Todas las islas y la gran mayoría de los municipios canarios recibieron más población de la que perdieron durante los primeros 17 años del siglo. Así consta en la Estadística de Variaciones Residenciales, publicada recientemente por el Instituto Canario de Estadística (Istac) , que recoge las altas y bajas en los padrones municipales y revela que únicamente doce localidades del Archipiélago registraron un saldo migratorio negativo -más salidas que llegadas- en el periodo analizado.

Los municipios de los que se han marchado más residentes de los que se han instalado en ellos entre los años 2002 -de 2001 no hay datos- y 2017 fueron, en Tenerife, El Tanque y Garachico (aunque el saldo de este último es negativo solo en cinco personas); en Gran Canaria, Artenara, La Aldea, Santa Brígida, Santa María de Guía, Tejeda y Valleseco; en La Palma, Barlovento, San Andrés y Sauces y Santa Cruz (que es la única capital insular con menos llegadas que salidas), y en Fuerteventura, Betancuria. A estas doce localidades habría que sumar, si se atiende a la estadística oficial, a La Frontera, pero su caso responde a la constitución de un nuevo municipio, El Pinar, que ha absorbido parte de su población.

Los municipios del sur de las islas capitalinas, volcados en el turismo y protagonistas de una importante expansión urbana, han sido los que más volumen de nuevos residentes han atraído en las casi dos décadas que han transcurrido desde que empezó el siglo XXI. Arona es el caso más llamativo, con una diferencia entre altas y bajas padronales de casi 50.000. El saldo migratorio positivo de Granadilla, por su parte, supera las 22.300 personas, mientras que el de Adeje sobrepasa en unas pocas las 22.000. Santa Lucía y San Bartolomé de Tirajana, en Gran Canaria, presentan saldos positivos superiores a 16.000 y 13.000, respectivamente. También La Oliva, en Fuerteventura, registra un número de nuevos residentes superior en 16.000 al de los que han abandonado el municipio.

En cuanto a las capitales de la Comunidad Autónoma, Las Palmas de Gran Canaria presenta un saldo migratorio mayor que el de Santa Cruz de Tenerife (13.900 llegadas más que salidas en el primer caso y 11.700 en el segundo). Entre las ciudades con más población del Archipiélago, el saldo positivo más abultado es el de La Laguna, con más de 15.200.

es la diferencia positiva entre la cifra de altas y bajas padronales que presenta Arona, el municipio del Archipiélago que registra un saldo migratorio positivo más abultado.