Habla de "batallas", pero también confía en la predisposición al diálogo de las administraciones y en la fuerza de los argumentos. Ángela Delgado, presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), insiste en la necesidad de que el sector primario se mantenga unido -sobre todo en una región, como las Islas, donde "somos pequeñitos"-, recalca la importancia de garantizar el agua de riego y espera que los cambios políticos no afecten a los recursos destinados a Canarias. Entre batalla y batalla, le ha tocado también pilotar los actos del 40 aniversario de la organización.

¿Qué hitos han marcado la trayectoria de Asaga en estos 40 años?

Es muy difícil sintetizar 40 años de batallas y pelea en muy poco tiempo. Puedo mencionar la batalla que tuvimos con la Ley de Aguas. Las primeras subvenciones al transporte de mercancías, no solo al agrícola, vinieron por gestiones de Asaga. Reivindicamos entrar en la Comunidad Europea con más garantías y más ayudas para la agricultura y la ganadería. Nos involucramos en la defensa de la Organización Común de Mercado (OCM) del plátano, de los programas Posei para la defensa de las producciones locales y de las regiones ultraperiféricas... También en el REA, que es un régimen que compensa a muchos productos en importación pero que durante mucho tiempo perjudicó las producciones locales. Eso se ha ido corrigiendo. Asaga siempre ha defendido que las ayudas y compensaciones tienen que ser a la producción. Hemos insistido en la defensa del agua para la agricultura. La población y el turismo tienen la prioridad en el uso del agua, pero nosotros reivindicamos nuestra parte. Somos los que alimentamos a la población y necesitamos agua en cantidad y calidad.

El consejero regional de Agricultura suele decir que el asociacionismo es una asignatura pendiente para el sector primario.

Siempre hemos fomentado el asociacionismo. Es una forma de defendernos y de apoyarnos. En esta mesa se sientan todos los subsectores, es una mesa de consenso. No habrá oído nunca una palabra contra un subsector dentro de Asaga; al revés, se buscan soluciones para los subsectores más desfavorecidos. Defendemos las organizaciones de productores y modelos que aúnan a agricultores y que suman producciones para acometer las nuevas formas de venta, en las grandes superficies. Hace falta la unidad del sector, y más si se tiene en cuenta que aquí los terrenos son muy pocos, somos minifundios. En la Península suelo decir que plantamos prácticamente en macetas.

¿Se ha avanzado en ese aspecto?

Ha habido un fallo del sistema cooperativo durante unos años. Pero si miramos a Europa, el modelo cooperativista funciona. Tiene que reformarse, quizá cambiar la forma de votar, pero sigue siendo totalmente válido, y más en Canarias, donde somos tan pequeños.Debemos tratar de unir la producción; si no, no vamos a defendernos, ni en precios ni en nada.

La celebración de este 40 aniversario ha coincidido con un momento de cambio político. ¿Pueden estar en riesgo los fondos asignados al sector en los presupuestos generales del Estado?

Espero que el gobierno entrante tenga el buen criterio de no perjudicar a Canarias, porque ellos tienen también sus votantes aquí. Lo que se ha conseguido será un gran logro. Si se fija en el REF será un beneficio para todos los canarios en general. Nos interesa seguir sumando. Desde Canarias se vería muy mal que no se apoyaran esas propuestas.

¿Sabe si el Gobierno canario tiene alguna idea de cómo evolucionarán los acontecimientos?

Hemos hablado, pero no de eso. Lo que oigo en el comité general es que el nuevo ministro de Agricultura (Luis Planas) tiene muy buen currículum y es buen conocedor de los asuntos del área, tanto españoles como europeos, y también de Canarias.

La nueva ministra de Economía, Nadia Calviño, ha sido criticada por defender, en su etapa en la Comisión Europea, una rebaja de la Política Agraria Común (PAC).

Eso habrá que trabajarlo ahora. No estamos dentro de la PAC, pero sí que nos puede repercutir. Habrá que convencerla de que una minoración en los presupuestos para España no será buena para el país. Con argumentos y buena disposición podrá resolverse.

¿Cómo ha afectado al sector durante estos años la retirada de los fondos estatales para el Posei y el retraso en recibir las ayudas? ¿Se han quedado muchos agricultores por el camino?

Sobre todo en 2011, cuando fue el famoso "palo" del tomate. Hay muchísimas empresas tomateras que ya no existen. Los demás subsectores se han ido poniendo al día. El Gobierno canario ha sido sensible. Faltan muchas cosas por hacer, pero le hecho saber al consejero que los subsectores están bastante contentos de al menos haber recibido esos atrasos, que son totalmente necesarios para la supervivencia.

