Es uno de los autores del informe sobre desigualdad en Canarias que servirá para elaborar el futuro plan contra la pobreza. David Padrón, profesor del Departamento de Economía Aplicada y Métodos Cuantitativos de la Universidad de La Laguna (ULL), advierte del proceso de polarización que ha experimentado la sociedad isleña -y que empezó antes de la crisis- y de las grandes dificultades a medio y largo plazo para eliminar las bolsas de pobreza severa.

¿Qué aporta el informe?

El Comisionado de Inclusión Social y Lucha contra la Pobreza nos pidió en 2015 hacer un análisis de diagnóstico para tratar de hacernos una idea de hasta qué punto había aumentado la desigualdad en Canarias y atisbar algunas de sus posibles causas. Es un análisis muy descriptivo; no entramos en las medidas, eso tiene que estar en el plan de lucha contra la pobreza. Nos sorprendió que el anterior -y creo que único plan contra la pobreza de Canarias- era de 1998, el estudio de base era discutible y nunca se evaluó si efectivamente se llevó a cabo y cuáles fueron los resultados. Entiendo que el documento que presentamos será uno de los trabajos que se usen para configurar ese plan, pero nosotros, todo el colectivo investigador, somos de la opinión de que haría falta más tiempo y profundizar en el diagnóstico para elaborar el plan. Nuestro trabajo es útil y necesario, pero hacen falta más estudios.

El Gobierno canario se ha quejado de la falta de exactitud de los datos del Instituto Nacional de Estadística porque las muestras para Canarias son pequeñas y los resultados son sesgados.

Es cierto. Por eso nosotros, para hacer el informe, hemos trabajado con los microdatos, no con los datos que presentan el INE o el Istac en su web, sino con las encuestas a las personas, las viviendas o los centros de trabajo. Nos hemos quedado tranquilos, porque en las cinco encuestas con las que hemos trabajado los resultados se refuerzan cualitativamente, es decir, son verosímiles.

¿El Istac tiene en la actualidad suficientes recursos para suministrar los datos que necesitan investigadores como ustedes?

No conozco cómo funciona por dentro el Istac, aunque tenemos una sospecha de que quizá debería de asegurarse una mayor independencia política. Los pocos miembros técnicos que conozco están sobradamente cualificados y trabajan duro. Pero después está el problema de la financiación. La Encuesta de Condiciones de Vida del Istac, similar a la de INE, es algo fundamental para Canarias. La periodicidad debería ser bianual, pero no se ha cumplido. Cuesta mucho dinero, sospecho que más de 200.000 euros o incluso de 300.000. Y si no se lleva a cabo no se puede hacer un seguimiento de una realidad que sabemos que es la que es, que en Canarias hay una situación de pobreza y desigualdad importante.

Según el INE, en Canarias el número de personas que llegan a fin de mes con facilidad ha crecido, pero también el de quienes lo hacen con dificultad.

Ese dato apuntaría a algo que señalábamos en el informe, y es que la sociedad canaria ha sufrido un proceso de polarización que, aunque es evidente durante la crisis, ya se dejó notar durante la segunda mitad de la fase expansiva. Entonces ya se veía que los estratos medios de renta que podían llegar medianamente bien a final de mes estaban menguando su peso en la distribución de la población y, al mismo tiempo, había aumentado el de las clases mas adineradas y el de los mileuristas para abajo. Y cuando llega la crisis, ¿quiénes son los que más padecen? Los que están en la cola. Asistimos no solo a un proceso de polarización, sino que tenemos una bolsa de vulnerabilidad de pobreza severa creciente que a ver cómo solucionamos.

Además, ocho de cada diez asalariados en Canarias, también según el INE, no llegan bien a fin de mes.

Una de las comunidades autónomas donde hay más precariedad y, por tanto, pobreza laboral, es Canarias. Hace poco fui a un foro en el que participé con la representante sindical de las camareras de piso. Cuando supe que me iba a reunir con ella, busqué los microdatos para ver cuánto cobra por hora una persona del sector de la hostelería en Canarias y una en Baleares. En Canarias se cobra entre un 15% y un 18% menos por la misma hora de trabajo. Eso son datos del INE, de encuestas a centros de trabajo, que se cruzan con datos fiscales, de Hacienda; es decir, es un dato bastante fiable.

