El Julán (o El Julan) es una desolada vertiente meridional de El Hierro en la que se aprecia la actividad volcánica reciente. Una ladera de acusada pendiente surcada por barrancos que parte del Valle de El Golfo y llega hasta el mar.

Este histórico lugar herreño ha sido usado como hábitat por los pastores que conducían sus rebaños a pastar a los terrenos comunales, no solo después de la conquista sino incluso antes, en tiempos de los aborígenes denominados en El Hierro bimbaches.

El Julán, una vez conquistada la Isla, pasó a ser dehesa de señorío y el último conde de La Gomera la cedió a los pastores, quienes la administraron hasta finales del siglo XIX. A partir de ese momento comenzó la privatización de grandes superficies, de forma que en la actualidad los terrenos comunales se circunscriben al extremo más occidental y agreste de la Isla, conocido como La Dehesa.

Los bimbaches dejaron para presentes y futuras generaciones la riqueza de numerosos petroglifos, que pueden admirarse en diversos puntos de la Isla, grabados que aún no han podido ser descifrados, aunque los de El Julán son, sin duda, los más extensos.

Los investigadores han destacado que "la zona arqueológica de El Julán corresponde a un asentamiento bimbache único por sus características hallado hasta hoy en Canarias. Tras el descubrimiento de este conjunto arqueológico, se creó un Centro de Interpretación del Arte Rupestre para la difusión del patrimonio arqueológico de la zona, donde el visitante se transporta en el tiempo entre los yacimientos que establecieron los orígenes de la cultura de este pueblo.

Muy cerca de El Julán se pueden contemplar los restos del antiguo lugar de reunión denominado tagoror. Se han descubierto también enterramientos en cuevas, hallándose cadáveres momificados y ofrendas tales como utensilios domésticos, herramientas primitivas y recipientes con varios alimentos. Otros elementos presentes en este entorno arqueológico son las aras de sacrificio, realizadas en piedra seca y constituidas por un espacio central que solía taparse con una laja de piedra en el que se acumulaban restos óseos de cabras y cerdos que eran sacrificados e incinerados.

El Julán ha sido relacionado también con el mundo mágico-religioso vinculado con la captación de agua, dada su proverbial escasez en la isla de El Hierro.