"Una parte de la oferta desregulada -en alusión al fraude, el intrusismo y la competencia desleal- se hace a través de los mercadillos y esto requiere una regulación", afirma el consejero regional de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas, Juan Ramón Hernández. La mayoría de las veces, explica escogiendo cada palabra, "el agricultor acude ahí a vender su producción, pero también hay casos en que van a los mercadillos a vender cosas que no producen: es necesario que la Administración regule". Los mercadillos que urge regular no son competencia del Gobierno, sino de los municipios.

Así lo explica Hernández al recordar la crisis "muy dura" que ha enfrentado el sector en esta legislatura y que explica el repunte de la agricultura "de fin de semana" -en referencia al intrusismo- en los últimos años. El consejero señala que la lucha contra la competencia desleal pasa por las organizaciones agrarias, que son "determinantes" para vigilar el propio sector. "Procuramos regular a los agricultores a través de esas organizaciones y si se logra, seguramente gran parte del fraude desaparece".

Esas organizaciones también son importantes para hacer más eficientes las producciones canarias, limitadas por la fragmentación del territorio y la lejanía del mercado continental y europeo. Pese al bajo peso que tiene la actividad en el PIB regional, confía en que gane terreno mediante la concentración de la oferta y su integración con la distribución. En este sentido, afirma que ya hay ejemplos de explotaciones regionales que han logrado ponerse de acuerdo con la gran distribución -los pequeños agricultores siempre han criticado las condiciones que imponen los grandes de la distribución-. "La atomización del sector va en contra de la competitividad, por lo que es necesaria su concentración a través de la unidad de explotación en organizaciones agrarias", señala mientras recuerda la existencia de una que agrupa a 57 agricultores que son capaces de producir para una gran cadena 28 tipos de ensaladas a lo largo del año. "Si los pequeños se unen en la península, en Canarias tiene aún más sentido", asegura.

Reconoce que el envejecimiento del campo es un problema y asegura que su departamento ha puesto en marcha diversas actuaciones para revertirlo, como ayudas específicas o el mantenimiento de las escuelas de formación -las de capacitación agraria-.

Ayudas que, en el sector en general, van orientadas al mantenimiento del empleo. De ahí, explica, que buena parte se destine a los dos mayores cultivos de exportación -plátano y tomate-, que son los que más trabajo sostienen. Responde así a las críticas de otros cultivos, como la vid, que se quejan de obtener menos de las que deberían. "La vid hace un aporte destacado al paisaje y a la conservación del medio ambiente, pero no tiene la incidencia socioeconómica de los cultivos de exportación".

Pero la crisis también ha tenido un lado positivo, defiende Hernández al hablar de su gestión en esta legislatura, pues obligó a definir mejor las prioridades y asentó las bases del sector primario en Canarias.

"En la cuota del atún, al Estado le faltó voluntad política"

Como un "lapsus" califica Hernández las críticas del Ministerio al afirmar que las Islas no habían proporcionado las cifras "reales" de capturas para fijar la cuota de captura del atún rojo. "La responsabilidad de la consejería de aquel momento estaba en manos del PP y, además, el organismo del que emanan esos datos es el Instituto Oceanográfico Español, que depende del propio Ministerio", por lo que este "no puede ahora alegar que no los tenían, porque sí los tienen". También critica que el Gobierno central debió tomar en cuenta las capturas en las Islas desde 1966 y no solo entre 2001 y 2007. "Pero no hubo voluntad política para corregir esa injusticia", lamenta mientras asegura que su departamento "ha ido de la mano" con los pescadores estos años.