¿El reparto de los beneficios del turismo puede ser más equitativo?

Si estamos registrando datos históricos en cuanto a llegada de turistas y a gasto por turistas, y vemos cómo desde los últimos años, gracias a la reforma laboral, trabajas más horas y cobras menos, pues está claro que alguien se está llevando esa parte de los ingresos. Es verdad que hay crisis, que hay que sanear cuentas, pero creo que no se justifica. Habría que estudiarlo, pero me parece que hay cabida para un reparto más equitativo de esos ingresos.

Un informe de Funcas alerta de que en comunidades muy turísticas, como Canarias, podría haber bolsas de pobreza oculta, porque el sector provoca que se eleven los precios y así el coste de la vida.

La llegada de tantos consumidores potenciales eleva el precio del agua, de la cesta de la compra o del suelo. El otro día, además, salieron unos datos que decían que el tipo de interés que estaban pidiendo las entidades bancarias por las hipotecas eran más altos en Canarias que en otros sitios. En el estudio que presentamos hacemos un análisis de cómo evoluciona el precio de la cesta de la compra. Da igual los datos que pongamos, del Ministerio de Agricultura, de la OCU, cuando nosotros analizamos el nivel de precios -eso no te lo permite el IPC porque tenemos que ver cuánto cuesta adquirir una cesta determinada- las capitales canarias salen siempre entre las más caras del territorio español, sobre todo si estás analizando una cesta de productos saludables. Si tenemos en cuenta que tenemos menos nivel de renta medio, que ese nivel de renta está menos equitativamente distribuido y que cuando vamos al súper nos encontramos con una cesta de la compra muy superior, pues por ahí va el estudio de Funcas.

¿Se puede medir el efecto que tiene en el progreso de la región la emigración de los mejor formados?

No lo hemos analizado en el informe, pero por supuesto que tiene efecto. En España lo que sabemos, con los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), es que en Canarias tenemos un grave problema de subempleo. La cuestión no es solo formar a los jóvenes mejor, sino que el destino empresarial demande a esos jóvenes. Normalmente se dice que el sistema educativo se tiene que adaptar a las empresas, pero eso hay que discutirlo mucho. Una parte de verdad hay, pero también tenemos que mirar al otro lado. Muchas veces es el propio tejido empresarial canario, por sus características, el que no concede la importancia necesaria a una adecuada gestión de los recursos humanos. Y no lo digo yo, lo dicen las cámaras de comercio, la Dirección General de Promoción Económica del Gobierno de Canarias, que sacaron sendos informes, en 2006 y en 2014, donde se ve que el perfil medio de la empresa canaria no cuida la productividad ni el recurso humano.

Los sindicatos canarios han planteado la necesidad de implantar una renta básica garantizada. ¿Cuál es su opinión?

Nosotros no entramos en las políticas en el informe, pero he seguido este asunto. Cuando pensamos en medidas para solventar la inequidad de la renta, del gasto o la riqueza, la mayor parte de la gente piensa en el sistema impositivo, en el gasto público. ¿Qué sucede? Que hay evidencias -la propia OCDE ha sacado informes en ese sentido- de que en los últimos años, en la mayor parte de los países desarrollados, los sistemas impositivos se han hecho menos progresivos. Esto ha hecho que cada vez haya más académicos que se fijan en otras medidas y que algunos empiecen a hablar no de distribución, sino de predistribución. Ahí entraría, por ejemplo, el tema del poder negociador de los trabajadores a través de su sindicato. La evidencia, incluso en Estados Unidos, dice que todo lo que sea otorgar más poder a los trabajadores se traduce en menor inequidad distributiva. Las rentas mínimas de inserción, las rentas universales, los salarios mínimos? ¿Los elevamos o no? ¿Las cláusulas sociales en la contratación pública? En economía todo tiene matices, pero no perdemos nada por explorar esas vías. Eso sí, cuando hablamos de renta básica universal, los ciudadanos deben tener claro que si eso se lleva a cabo, lo más normal es que haya que rediseñar todo el sistema de imposición y de gasto público. Determinadas transferencias que reciben determinados colectivos se acabarían porque existe una renta básica universal. No se suma a lo que ya hay.

