Cáritas atendió el año pasado a 36.790 personas en situación de exclusión social en todo el Archipiélago, una cifra que demuestra que la recuperación no ha llegado, que la pobreza "se hereda" y que las Islas "están al sur del sur". El director en Tenerife de la organización de la iglesia católica, Leonardo Ruiz del Castillo, fue el encargado de desglosar, ayer, los datos más significativos que se han recogido en la memoria anual de la entidad. El representante lamentó, durante el acto, que Canarias "sigue en el vagón de cola".

El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, presente en el acto de presentación del anuario institucional, lamentó que tantas personas sobrevivan en situaciones muy precarias cuando la comunidad autónoma recibe 15 millones de turistas al año. "Es como una bofetada", reconoció.

"Cada número tiene un rostro", enfatizó Ruiz, que aprovechó su intervención para solicitar a los poderes públicos políticas que garanticen el acceso a una vivienda digna, tal como contempla la constitución.

"La desigualdad se ha enquistado, la cronificación de la pobreza es un hecho y la herencia de la pobreza también", alertó.

Por provincias, en Santa Cruz de Tenerife fueron atendidas 5.130 familias -en total 15.496 personas- a través de los 17 arciprestazgos que conforman la Diócesis Nivariense y de los diferentes programas que desarrolla.

En Las Palmas las cifras fueron más elevadas: se asistió a 8.396 familias y a un total de 21.294 personas. Gran parte de los ciudadanos que recibieron ayuda de Cáritas lo hicieron a través de las parroquias. Por ejemplo, en la provincia occidental recibieron por esta vía a 12.742 personas.

Además, la organización lleva a cabo programas de empleo o de economía social para intentar dar una oportunidad a personas que se encuentran excluidas del mercado laboral.

El trabajo se puede desempeñar gracias al empeño de centenares de voluntarios que prestan su apoyo a la entidad y a los que Ruiz y Álvarez dieron ayer las gracias públicamente.

La realidad de las personas sin hogar es una de las situaciones más complejas a las que se enfrenta Cáritas a diario. Ruiz denunció públicamente que no existen políticas públicas -ni en España ni en Canarias en concreto- que garanticen el acceso a la vivienda, tal como establece la Constitución Española. Cáritas asesora a quienes están en riesgo de perder su hogar y busca soluciones habitacionales a aquellos que ya lo han perdido, pero "no es suficiente".

Cáritas, además de dar ayuda asistencial, intenta que las personas que están excluidas del mercado laboral vuelvan a él. Sin embargo, lograr ese retorno no es un éxito necesariamente. Muchas de esas personas no son capaces de sobrevivir -aunque trabajen a jornada completa- porque los ingresos son muy limitados. Según Cáritas, en Canarias el 15% de los trabajadores "son pobres".

El director de la entidad en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Leonardo Ruiz del Castillo, quiso poner ayer un ejemplo reciente. Una pareja con una menor a su cargo: él encuentra un empleo por el que recibe el salario mínimo -hoy algo más de 700 euros que, descontados los impuestos, se quedan en 600 euros largos- que no le permite afrontar sus gastos diarios.

El alquiler cuesta 400 euros, a lo que hay que sumar el agua, la luz y el gas. "Cuando empieza el mes esta familia tiene 82 euros para gastar".

Estas situaciones, que "se repiten", ponen de manifiesto que urge que se eleven los salarios. El peso no puede recaer solo en los empresarios - "no podemos asfixiarlos"-, por lo que es necesario habilitar más incentivos que hagan factible que se incrementen las remuneraciones que reciben los trabajadores.

Los ingresos del salario mínimo no dan autonomía a una familia, que muchas veces sigue teniendo problemas de vivienda.

Para llevar a cabo todas sus actuaciones, Cáritas Diocesana de Tenerife dispuso el año pasado de un presupuesto de 5,05 millones de euros, de los que 2,9 millones (58,2%) procedieron de administraciones públicas y 2,08 millones (41,48%) de recursos privados procedentes de donantes particulares, fundaciones, empresas y las colectas parroquiales del primer domingo de mes.