Tras el anuncio de que garantizará la Prestación Canaria de Inserción (PCI) a aquellas personas que la tienen concedida, el Gobierno de Canarias informó ayer en una nota de que trabaja "intensamente" para cubrir las altas nuevas y las renovaciones de la PCI.

La viceconsejera de Políticas Sociales y Vivienda, Isabel Mena, junto a la directora general de Políticas Sociales e Inmigración, Carmen Acosta, mantuvieron este miércoles un encuentro con representantes del Colegio Oficial de Trabajo Social de la provincia de Santa Cruz de Tenerife con el propósito de explicarles la labor que está llevando a cabo el Ejecutivo para poner al día la lista de espera y que la PCI tenga cada año los fondos necesarios para cubrir la demanda en su totalidad.

"Aquellas personas que ya tienen concedida la PCI no tendrán problema alguno para seguir percibiéndola, mientras que en lo que trabajamos ahora es en cubrir las altas y renovaciones", afirmó Mena, que aseguró que el nuevo Gobierno ha hecho de la PCI una "prioridad" y que trabaja para financiarla "adecuadamente" para evitar retrasos en su concesión.

También dijo que los expedientes de las personas en lista de espera ya se encuentran listos para que, en cuanto se apruebe la ampliación de crédito, empiecen a percibir la prestación.

"Si no me pagan, tendré que volver a pedir"

Debajo de los datos de la PCI hay historias como la de Ricardo Pérez. Desempleado, tratando de superar dificultades personales, beneficiario durante un año y seis meses de esta ayuda y con la incertidumbre de si el último plazo de prestación al que tiene derecho -seis meses- se lo abonarán o no, dado que no ha recibido respuesta oficial.

El anuncio realizado en estos días por el Gobierno de Canarias parece que amortiguará la situación de personas en sus circunstancias. Si no es así, vislumbra un futuro aún más difícil. Su grito es desesperado: "Si no me pagan a final de este mes, tendré que volver a pedir en la esquina de San Sebastián con la avenida La Salle para poder pagarme la habitación y mi comida".

El miedo de Ricardo está en que, asegura, mientras intentaba informarse en los últimos días, en las oficinas del Gobierno de Canarias le dijeron que la renovación de su ayuda es favorable pero que, "como no hay dinero", no se la podrían pagar.

Según su relato, la de este argetino es una historia de la crisis. Tras años en España sin grandes dificultades, en 2008 todo se le complicó al perder su trabajo en la hostelería (había sido metre, camarero y técnico de mantenimiento incluso en establecimientos de lujo). Ahora su única petición es cobrar a final de mes para no volver a pedir.