Lo primero son las clases". Compaginar estudios y deportes ha sido un quebradero de cabeza para muchos padres, que han antepuesto los resultados académicos de sus hijos a la educación física. Pero, ¿y si no fuera solo una actividad saludable a la que se le dedican un par de horas a la semana? ¿Y si el futuro profesional de esos adolescentes estuviera en la danza, el fútbol o el voley, y no supiéramos verlo? ¿Y si la mente y el cuerpo lograran convivir sin que ninguno de los dos saliera perdiendo?

El Instituto de Educación Secundaria Benito Pérez Armas, en Santa Cruz de Tenerife, es el único del Archipiélago que ofrece un Plan Adaptado para Deportistas (PAD). Aquí padres e hijos se ponen de acuerdo en lo que quieren. El centro ha diseñado un horario especial para que los alumnos que están federados en algún deporte no tengan que abandonar su vocación. Juntando las horas de Religión o su alternativa, además de los recreos y el tiempo de educación física, los chicos tienen seis horas de clase de la actividad que practiquen.

El instituto, que dispone de unas amplias instalaciones, cede su uso a las federaciones a cambio de que estas les cedan monitores. El acuerdo permite que puedan entrenar durante las tardes y que se realicen competiciones los fines de semana y, al mismo tiempo, que el Benito Pérez Armas tenga a su disposición a profesionales expertos para enseñar a los chicos a diario. De los 500 alumnos que están matriculados en el instituto, 200 practican algún deporte de manera profesional, pero disponen de espacio y medios para unos cuantos más.

El director, Miguel Ángel Padrón Almenara, reivindica las virtudes del espíritu deportivo, que van más allá de la flexibilidad de horarios y de los cambios en las fechas de los exámenes si los alumnos tienen que viajar con sus equipos. "Los estudiantes deportistas generan otras dinámicas que contagian al resto. Casi todos son buenos estudiantes: tienen mucha disciplina y constancia", destaca. Padrón está convencido de que "su presencia mejora la convivencia" y asegura que "han disminuido los conflictos escolares".

El docente quiere hacer así un llamamiento a aquellos padres que tengan hijos deportistas ahora que está abierto el período de inscripción en centros públicos del Archipiélago para el próximo curso.

El Programa de Atención a Deportistas lleva 14 años funcionando. "Algunos profesores vieron la necesidad de hacer algo así en las Islas. Todavía hoy es un programa único, pero creo que no solo en la Comunidad Autónoma, sino en todo el Estado".

En total se ofertan trece especialidades deportivas este curso, que varían cada año en función de la demanda que exista entre los estudiantes matriculados. Voleibol, baloncesto, balonmano, natación, fútbol, voley-playa, tenis de mesa, danza o preparación física son algunas de las actividades que pueden practicar de manera profesional. Cada una de ellas cuenta con un espacio habilitado: desde canchas de arena de playa hasta un pabellón de baloncesto pasando por una zona de tenis de mesa o una sala para danza.

Además de contar con personal específico para poder desarrollar el programa, su éxito está supeditado a la gran implicación de todo el profesorado, la participación de las familias - "que es más elevada"-, la apertura del centro al vecindario y la colaboración de instituciones como el Cabildo, el Ayuntamiento, las federaciones y los clubes deportivos. "Por este centro han pasado y hay ahora mismo alumnos de élite en competiciones nacionales e internacionales", dice con orgullo el director.

En este centro, adaptar las actividades académicas a los calendarios de entrenamiento y competición no es una opción sujeta a la buena voluntad del profesor. Los estudiantes que pertenecen al PAD que participan en competiciones regionales, nacionales o internacionales, y que en muchas ocasiones se tienen que desplazar durante días o semanas a campeonatos, campus y concentraciones, tienen un calendario diferente, adaptado a sus necesidades. "A estos alumnos se les cambian las fechas de los exámenes ordinarios y extraordinarios, además de las evaluaciones, si se requiere", cuenta el director.

Las hermanas Ramos, dos gemelas que juegan en la Unión Deportiva Granadilla (UDG) y que son internacionales con la selección española, acaban de matricularse en el Benito Pérez Armas. "Mi padre siempre me ha dicho que si no hay estudios no hay fútbol", cuenta Noelia Ramos. La joven, que sabe muy bien lo que es el sacrificio, insiste en que, a pesar de las dificultades que implica combinar las clases con su entrega al deporte, no cambiaría su experiencia. "Mi hermana y yo nos hemos pasado toda la vida con un balón en las piernas. Creo que quienes tienen esa vocación tienen que saber que habrá altibajos, pero que no deben tirar la toalla", dice. Ramos valora que exista un centro así, donde pueda compaginar su vocación y seguir, al mismo tiempo, formándose. No tener que descuidar ninguna de las dos facetas la ayuda a continuar haciendo lo que quiere.

El instituto también pertenece a la red de centros de integración preferente para alumnos con discapacidad motora y ha ejecutado obras durante los últimos años para derribar barreras, porque uno de sus retos es, según el director, que el centro sea accesible en todos los sentidos.