El principal acusado en el denominado "caso Eólico", el exdirector general de Industria del Gobierno canario Celso Perdomo, negoció por teléfono sobornos por amañar el concurso de parques eólicos de 2004 y acordó comprarse libros por miles de euros con dinero público, algo que decidió hacer, según conversaciones intervenidas difundidas en la jornada de ayer, "con dos cojones".

"Si me quiere denunciar el que venga, que me denuncie", le dijo por teléfono Perdomo a su novia, Mónica Quintana, también procesada por cooperar con él en sus actos delictivos, al hablar sobre la compra de esos libros con cargo a fondos de su departamento tras saber que iba a cesar en su cargo.

Perdomo y Quintana hablaron por teléfono de los ingresos recibidos de empresarios

El Tribunal del Jurado que juzga el caso tuvo la oportunidad de escuchar en la Audiencia Provincial de Las Palmas las conversaciones en las que el entonces director general y su pareja hablaban de los ingresos que esperaban o recibían de empresarios participantes en la trama de sobornos a través de una cuenta que abrió en un banco de Luxemburgo Mónica Quintana, aludiendo expresamente a los nombres de los autores de esas transferencias.

En esta sesión del juicio, Celso Perdomo y Mónica Quintana se acogieron a su derecho a no declarar, a diferencia del alto funcionario del Gobierno de Canarias Honorato López, también implicado en la trama, que confesó los delitos que le imputan y quiso "manifestar públicamente su arrepentimiento" por su proceder, que atribuyó a que entonces él pasaba por "un momento complicado".