La PCI no está funcionando como herramienta de inserción. ¿Puede y debe ser esa su función?

En el informe no hacemos referencia a las políticas, pero personalmente este asunto me recuerda al tema de los planes de empleo público, que ha sido contestado por muchos sectores. A veces valoramos las medidas en función de si esa persona al final, cuando quitemos ese plan, va a lograr trabajar por su cuenta. Olvidamos que hay personas para las que es prácticamente imposible volver a encontrar un puesto de trabajo. Un plan público de empleo cumple varias funciones. Una es dignificar a la persona, porque nosotros nos sentimos valorados cuando alguien nos contrata y no tanto cuando alguien nos da una ayuda. No deja de ser en parte una ayuda, pero tú estás trabajando y te sientes valorado. Lo ideal sería no tener que recurrir a los planes públicos de empleo, pero tenemos la situación que tenemos, una bolsa de pobreza severa, de parados de larga duración, de gente sin cualificación, que si no es por estos planes o esas rentas, lo tiene muy difícil. Creo que es una política necesaria.

¿Qué papel ha tenido la economía sumergida en la crisis?

Es un asunto que no hemos abordado en el informe, pero la frase "si no es por la economía sumergida?" no puede estar más lejos de la realidad. Que tengamos una economía sumergida tan amplia hace que tengamos menos recaudación impositiva, ayudas para rentas mínimas, planes de formación, políticas activas de empleo o peores servicios públicos. No es el colchón de salvación que todos ven con buenos ojos. Tenemos un sistema social peor articulado y más débil debido a su amplitud.

Eso además hace que no coticemos lo suficiente y que tengamos más pensiones no contributivas...

Pensemos en los pensionistas del futuro, dentro de diez o veinte años. Serán personas que han estado la mayor parte de su vida con contratos temporales, trabajando de manera interrumpida, bajos salarios? ¿Cuál será su base de cotización?

Al final de nuestra vida laboral ya no estamos en nuestro mejor momento, cuando se calcula.

Si esto sigue así vamos a tener muchos pensionistas que van a tener unas pensiones muy inferiores a las que tenemos hoy. Y ya hoy el colectivo de pensionistas tiene una tasa de incidencia de la pobreza relativa superior a la media. Lo cual no quita que durante la crisis haya sido el colectivo que mejor se comportara. El resto ha caído, por eso han mejorado en términos relativos, pero estamos hablando de una tasa de pobreza relativa, antes de la crisis, del 50 y pico por ciento. Cuidado, porque si esa era la situación antes de la crisis, imagínate tú la figura del pensionista en Canarias dentro de 20 años si las cosas siguen como en la actualidad. Pinta mal.

"Las empresas viven peor de lo que podrían vivir"

¿Qué dice de nuestra economía la calidad de vida de las empresas, alta natalidad y alta mortalidad? David Padrón tiene clara la respuesta. "Hay una natalidad y una mortalidad muy intensa de empresas, sobre todo con la crisis. Esto me lo plantearon cuando publicamos el informe. Con la información que tenemos -y vuelvo a los informes de la Cámara de Comercio y de la Dirección General de Promoción Económica del Gobierno de Canarias, y también de algunos compañeros de administración de empresa de la Universidad de La Laguna-, realmente nuestras empresas, y sobre todo las microempresas, viven peor de lo que podrían vivir", explica el experto. "Cuando hablamos de carencias de capital humano no pensemos solo en el trabajador, pensemos también en los que toman las decisiones, en los gerentes. Canarias se caracteriza por una escasa capacidad gerencial. Eso es algo que está lastrando nuestra capacidad competitiva, a nuestras empresas. Las empresas se sorprenderían de que podrían hacer las cosas con menos costes, menos gastos, y más ingresos", asegura. "Se pueden hacer las cosas mejor. Pero si no te explican que se pueden hacer de otra forma, con menos recursos, incluso pagando mejores salarios a tus trabajadores -que a lo mejor redunda en una mayor involucración del trabajador-, tú solo sabes hacerlo minimizando costes, contratando barato y temporales, y eso nos lleva a alta natalidad y alta mortalidad. Se pueden hacer las cosas de otra manera, pero para eso hace falta capacidad gerencial y no la tenemos", lamenta el economista.