La negociación del próximo presupuesto de la UE y el Brexit parecen arrojar una cierta incertidumbre sobre el sector.

Ese es ahora el caldero que más se nos está quemando. Se prevén reducciones. Vamos a ver si el acuerdo de los ministros de los países plataneros europeos y la presión del Gobierno canario y el respaldo del Gobierno español consiguen que como región ultraperiférica (RUP) consigamos salvaguardar las ayudas todo lo que podamos. Las negociaciones europeas son siempre muy duras. Hay que ir a luchar hasta el final.

¿Cómo afectan a las RUP los acuerdos comerciales de la UE con terceros países?

La agricultura es moneda de cambio de esos grandes acuerdos, un día sí y otro también. Tenemos que estar ojo avizor. Es importante que luchemos las ayudas y las compensaciones a esos acuerdos, que lo que hacen normalmente es perjudicar la agricultura y la ganadería europeas. Esos terceros países tienen una mano de obra mucho más barata, no tienen la burocracia que tenemos nosotros y en la mayor parte de ellos la seguridad alimentaria brilla por su ausencia, mientras que a nosotros se nos exigen todo tipo de normas para cobrar las ayudas. Estamos totalmente de acuerdo con esas normas, pero nos cuestan dinero y nos cuesta mucho estar al día para luego competir con países donde esas medidas no se piden. No estamos en igualdad de condiciones.

¿Puede Canarias quedar exenta de algunos efectos de la salida del Reino Unido de la UE?

Se está intentando que como regiones ultraperiféricas tengamos un trato especial dentro de la UE: que de alguna manera se nos compense, que no estemos dentro de ese recorte o que el recorte se minore lo posible. En eso estamos y no debemos cejar en el empeño, porque de eso depende todo.

¿Los jóvenes están volviendo al campo?

Hay un relevo de padres y madres agricultores a hijos e hijas. No cabe duda de que el porcentaje es muy pequeño. Trabajamos para que el campo sea algo más rentable. Por amor al arte no se puede trabajar. Hay que innovar, mecanizar, tecnificar el trabajo para que a la juventud le sea un poco más fácil el acceso. Tenemos que trabajar más con la cabeza que con las manos.

¿Cómo es la conexión del sector primario con el industrial? La gran industria de Canarias es la agroalimentaria.

Sí, y mucha gran industria agroalimentaria ya es agrícola, son agricultores que han dado el paso hacia la agroalimentación, hacia la comercialización, en muchos casos cooperativas. Quizás la agricultura en otra época consistía más en producir y luego había otras personas, intermediarios, que se dedicaban a la comercialización. Luego hubo grandes pasos de empresas productoras que tenían sus plataformas para vender directamente en el exterior. Hay diferentes formas de vender, pero hay que seguir trabajando para que ese dinero del intermediario quede en manos del agricultor.

¿Está dando resultados la estrategia para vincular el sector primario con el turístico?

Se está creciendo en lo que vendemos. Hay subsectores que venden tradicionalmente al turismo, como frutas, hortalizas y papas, pero sigue habiendo un porcentaje muy bajo de vinos de Canarias. Es inconcebible que tengamos los mejores quesos del mundo, que ganen premios internacionales, y que eso no se traduzca en mejoras de la exportación. Se están dando pasitos, pero son empresas pequeñas y, si damos pasos en falso, se pueden quedar por el camino.

¿Cómo han evolucionado las exportaciones?

Ya es un gran logro que, por ejemplo, el subsector del plátano mantenga las toneladas que tenía cuando la OCM. Eso significa que cuando tienes esa producción, a pesar de que haya habido precios difíciles en algunos momentos, el sector se mantiene vivo. Con el tomate tuvimos un cúmulo de problemas: la competencia desleal de Marruecos, las enfermedades y plagas, la multa al transporte? Todo esto ha hecho que el sector prácticamente se extinguiera. Ahora, con la nueva línea de ayudas a la exportación, si conseguimos de alguna manera poner las instalaciones a pleno rendimiento, podremos volver a umbrales de rentabilidad. En quesos y vinos hemos estado limitados por la sequía en los últimos años; eso dificulta tener excedentes para exportar y no nos ha permitido sino malvivir. Con más agua podríamos volver a niveles de años anteriores y abrir puertas. Ya se están haciendo pequeñas experiencias de exportación, pero tiene que seguir aumentando.

¿Ha habido mala planificación de las infraestructuras hidráulicas para la agricultura?

