El tiempo es relativo. Es lo que dejó claro el físico Albert Einstein a principios del siglo XX, al afirmar que la percepción de esta magnitud depende del estado de movimiento del observador. Para los que viven por disfrutar cada segundo de su vida, el tiempo suele convertirse en oro. Pero si un médico definiera el tiempo, le pondría el adjetivo de "vital", especialmente en una concreta patología: el ictus.

Entre los pasillos de cualquier área de Neurología se puede escuchar a menudo "el tiempo es cerebro". Así es como los médicos avisan de que un paciente que haya sufrido este tipo de accidente cerebrovascular tiene más posibilidad de recuperar tejidos cerebrales si acude antes al centro hospitalario.

Las cuatro y seis horas posteriores al padecimiento de la obstrucción o rotura de un vaso cerebral debido a un coágulo de sangre son muy importantes, pues conforman la ventana temporal en la que los facultativos pueden actuar evitando un daño mayor. Asimismo, al disminuir las secuelas, también se reduce el riesgo de discapacidad y muerte.

Según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) el ictus es la segunda causa de muerte en la población, siendo la principal en mujeres. Además, como afirma Heliodoro Vallés, radiólogo intervencionista del Hospital San Juan de Dios en Tenerife, de los enfermos de ictus, un tercio se recupera, otro tercio acaba con discapacidad severa y el último tercio fallece.

En España, alrededor de 120.000 personas sufren anualmente un evento de este tipo. Mientras, en el Archipiélago, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias constató que en el año 2015 se atendió en los hospitales dependientes del Servicio Canario de la Salud (SCS) a un total de 2.557 pacientes con ictus.

Para tratar los ictus, concretamente los isquémicos, que son más comunes, se hace uso de fármacos que disuelven el trombo. Aunque este método suele ser eficaz para los coágulos más pequeños, en los ictus con una afectación de vasos mayores y más graves no es tan eficaz.

En ese caso, la técnica que mejor funciona es la radiología intervencionista. Hoy en día, este método, que consiste en la extracción mediante imagen del coágulo, ha logrado reducir en un 90% las secuelas y ha conseguido mejorar el tiempo de recanalización.

"Este procedimiento se lleva realizando en Canarias desde 2007, pero no se democratizó su uso hasta que la técnica dio un gran salto en el año 2014", recuerda Vallés. Ese gran repunte lo experimentó tras la publicación de tres trabajos "muy serios" al respecto, que demostraron que sus resultados tenían más beneficios para los pacientes que las técnicas tradicionales.

Tal mejora fue suficiente para incluir esta técnica en los servicios sanitarios, a pesar de su mayor coste. "Gracias a ella se consigue aumentar el número de enfermos reintegrados y, por tanto, disminuir los que adquieren una discapacidad", con lo que el coste sanitario a largo plazo es menor, como afirmó Vallés. Y es que se debe recordar que en España se estima que hay 350.000 personas con discapacidad por ictus.

La radiología intervencionista es mínimamente invasiva y evita que se tengan que realizar incisiones en el cuerpo del paciente. El procedimiento se basa en introducir un catéter por la arteria femoral tras identificar el lugar donde se encuentra el trombo. El pequeño tubo se desplazará hasta el lugar del cerebro donde se aloja el problema circulatorio y, una vez situado, ayudará a la extracción del coágulo, liberando así la vía para que la sangre siga fluyendo. "La intervención desde que se pincha la femoral puede tardar entre 15 minutos y una hora", afirma el radiólogo. A pesar de ello, aún queda mucho por avanzar, y las respuestas están posiblemente en la actualización futura de las máquinas y la investigación farmacológica.

El objetivo es mejorar las tasas de recanalización y conseguir que las secuelas sean mínimas. "A día de hoy, hay casos en los que quitamos el trombo en el tiempo establecido pero encontramos daños cerebrales", remarca Vallés. De hecho, el radiólogo insiste en la importancia de seguir investigando ya que aunque se sabe que hay diferencias entre los cerebros, aún hay "muchas dudas" acerca de dichas desigualdades.