Que las opciones de pacto entre CC y PP se han tornado harto complicadas lo demostró también ayer el malestar en CC por las enmiendas presentadas por los populares a la nueva ley de crédito extraordinario que pretende aprobar el Gobierno regional en el pleno que comienza hoy y se cierra mañana (de ahí el plazo tope del PP al pacto porque se acaba el periodo de sesiones antes de las vacaciones). Fuentes nacionalistas temen que las enmiendas de los populares puedan afectar a los servicios básicos.

No es que el PP se oponga al crédito de 340 millones de euros, sino que pretende enmendar apartados cuestionados por el consejo Consultivo, que no ve justificados hasta 85 millones.

El PP canario vivió ayer con tranquilidad la jornada en la que CC debía digerir y aceptar o no el preacuerdo del pasado viernes, aunque ya desde el sábado era consciente de que lo pactado con Ruano y Barragán no sería aceptado por muchos integrantes importantes de Coalición.

En las filas populares, el reparto de áreas acordado, la reforma fiscal gradual y dejar fuera el cambio de la ley electoral y a expensas de lo que diga la comisión informativa no es que creara excesivo entusiasmo o convenciera a fondo, pero sí se entendió como algo asumible y perfectamente explicable dentro de la formación y a la sociedad en general en aras de mayor estabilidad en el gobierno por los escasos 18 diputados de CC y los dos años largos de legislatura que quedan.

Si bien el domingo las dudas por la reacción en CC crecieron y en la mañana de ayer se multiplicaron, tras la permanente, y según fuentes populares, el partido se mantenía con máximas muy claras: el plazo dado para un acuerdo o un descarte definitivo de la alianza se mantiene hasta mañana, desde ese momento no se negociará más, no se aceptarán menos de 4 consejerías y el reparto, en principio, es el del pasado viernes, con lo que todo depende de si, a última hora, CC rectifica porque le abruma seguir en soledad. Algo que, sin embargo y lejos de dar miedo, gusta a buena parte de Coalición, quizás con un intento de acercamiento a NC o a la espera de si las primarias del PSC abren alguna posibilidad, principalmente si vence Ángel Víctor Torres, por más que este subraye siempre que harán oposición.

Mientras, los nacionalistas celebraron ayer su comisión permanente que se prolongó durante tres horas. El preacuerdo alcanzado el pasado viernes entre los equipos negociadores de CC y PP para cogobernar las Islas no pasó ayer el filtro clave de este órgano. La fuerte contestación interna al reparto de áreas del principio de acuerdo, especialmente de los representantes de Gran Canaria y El Hierro, pone en alto riesgo el pacto final.

No obstante, los nacionalistas siguen confiando en retomar el proceso este viernes, frente al mantenimiento por parte de los conservadores de la fecha de mañana como tope para suscribir la alianza o descartarla definitivamente y hacer oposición, "responsable y en pro del interés general", pero oposición real y sin ataduras, según fuentes del Partido Popular.

La reunión de CC incluso impactó a algunos, según las fuentes consultadas por EL DÍA. Especialmente contundente fue la intervención del vicepresidente y referente ahora de Coalición en Gran Canaria, Pablo Rodríguez, uno de los afectados por el reparto acordado el viernes, si bien el secretario general de CC y consejero de Presidencia, José Miguel Barragán, y el portavoz parlamentario, José Miguel Ruano, habían dejado claro a Australia Navarro y el resto de representantes del PP que todo dependía de la Permanente de ayer.

Rechazo frontal de Gran Canaria y El Hierro

El vicepresidente y consejero de Obras, Carreteras, Puertos y Transportes evidenció el rechazo absoluto de su partido en su Isla a lo pactado y coincidió en las críticas con los herreños de AHI.

Ese reparto del viernes dejaba al PP ese área completa de Rodríguez y la Vicepresidencia, así como Agricultura, Ganadería y Pesca, la consejería de Turismo y la de Barragán (Presidencia, Justicia e Igualdad). Sin embargo, y más allá del rechazo desde CC en Gran Canaria, los herreños también se oponen a que Narvay Quintero pierda la Consejería de Agricultura, por mucho que se mantuviesen algunos cargos por debajo de él o medios en ese departamento. Además, los herreños están muy pendientes de qué pasa finalmente con la reforma electoral, toda vez que siempre han abogado por mantener la triple paridad y los 60 diputados actuales sin cambios, aunque sí apoyan unas barreras menores.

La contestación interna en CC fue más allá y, aunque no se descarta ceder 4 consejerías, todo depende de su peso, lo que, al menos por lo escuchado ayer, no es viable con el preacuerdo del viernes. Las voces son tan dispares que, según las citadas fuentes, en CC solo existe consenso respecto a desprenderse de Turismo (no de Cultura, que ahora están unidas), pero no hay acuerdo común sobre las otras dos o tres consejerías.

Según las fuentes nacionalistas, los dirigentes negociadores del posible pacto les expusieron que esas cuatro consejerías habían sido solicitadas por el PP y que se había producido un cambio respecto a las peticiones iniciales de los populares, que incluían Economía y Servicios Sociales y no Agricultura o Presidencia. En CC, y por lo que toca a Gran Canaria, se prefiere ceder Economía, por mucho que la lleve el grancanario Pedro Ortega, a los departamentos del vicepresidente, toda vez que el primero es un independiente (por mucho que suscite apoyo generalizado de los empresarios) y el segundo es un miembro del partido con proyección al que se le ha querido relanzar más en la Vicepresidencia.

Aunque se les presentó así, desde el PP se insiste en que el reparto fue un acuerdo entre ambas delegaciones y que, ahora, la pelota está en el tejado de CC porque los populares no recularán ni aceptarán menos de 4 consejerías, por mucho que se especule con el Diputado del Común o la Autoridad Portuaria tinerfeña.