Están empezando a vivir, pero no deben ser ajenos a los problemas que conlleva hacerlo en una sociedad cada vez más envejecida, donde muchas personas viven aisladas y con escasa autonomía. Eso es lo que deben haber pensado los docentes que se han encargado de diseñar este año los exámenes de la prueba de acceso a la Universidad, que eligieron el artículo "La soledad", de Julio Llamazares, como eje de la prueba de comentario de texto. Muchos estudiantes se decantaron por este artículo, en vez de por el texto de Gabriel García Márquez, extraído de "Crónica de una muerte anunciada", porque "no había que estudiar" y así podían dedicar ese tiempo a otras materias. "En vez de memorizar", eligieron -sin saberlo- reflexionar sobre uno de los retos más cruciales a los que se enfrenta el mundo occidental.

La Evaluación de Bachillerato para Acceso a la Universidad (EBAU) mide los conocimientos de los alumnos que quieren ir a la Universidad. "Básicamente ordena a los chicos", explica el presidente del tribunal en la Universidad de La Laguna, Antonio Adelfo Delgado Núñez, que lleva tres años asumiendo esta responsabilidad. Cuenta que el proceso que hay detrás de estas pruebas, que apenas duran tres días, es considerable. Para esta edición, este hombre ha tenido que imprimir 98.000 folios. "Por las pautas de seguridad no es posible enviarlo a una imprenta", cuenta.

Él no se ha puesto nervioso, pero tampoco ha dormido demasiado. Sobre las cinco y media de la mañana ya estaba en la Universidad. "No estaba preocupado pero sí quería que todo saliera bien". Este año, en cambio, los alumnos parecían más tranquilos que en otras ocasiones. La ambulancia de Cruz Roja apostada en las afueras del aulario no había atendido a ningún estudiante cuando estos entraron al segundo examen, el de inglés. "Solo hemos atendido a una profesora que se hizo un esguince".

Muchos de los chicos confirmaban esta sensación. "No estaba nerviosa" o "no era para tanto" eran frases recurrentes a media mañana de ayer, cuando los chicos tuvieron el primer descanso entre exámenes.

Este año, el presidente ni siquiera tenía constancia de que algún chico, del norte o del sur, hubiera llegado tarde a la prueba por el tráfico.

Más de 4.000 estudiantes se examinaron ayer de la EBAU en la provincia. En Tenerife, la prueba tuvo lugar en el campus de Guajara y en las islas menores se desarrolló en centros específicos para ello.

Se habilitaron aulas específicas para el alumnado con necesidades especiales, que en La Laguna fueron 70. Estos chicos realizan los mismos exámenes que el resto, pero necesitan adaptaciones -ampliación de la letra, por ejemplo- para tener las mismas oportunidades que el resto.

La suerte está echada; ahora, la elección de la carrera dependerá de lo que digan las notas de corte.