Los liderazgos indiscutibles, incluso rozando el cesarismo, tienen muchos pros y contras. Por transparencia, democracia, controles y límites, las partes negativas han de tenerse muy en cuenta, pero, a veces, a un líder con esas características le sigue una etapa de dudas, dispersión y grietas que también son muy contraproducentes para el colectivo o formación política. Es, a grandes rasgos, lo que está ocurriendo en el PP canario, que ha pasado de la casi indiscutida y omniabarcante presidencia de José Manuel Soria a unos meses interinos de Asier Antona en el cargo. Un tiempo en el que no solo no se ha consolidado de forma inequívoca, sino que el congreso de este marzo ya ha evidenciado las diferencias internas que vive el PP y que, seguro, existían latentes ante la figura de Soria.

En principio, Antona cuenta con ventaja para afianzar su cargo en el congreso, una vez se celebre el nacional. Ha ido recorriendo todas las islas y agrupaciones locales y su trabajo ya se ha traducido en un apoyo unánime de Nuevas Generaciones y de los 12 alcaldes con que cuenta el PP en Canarias (cifra muy baja si se atiende a los 88 municipios que hay y a la relevancia de la formación a escala estatal). Sin embargo, estos respaldos también han descubierto las grietas que amenazan con tambalear un poco al partido, no se sabe aún si con consecuencias graves o si en forma de pequeños pellizcos a superar tras los resultados del congreso, en línea con la unificación de pareceres que suelen lograr los conservadores, en términos generales, desde que Aznar modernizó el PP desde 1990.

El apoyo de NNGG a Antona y, sobre todo, la prohibición de extender mensajes relativos al exalcalde de Las Palmas Juan José Cardona mediante las redes sociales es una clara prueba de que el juego, si no sucio, tampoco está siendo del todo limpio. De hecho, Cardona le censura con dureza a Antona usar el aparato en su beneficio.

A esto hay que añadir el explícito malestar de Cristina Tavío tras conocerse el respaldo de los alcaldes a Antona. Hasta anoche, en que anunció su candidatura en El Día TV, había dicho que esperaría al 13 de febrero, dado que quería centrarse en el congreso estatal. Sin embargo, sus críticas a ese apoyo "de patas cortas" y contraproducente, unido a su discutido método de protestar por el adelanto de candidaturas mientras corría por Santa Cruz, no solo han añadido aliños llamativos o chirriantes, sino pruebas de que la familia no está tan unida. Encima, anoche criticó al presidente "interino" por "desaprovechar" la ocasión, desunir el partido, su excesivo "protagonismo" y "arrinconar" a miembros relevantes.

Si a todo esto añadimos la que armó el exdelegado del Gobierno, Enrique Hernández Bento, al ser sustituido por Mercedes Roldós, a la que no puso muy bien, la cosa se complica más. Aunque con sus declaraciones en caliente pareció casi autodescartarse, Bento también ha dejado clara su ilusión por aspirar a la presidencia y lo haría con una visión no muy edificante de Antona, al que le ha reprochado su defenestración por entender que convenía su purga justamente ante el congreso. Además, su apuesta por pactar con el PSOE canario añade más picante al debate.

Mientras, Antona, que cuenta con el apoyo de dirigentes como Australia Navarro, Manuel Domínguez (alcalde realejero pero también presidente del PP tinerfeño), de Juan Manuel Casañas (presidente del PP herreño) o el subdelegado del Gobierno en la Provincia tinerfeña, Guillermo Díaz Guerra, ha optado por un pretendido perfil equidistante e integrador, pero que no ha calado en sus contrincantes. En su entorno y entre algunos que no le apoyan, se cree que tiene muchas opciones de ganar cuantas más candidaturas haya. Incluso, de haber solo una alternativa se calcula que tiene un 60-40% a su favor, pero otros críticos no lo ven así y consideran que, si Tavío, Cardona y Bento se unen (incluso con algún nombre aglutinador), hay partido y un resultado incierto.

Un Gobierno autonómico pendiente del PP

El congreso del PP canario en marzo no solo será analizado con lupa por muchos de sus dirigentes, militantes y votantes, sino que partidos como CC y PSOE estarán más que atentos. En principio, que Antona tenga más opciones para ganar (para algunos, incluso, de forma clara) es una buena noticia para CC. Así lo ven, al menos, diversos dirigentes de CC, que aluden al acuerdo verbal entre Fernando Clavijo y Mariano Rajoy, trasladado luego a María Dolores de Cospedal, para que los populares no agredieran a los nacionalistas en el Parlamento con una censura a la espera de que, tras los congresos o clarificarse el panorama nacional con los presupuestos, poder entrar en un gobierno. Algunos creen que eso se dará justo después del previsible triunfo de Antona, otros lo ven para verano y, los más, para otoño. Sin embargo, entre los que apoyan a Antona hay quienes apuestan clara y públicamente por un pacto con los socialistas, como Manuel Domínguez, incluso sin que eso implique necesariamente un cambio en el Cabildo tinerfeño, dado que ahí se dependería de Podemos. Entre este sector, no se tiene tan claro que Antona pacte inmediata o precisamente con CC (entre otras cosas porque ya pactó en su día con el PSOE en La Palma), aunque las dudas crecen aún más si venciera Bento, que también se ha mostrado a favor de desbancar a CC, pero de forma casi vehemente. Bento cree clave que el PP sea dirigido por alguien de Gran Canaria por el mayor peso del partido en esa Isla, donde CC es muy débil. Cardona también ha hablado de que Gran Canaria esté bien representada y en Lanzarote y Fuerteventura puede vencer la tesis proclive a un cambio tras 30 años de CC. Además, se recuerda que Tavío no veía mal pactar con Julio Cruz (PSOE) en Santa Cruz en 2011 y anoche insistió en cambiar el sistema electoral.