Desorden, descoordinación, precipitación, falta de control de los tiempos y ausencia de relato político propio. Este es el análisis que algunas voces dentro del PP canario realizan con preocupación tras los primeros meses de Asier Antona como presidente de los conservadores isleños. Pero sin duda lo que desata todas las alarmas en el seno del partido es la subordinación en la estrategia de oposición del PP a las prioridades que señala Román Rodríguez, presidente de Nueva Canarias. Una organización con doce diputados en el Parlamento autonómico -aunque no muy bien avenidos entre sí- obtiene menos visibilidad que otra que solo tiene cinco.

El presidente del PP de Canarias, Asier Antona, no ha dudado en mantener el sistema de disciplina militar instaurado por su antecesor, José Manuel Soria. Quien se mueve de la foto se queda fuera. Sin embargo, sus actuaciones no están exentas de críticas en los corrillos del partido, sobre todo en Tenerife, Lanzarote y La Palma, donde observan cómo el objetivo de Antona de ser candidato por la isla de Gran Canaria en los comicios de 2019 está provocando la pérdida de terreno ganado en estas islas donde los conservadores no han dejado de crecer. La causa está en la estrategia errática del líder del PP isleño, autoerigido en árbitro de la política canaria tras la ruptura del pacto autonómico entre CC y PSOE. Ubicado en esta posición de privilegio, Antona ha querido ejercer de contrapeso, de socio y de opositor furibundo, y todo ello sin solución de continuidad.

De hecho, en la sede del PP tinerfeño consideran que una de las razones de no conseguir una alianza con CC en el Gobierno de Canarias fue el alto precio impuesto por el PP de Gran Canaria, presión a la que cedió Antona. Tampoco sentaron bien las formas en el desarrollo de las negociaciones, con plazos que no tenían en cuenta acontecimientos de índole nacional, descalificaciones del contrario en medio del proceso negociador e interferencias de otras fuerzas políticas -de nuevo, aparece Román Rodríguez- que intoxicaron el proceso ejerciendo de consejeros sobre para qué debería estar el PP en el Gobierno, y en qué áreas. Curiosamente, Antona generó en las filas propias una expectativa de acceso al poder autonómico que él mismo frustró con una estrategia que aún levanta ampollas en las filas conservadoras. También por alimentar ese viejo adagio de la política de todos los tiempos: ¿qué hay de lo mío?

Pero sobre todo las principales críticas dentro del PP canario se centran en la cesión del liderazgo de la oposición a Román Rodríguez, presidente de Nueva Canarias. "Estamos entregados a los brazos de Rodríguez", subraya una fuente interna del partido conservador. "Él marca la agenda y actúa como una especie de tutor de las fuerzas de oposición en el Parlamento. Eso es algo que con Soria al frente hubiera sido simplemente inimaginable". La escasa experiencia de Antona como líder autónomo aparece en estas críticas como un déficit para dirigir el PP canario.

Una muestra de este estado de cosas es la moción de censura en Icod de los Vinos, que otorgó la primera alcaldía a NC en la isla de Tenerife gracias al PP, a pesar de que los conservadores cosecharon más votos en dicho municipio en las elecciones de 2015. Además, fuentes de la organización conservadora entienden que Antona se dejó llevar por el rencor tras el fracaso de las negociaciones a nivel regional y apoyó esta moción de censura sin tener en cuenta las posibles consecuencias de esta en el resto de la Isla, como por ejemplo en Puerto de la Cruz, donde Lope Afonso, su segundo de a bordo, gobierna confortablemente apoyado por CC.

En este sentido, el PP no ha aprovechado la sólida posición que ocupa en el norte de Tenerife para añadir una pieza más al casillero propio; al revés, compromete la tranquilidad que hasta ahora ha disfrutado el alcalde portuense, uno de los valores del PP con mayor proyección política.

En cuanto a la estrategia en el Parlamento de Canarias, Román Rodríguez lidera todas las iniciativas e incluso se atreve a anunciar mediante comunicado las decisiones o acciones del resto de partidos de la oposición en la Cámara, incluido el PP. "El presidente de NC se arroga los apoyos del PP sin ningún rubor", denuncian los conservadores críticos, "como en el conflicto de la Radiotelevisión Canaria", insisten. Precisamente, la estrategia del PP sobre la televisión autonómica ha desatado todas las alarmas. El trasfondo hay que situarlo en la situación del ente público y la próxima renovación, obligada por la ley, del contrato de producción de los servicios informativos. Las fuentes del PP consultadas por este periódico abogan por disipar las dudas sobre un eventual alineamiento del partido con empresas privadas del ámbito audiovisual, apartado en el que la posición de Román Rodríguez es particularmente activa.

La estrella de Reverón

No cabe duda de que la diputada tinerfeña Luz Reverón va ganando notoriedad en el seno del partido, un hecho que levanta recelos en el seno de la organización. Tanto en Gran Canaria como en Tenerife existen voces que critican el respaldo e impulso que está recibiendo Reverón, de quien no olvidan que era militante de CC hasta 2012 y que incluso fue concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife durante el último mandato de Miguel Zerolo. "Hay mucha gente que ha trabajado muy duro por el PP en Tenerife y no se entiende que se opte por alguien llegado de CC para representar al partido en la isla", sentencian.

Las heridas del pasado congreso del PP canario no han dejado de supurar en la isla de Tenerife, donde la también diputada Cristina Tavío se resiste a abandonar la escena política pese a la evidente marginación a la que ha sido sometida por Antona. Y es que el grupo parlamentario del PP dista mucho de ser un bloque monolítico, con un grupo de desheredados por la actual dirección, articulado en torno a Tavío y la majorera Águeda Montelongo. El último episodio de este cisma es la renuncia del diputado tinerfeño Emilio Moreno. El magistrado, un hombre de bajo perfil público pero sólida formación, ha terminado aburrido por las escasas funciones que ha recibido dentro de un grupo parlamentario que no termina de aprovechar una coyuntura favorable para hacer ver un discurso propio en la Cámara. De nuevo, la inexperiencia de Asier Antona es señalada como la principal objeción a un mandato que aún busca (y no encuentra) su voz .