Las infraestructuras de agua exigen planificación a muy largo plazo, dependen de muchas administraciones, de los permisos de pequeños propietarios, de expropiaciones? No es posible que haya falta de agua hoy y el año que viene esté resuelta. Desde Asaga hemos propiciado encuentros entre las diferentes administraciones, entre agricultores, entre comunidades de regantes, y favorecer el movimiento de agua a corto plazo para paliar esas carencias. Intentamos también ser parte de la planificación a medio y largo plazo para que toda esa agua que tiene obligación de depurarse antes de tirarla al mar quede en unas condiciones aptas en calidad y cantidad para que sea aprovechada por los agricultores y no se tire.

¿La depuración es la vía principal?

Entendemos que sí. Con la población que soportamos, la cantidad de agua que tenemos que depurar es muy grande. Los agricultores estamos dispuestos a pagar la parte de mejora de la calidad para que sea apta para la agricultura y tenga las condiciones óptimas de salinidad. Con los nuevos sistema de depuración tendríamos un agua más barata que la que tenemos ahora, no esquilmaríamos los acuíferos y dejaríamos las aguas de las galerías para las medianías altas. Utilizaríamos las desaladoras para coger agua de mar para el turismo y para la población y las aguas depuradas podrían usarse plenamente en agricultura, para que ni un litro fuera al mar. Con eso conseguiríamos una doble finalidad: mantener nuestros litorales limpios, aptos para el turismo, el buceo y la acuicultura, y tener un agua barata y de calidad para acometer esas grandes producciones que necesitamos para subir el autoabastecimiento.

Supongo que también es precisa una inversión importante en infraestructuras de transporte.

Estamos incidiendo en eso en las reuniones de agricultores: vemos dónde falta agua y dónde sobra, con qué tubería podemos contar, qué trazado que ya no se utiliza se puede recuperar para trazar la nueva tubería? Son reuniones que yo denomino de sabios, para que nos echen una mano y podamos mover el agua de un lado a otro. La última fue en la Isla Baja, para ver qué sistema de depuración sería el adecuado. Se habla de un sistema muy natural, muy ecológico, y de otro más industrial pero igualmente limpio. Hay cultivos que han sido sostenibles durante muchos años y deben seguir siéndolo para que la población se fije a esas zonas. Necesitamos que esas áreas rurales se mantengan vivas, y para eso es necesario disponer de agua en cantidad y calidad. También tuvimos una reunión en Vilaflor para que los ayuntamientos se comprometan a coger agua de las desaladoras para las partes bajas y que liberen un poco las aguas de las partes altas y así usarlas para la agricultura. Es una racionalización del consumo, para evitar los traslados de muchos kilómetros. Es consumo de cercanía también para el agua: no solo productos kilómetro cero, sino también consumo de agua kilómetro cero.

¿Es posible ajustar más el REA?

Seguimos defendiendo las producciones locales. El REA tiene que abaratar las importaciones, siempre que no vayan en competencia con las producciones locales. Las cabañas ganaderas están creciendo, y debemos seguir en la línea del autoabastecimento también en la ganadería. El REA es una medida dentro del Posei, pero debe tener esa salvaguarda: que no perjudique las producciones locales.

¿Y sigue perjudicando?

Hay carnes que están entrando refrigeradas con REA. Hemos hecho una propuesta al Gobierno para que se nos tenga en cuenta y se vea que seguimos empeñados en que hay que invertir en nuestra ganadería y nuestra agricultura.

"El enemigo común es la banana"

El mensaje de unidad que lanza la presidenta de Asaga Canarias a todo el sector primario del Archipiélago se repite, con énfasis, cuando se le pregunta por los problemas internos por los que han atravesado las organizaciones de productores de plátano. "Si somos inteligentes tenemos que trabajar codo con codo y saber ver que el enemigo común es la banana, que entra prácticamente sin aranceles", argumenta Ángela Delgado. El reto, advierte, es hacer frente a esta competencia y asegurar una organización que permita "al menos mantener las producciones y hacerlas rentables".

"En la agricultura no hay nada seguro"

El plátano se enfrenta en estos momentos a una situación inusual: los precios, normalmente bajos en temporada de verano, han subido hasta niveles "atípicos" debido al adelanto de la producción por las condiciones meteorológicas. En cambio, las cantidades que se exportan -unos 5,5 millones de kilos la pasada semana- son insuficientes para atender una demanda que se mantiene ante el retraso de las frutas más veraniegas también como consecuencia del tiempo que se ha vivido en la Península. El caso es un ejemplo, para Delgado, de que "en la agricultura no hay nada seguro". "Es lo que tiene dedicarse al sector", dice.