El volcán submarino Tagoro, que entró en erupción en El Hierro en 2011, creció desde los 375 hasta los 89 m de profundidad, según imágenes acústicas captadas durante el fenómeno publicadas en la revista americana "Geochemistry, Geophysics, Geosystems", según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

El estudio incluye una "espectacular secuencia de imágenes acústicas" que muestra cómo la erupción consistió en "emisiones periódicas violentas" de grandes "pompas" de productos volcánicos entre las que había "balones de lava" que, "debido a su gran tamaño" se hundían antes de llegar a la superficie, con las paredes frías, pero con su interior aun lleno de lava incandescente.

El jefe de la campaña oceanográfica GAIRE y geólogo marino del IGME, Luis Somoza, se encontraba a bordo del buque "Sarmiento de Gamboa" cuando el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias les pidió que fueran a la zona para conocer la profundidad exacta del volcán. "Lo hicimos encantados, y además era nuestro deber", señaló el geólogo.

Según el estudio, el final de la erupción consistió en la formación de los denominados "hornitos", chimeneas de más de 5 metros de altura que coronan en forma de torres la cima del volcán, localizada a unos 89 de profundidad. Estos "hornitos" son estructuras piramidales construidas por la agregación de productos volcánicos durante las fases finales de la erupción.

El IGME aseguró que, como consecuencia de las "grandes cantidades de hierro emitidas" en los estadios finales, la cima del volcán se encuentra ahora cubierta por una capa de "copos anaranjados" de la actividad bacteriana.

Esta fertilización "ha producido una explosión de vida después del cese de la actividad volcánica", tal y como demuestran otras imágenes del estudio, que fueron tomadas casi dos años después por un minisubmarino.

En las imágenes se observan numerosos camarones y congrios que habitan los orificios de emisiones que todavía emiten dióxido de carbono.