La Gerencia de Servicios Sanitarios del Área de Salud de La Gomera, adscrita a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, ha potenciado y mejorado durante este año 2018 el Servicio de Hospital de Día del Hospital Nuestra Señora de Guadalupe, logrando atender durante el primer semestre de este año a un total de 191 pacientes que sumaron 414 visitas, lo que supone un incremento del 24% en comparación con todo el año 2017, periodo en el que se atendieron a 154 pacientes.

Esta Unidad, que atiende sobre todo a pacientes con patologías crónicas, tiene por objeto la asistencia durante unas horas de los usuarios para diagnósticos, investigaciones clínicas o exploraciones múltiples, así como para tratamientos que no pueden llevarse a cabo a través de una consulta externa, pero tampoco justifican la estancia completa en el centro hospitalario.

Los usuarios de esta Unidad proceden de su domicilio, de forma programada o urgente, tras ser valorados en consultas externas del centro hospitalario con indicación del médico responsable, ya sea desde Atención Primaria o Especializada.

La mayor parte de los pacientes asisten acompañados de un cuidador, por lo que desde el Servicio se pretende que la actividad del Hospital de Día perturbe lo menos posible la actividad cotidiana tanto del paciente como del cuidado.

En la actualidad, el Servicio de Hospital de Día del Hospital Nuestra Señora de Guadalupe está formado por un médico y una enfermera responsable que se encargan de la gestión y organización de la Unidad, situada en la primera planta del centro hospitalario, en el pasillo de consultas médicas. Dispone de dos sillones y una cama para la administración de tratamientos, así como de tres bombas de infusión y material para la monitorización.

Las ventajas del servicio

Las citaciones pueden programarse de forma que permitan a los pacientes y a sus cuidadores compaginar el tratamiento con sus actividades laborales o domésticas. Se programa de forma independiente a la hospitalización convencional, haciendo menos probable que se produzcan demoras y cancelaciones. Es percibida por los pacientes de forma menos agresiva que la hospitalización convencional. Reduce los efectos adversos inherentes a la hospitalización convencional, como las infecciones nosocomiales. Permite a los clínicos programar los tratamientos de forma directa y flexible, y a los gestores propiciar un uso más eficiente de los recursos, al tiempo que reduce las listas de espera y los tiempos de demora para ciertos procedimientos relacionados con los beneficiarios del centro.