"Malo es hacer una vacuna si no sabes cuál es el virus". Esta metáfora sirve a Juan Ignacio Capafons, catedrático de Psicología de la Universidad de La Laguna (ULL), para explicar el propósito que alienta la investigación en la que se ha embarcado durante los últimos meses, consistente en un amplio estudio de la forma en que los alumnos de Secundaria se relacionan con las nuevas tecnologías y, sobre todo, de las adicciones y riesgos que estas pueden generar. Pues bien, los resultados obtenidos por su equipo conforman un diagnóstico de una situación para la que ahora solo falta aplicar un remedio.

Un 30% de los adolescentes que participaron en el estudio, encargado por el Cabildo de Tenerife y realizado en 14 centros de la Isla y a más de 1.200 menores de entre 13 y 17 años, se encuentra en riesgo "al menos moderado" de dependencia del móvil y de internet. De ellos, un 10% "es muy probable" que ya sea "móvildependiente". Aunque Capafons rehúye el alarmismo, aporta una nueva comparación: "Si fuera una gripe, la Consejería de Sanidad tomaría medidas".

Es difícil saber qué problema es la causa y cuál la consecuencia -"si fue antes el huevo o la gallina", dice el investigador-, pero lo cierto es que los jóvenes más vulnerables a esta dependencia hacia las nuevas tecnologías puntúan más alto en depresión y ansiedad y presentan peores resultados escolares, lo que ofrece una idea de la estrecha relación entre ambos aspectos.

Los resultados dibujan una brecha entre sexos que resulta tan llamativa como preocupante. Las chicas duplican en tasas de dependencia a sus compañeros varones. "Hay que tener cuidado", advierte Juan Ignacio Capafons. Este mismo "sesgo de género" se produce en otro de los fenómenos analizados: el llamado "bullying" o acoso a través de internet. "Ellas reciben el doble de ciberacoso", constata.

La cifra de estudiantes de estas edades que sufren este tipo de comportamientos se sitúa en torno al 6% del total, aunque una proporción mayor -alrededor del 12%- "tiene boletos" para convertirse en víctimas. Esta mayoría femenina en el colectivo que es objeto de este hostigamiento no se registra, por el contrario, entre los acosadores, donde hay un equilibrio entre ambos sexos. No obstante, Capafons precisa que, al menos en la infancia, "los acosadores también son víctimas".

Los nuevos tiempos traen nuevas tecnologías, y estas, nuevos términos. En la investigación se ha preguntado también por el "sexting" -el envío de contenidos eróticos, sobre todo imágenes y generalmente producidas por el propio remitente, a través del teléfono móvil- y los resultados vuelven a sorprender. Casi un 20% de los alumnos ha llevado a cabo esta práctica alguna vez y un porcentaje menor pero apreciable -cerca del 8,5%, cien de los 1.200 menores estudiados- lo hace de forma "radical". Como es de esperar, este fenómeno es más habitual en los alumnos de más edad, no así el acoso, que "no conoce de edades".

El trabajo de campo ha finalizado y lo extenso de la muestra garantiza, según el coordinador de la investigación, su representatividad y fiabilidad. Lo que ahora resta por hacer es lo más importante: indagar en las causas de estos comportamientos y, en especial, determinar cómo actuar.

En cuanto a lo primero, Capafons solo se aventura a esbozar algunas hipótesis. "La percepción que el niño tiene de la valoración de su entorno es una variable importante, el sentir que tienen éxito en el ámbito que les corresponde, que normalmente es el académico", apunta. Una educación excesivamente laxa, con padres que "no prestan la atención suficiente" puede facilitar que el joven adopte actitudes "tiránicas y despóticas" y termine incurriendo en acoso.

"Son personas con baja tolerancia a la frustración, con poca capacidad de esfuerzo y con mucha impulsividad". El deseo de destacar y de obtener el reconocimiento del grupo es también un aliciente para quienes se suman a estas prácticas.

Una paternidad ejercida de forma totalmente opuesta, con exceso de control, puede ser también "nefasta". El equilibrio aquí es tan aconsejable como difícil de alcanzar.

Una vez registrados los datos y extraídas las conclusiones llegará el momento de pasar a la acción. Juan Ignacio Capafons espera que el Cabildo tinerfeño, como promotor de la iniciativa, se ponga en contacto con las instituciones apropiadas para "que se hagan cosas". La elaboración de una guía para los centros escolares, que podría redactar la propia administración insular, es una de las medidas dignas de tenerse en cuenta, a juicio del investigador.

El hostigamiento por medios telemáticos, al alza

La Consejería de Educación del Gobierno de Canarias no dispone de un programa específico contra el "ciberacoso", pero aborda este fenómeno dentro de su Servicio de Prevención y Ayuda contra el Acoso Escolar. La coordinadora de los programas de convivencia de la Administración educativa, Rita Ojeda, revela que el acoso "directo" continúa siendo el predominante, pero apunta que también se encuentra presente el uso de tecnologías como los teléfonos móviles para los "comportamientos agresivos". La Consejería advierte de que esta modalidad se produce cada vez con mayor frecuencia y a más temprana edad, y que el daño que se origina aumenta "exponencialmente" en la medida en que se difunde el mensaje, haciendo partícipes del acoso al resto de los compañeros.

La mitad de los casos atendidos suele ser acoso

El protocolo de actuación previsto por el Servicio de Prevención y Ayuda contra el Acoso Escolar se activó en 141 ocasiones durante el curso 2013-2014, aunque el diagnóstico de acoso se confirmó en algo menos de la mitad de los casos (67, un 47,5%). En 17 de las 67 situaciones en que se corroboró la existencia de acoso, este se llevó a cabo por medios telemáticos (un 25,3% de los casos confirmados). "La inmensa mayoría de las situaciones se resuelve en el propio centro" una vez puestas en marcha las actuaciones contempladas en el protocolo, apunta Rita Ojeda.