Diciembre ha empezado sin que en Canarias prácticamente haya llovido y con temperaturas impropias de las vísperas del invierno. El sector primario está sintiendo los rigores de una situación que ha dejado de ser anómala para convertirse en habitual. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Canarias (COAG-Canarias) reclama a las administraciones mayor planificación para hacer frente a la escasez de precipitaciones y apuesta por las infraestructuras de depuración, desalación y, sobre todo, transporte de agua.

"No hay que acordarse de Santa Bárbara cuando truena, sino mucho antes", advierte Roberto Rodríguez, miembro de la ejecutiva de COAG en Tenerife. A su juicio, las infraestructuras hidráulicas se encuentran "bastante atrasadas", lo que perjudica a los agricultores, obligados a mayores desembolsos económicos para regar sus cultivos, lo que, destaca Rodríguez, termina repercutiendo en el precio final del producto y reduce los rendimientos económicos de los productores.

El representante del colectivo constata que el agua es "cada año más cara", y que, junto a la mano de obra, constituye el principal gasto al que han de hacer frente los agricultores. El del agua es un mercado "como otro cualquiera", señala, y cuando hay poca oferta y mucha demanda, como es el caso, "los precios suben". El problema, además, va más allá del coste: "No es solo que sea más cara, es que no la consigues".

Aunque se han ejecutado depuradoras y desaladoras, COAG entiende que "no ha habido una inversión fuerte". "Está bien la desaladora de Granadilla, pero deberíamos tener otra en Güímar y en Valle de Guerra, y en el sur todas las que hagan falta", opina Roberto Rodríguez. A estas infraestructuras hay que añadir las redes de transporte capaces de elevar el agua hasta las cotas donde se sitúa la mayoría de la población agraria y los cultivos. Este conjunto de instalaciones, apunta la coordinadora, permitiría paliar las mermas que se registran en pozos y galerías.

La situación no es la misma en todas las islas, según Rodríguez. Así, en La Palma -un territorio volcado hacia el sector primario- se ha planificado mejor. "El Cabildo ha tenido más iniciativa y hay más aprovechamiento de aguas depuradas", sostiene el miembro de la ejecutiva de COAG-Tenerife.

El colectivo insta a aprovechar más las aguas residuales para el riego mediante su depuración, considera "restrictiva" la normativa en materia de desalación y apunta al exceso de burocracia como un factor que acentúa el problema.

El consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo de Tenerife, Jesús Morales, confirma que el cambio climático es una realidad y advierte de que el problema, en lo que respecta al sector primario, va más allá de la falta de lluvias: las elevadas temperaturas producen "ciertas disfunciones" en los cultivos.

"No es tan sencillo como buscar agua", avisa Morales, quien destaca la labor de la administración insular en materia de investigación de la adaptación de los cultivos al calentamiento global o de la optimización del riego como una forma de paliar los efectos de este fenómeno.

En cuanto a los embalses, actualmente se encuentran en el 23% de su capacidad, aunque la situación es muy desigual en función de la zona de que se trate. "En algunos puntos siempre tenemos más problemas que en otros. Las balsas de Lomo del Balo (Guía de Isora) y Trevejos (Vilaflor) son las que más nos preocupan", detalla el consejero insular.

En estas balsas -como en otras de la Isla-, el Cabildo y la entidad pública empresarial Balten llevan a cabo proyectos que permitan "aumentar el volumen de agua": elevación de agua desalada, ejecución o ampliación de desaladoras, ampliación de redes... "Seguimos trabajando en la búsqueda de soluciones que pongan más agua en el mercado en determinadas zonas", afirma. Ahí interviene la depuración: ampliación de las estaciones de Arona-Adeje y de Santa Cruz -ya en proceso de licitación-, la reciente entrega de la obra de la de Valle de Guerra o la próxima construcción de otra en el Valle de Güímar.

La depuración no solo posibilita incrementar el volumen de agua disponible, sino hacerlo a precios "razonables" y más reducidos que los que supone la desalación, apunta Morales.