canastón de Rodríguez y la catársis para los de casa, un contraataque llevado por el mismo base canario con la guinda del mate final de Rudy Fernández. 10-0 de parcial. 65-65 en el luminoso. Partido nuevo y banderas blancas al aire.

Cuando el «5» madridista corría la banda mirando al tendido, en pleno éxtasis, cualquiera podría haber apostado, por tendencia, dinámica del partido y sensaciones, por el Real Madrid. Empero, enfrente está Navarro, aquel capaz de sacar una falta con tres tiros libres de una posesión casi sin peligro. Aquel capaz de anotar 5 veces desde la personal sin fallo para echarle las últimas gotas de agua helada al Palacio de los Deportes (65-70). Mas no enfriaron el ambiente.

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Porque cuando Sergio Rodríguez cogió el balón en la zona barcelonista, parecía saber que él sería el héroe final del partido. Su 2+1 le dio alas a los suyos. Su triple posterior, sencillamente, cambió para siempre el guion del encuentro. La mayor de todas las banderas, la de la remontada, la estaba enarbolando él. Faltaba un chispazo más de épica blanca y Felipe Reyes se la entregó a su equipo en forma de un rebote decisivo en ataque que transformó en canasta y en la primera ventaja blanca desde el inicio del segundo cuarto (73-72).

El Barça Regal, en la última jugada, tuvo la opción de victoria en una penetración de Sada que derivó en un balón perdido por la línea de fondo. Balón para el Real Madrid. El base, polémica su semana, y su equipo reclamaron con insistencia falta personal y la tangana final, saldada con técnica a Navarro, llevó a la línea a Sergio Rodríguez, que certificó la victoria del Real Madrid por 76-72 y un 1-0 que la historia suele recompensar con el título. El Barça Regal está dispuesto a impedirlo.

Daniel Barranquero
@danibarranquero
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