Artículo del @elcapitaenciam sobre el Madrid-Barça

El Instant Replay, la modernidad que reclama el baloncesto y no la coartada que justifique la derrota del Barça

ARTÍCULO PUBLICADO EN «EL CONTRAATAQUE»

 

 

Final de la mejor liga de Europa al mejor de cinco partidos. Produce RTVE, realización pobre y sin la señal para la Alta Definición. Retransmitido por televisión en todo el mundo, incluyendo Estados Unidos y Asia. Especialmente remarcable en China siendo un partido a emitir en horario de máxima audiencia por la diferencia horaria. Pocas cámaras para el encuentro y durante el partido al narrador Arseni Cañada no le avisan que se encuentra en directo, en uno de los sucesivos Epic Fails de fabricación en Torrespaña esta temporada en cuanto a baloncesto se refiere. En un Palacio de los Deportes con más de 12.000 espectadores, los mejores equipos de la competición frente a frente. La suma de 50 millones de euros de presupuesto entre los dos equipos.

En una final al mejor de cinco partidos lo prioritario es el disponer de la iniciativa táctica en los encuentros a disputar. Laso la llevó del inicio, defensa caja más uno con Llull defendiendo a Juan Carlos Navarro. Fue en ese momento que Marcelinho Huertas se erigió en el líder anotador de los azulgrana. El Real Madrid bastante disciplinado en la pista. Carlos Suárez sumando en rebote tanto en la defensa como el ataque. Era cuestión de equilibro. El Barça iba por detrás del marcador fruto de la iniciativa táctica de Laso. Todo cambió en una pérdida en ataque de Carlos Suárez, Pablo Laso lo sustituyó de inmediato reflejando sus jerarquías en la penalización del error. Si Llull se equivoca igualmente dispone de sus 30 minutos en pista, Carlos Suárez hiciese lo que hiciese jugaría 12 minutos. Ocho en el partido de este mediodía.

Fruto de ese cambio el Real Madrid se convirtió en un equipo más anárquico movido por la intensidad de Sergi Llull y la valentía de Sergio Rodríguez. Fruto de la anarquía local el Barça encontró su sitio en la pista. El orden y la pizarra. Oleson y Mavrokefalidis aportando la solvencia carente en el primer cuarto. Fruto de la solvencia creció Víctor Sada en uno de los momentos más dulces que ha disfrutado el jugador como profesional en el Barça; con cuatro triples consecutivos, el Barça remontó y Xavi Pascual recuperó la iniciativa táctica perdida al comienzo de partido arrebatada por Pablo Laso. El Barça jugó, dominó y se gustó. El Real Madrid hervía en el banquillo buscando respuestas a lo que sucedía en pista. No las encontraron hasta el último cuarto. De nuevo con Sergio Rodríguez.

Sergio Rodríguez erigiéndose como el base en mejor estado de forma en el baloncesto español. Por encima de Ricky Rubio y José Manuel Calderón. Por momentos explosivo, por momentos cerebral. Pausado en la toma de decisiones, letal en la ejecución. Imparable en el bloqueo directo. El público se quedará con los gestos de rabia de Sergi Llull, el mundo de baloncesto se queda con la productividad en los minutos jugados del base tinerfeño. Este mediodía sumó 23 minutos, con 21 puntos, 4 asistencias y sin perder ningún balón. Delatándose el liderazgo de Mirotic con casi 28 minutos y de Rudy y Sergi Llull rozando los 30 minutos en pista. Rendimiento respecto liderazgo mal atribuido y que esconde la principal carencia del Real Madrid esta temporada, tres jugadores que no se aclaran en la jerarquía del equipo.

El Barça sumaba diez puntos de ventaja fruto del orden, el progreso, la pizarra y los roles distribuidos. Todo al aire en el último cuarto. Faltaron ideas en los azulgrana pero básicamente el saber leer la defensa madridista. De nuevo se repetía el escenario de la Final Four. Balones a Navarro cuando no se sabía qué hacer en la pista. El miedo a tirar. Lanzamientos forzados, penetraciones suicidas, pérdidas de balón voluntarias o forzadas por la defensa local. Y el Palacio rugía, Sergio Rodríguez se envalentonaba, Felipe Reyes le dio por aparecer en los últimos minutos y el Barça colectivamente se desconectó del partido. Misma situación en un diferente escenario. Un partido a tumba abierta de los que ha acostumbrado a jugar el Real Madrid esta temporada.

Y fue en ese momento que el Barça se vio con opciones de remontar el partido a falta de cinco segundos del final tras un desacierto del Real Madrid para matar el partido. Sada en la transición, directo a canasta, Sergio Rodríguez le perseguía. A punto de lanzar a canasta, Llull a la espalda de Sada antes de lanzar. El debate entre si era falta o era posesión azulgrana tras el balón en línea de fondo. El dictamen arbitral concede posesión madridista. A dos segundos del final del partido. Misma situación que hacía una semana en el Palau Blaugrana contra el Gran Canaria. Un momento de dudas a resolver por la tecnología no aprovechado porque la situación no se recoge en la normativa.

En una semana se han disfrutado de tres situaciones similares en el último segundo a decidir por el soporte tecnológico. Dos en la ACB y una en la NBA. Sólo se resolvió en la liga estadounidense, con un criterio favorable y predispuesto a la revisión tecnológica. Amparados con una producción televisiva de 45 cámaras, 8 de ellas a cámara lenta. La estampa de la última canasta de Tony Parker contra Miami Heat quedará como una de las imágenes de la final, tanto por la estética en movimiento como por la decisión tomada.  Cuestión de décimas captadas por un objetivo enfocando al cronómetro de posesión. Este mediodía no era una décima sino de aclaración de una última jugada, quizás decisiva para el desarrollo de una final. Una situación no admitida por un estamento arbitral más pendiente de atrincherar a sus árbitros que no del desarrollo del juego del que, por cierto, se ganan la vida.

Esa indecisión provocó la explosión azulgrana convirtiéndola en su única coartada para justificar el resultado del partido de este mediodía. Periodistas que hablan de liga adulterada, directivos que recurren soezmente al Twitter para expresar su opinión e incendiar el debate, jugadores que provocan una trifulca en la pista. Protagonistas en las ruedas de prensa, una televisión que corta la emisión para poner un contenedor de prensa rosa, un debate acalorado en las redes sociales y la Calle Iradier en silencio contemplando el paisaje desolador construido antes del inicio del partido con las decisiones de Televisión Española. Una final con muchas alternativas desnutrida y vestida con disfraces del siglo pasado con manchas de formol. Criterio arbitral deslucido, árbitros cobardes, reglamento desfasado, realización televisiva muy deficiente y una trifulca final como en esos maravillosos años 80 a base de la rivalidad entre dos equipos futboleros. Cámaras beta en una realidad donde se impone la alta definición. Silencio informativo que incendia el debate en la Liga del Twitter. En pleno año 2013 y estancados en el siglo XX. Un relato que explica porque el baloncesto español cada día está más cerca de su muerte. Por culpa de una jugada, que podría resolverse a pie de pista, se tiró por la borda una serie emocionante.

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