Plaza, edificio, cartel, busto... En su rincón de Santa Cruz todo recuerda a Ireneo González (La Laguna, 1842-S/C, 1918), "el mejor gramático canario del siglo XIX" y un gran desconocido para la sociedad en la que vivió y trabajó por mejorar. Este espacio ha sido elegido por los profesores de Griego, junto a los de Latín - "Griego y Latín, unidos hasta el fin", su grito de guerra-, como lugar reivindicativo para "defender la cultura clásica frente a la burocracia educativa".

Lo asegura Juana Pérez Cabrera, profesora de Griego jubilada, vocal de la Sociedad Española de Estudios Clásicos en Canarias (SEEC) y presidenta de Insulae Canarienses, una asociación creada "para la renovación pedagógica del profesorado de Latín y Griego".

"Fue por casualidad -apunta- elegir este lugar como punto de encuentro. Lo hicimos porque es céntrico y por el contenido mitológico de las esculturas de Minerva y Mercurio que presiden la fachada del edificio. Nos llamaron la atención. Además, al investigar la figura de Ireneo González comprobamos su relación con el mundo clásico. Desde su nombre, que viene de Irene (paz), a su condición de catedrático de Latín. Además de ser un idealista y defensor activo de la cultura. La primera concentración la hicimos el pasado día 6 y fue un éxito, pero habrá más y las desarrollaremos aquí".

"Nuestra razón de ser -valora- es la renovación pedagógica del profesorado de Latín y Griego. Y, para ello, hemos organizado cursos y conferencias, siempre en colaboración con la SEEC".

Juana demuestra una enorme pasión por lo que defiende pero también se atisba en ella un poso de tristeza: "Es lo que siento al tener que explicar de forma cansina si yo descubrí la pólvora. Sin la cultura clásica no se entiende nada de lo que ocurre hoy. La clave de todo está ahí como origen de la civilización occidental y de la democracia. Sin Eratóstenes, Cristóbal Colón no hubiera descubierto América. Pero esto no se plantea ante chicos que se enfrentan por primera vez al Griego sino frente a burócratas que diseñan un currículo educativo".

El motivo de la lucha "ha sido el descontento y malestar de muchos profesores de Griego que han visto cómo ha desaparecido su materia, optativa en el Bachillerato de Humanidades, con la complicidad de los equipos directivos de los centros, que han disuadido a los alumnos de estudiarla. Estos profesores se han visto obligados a impartir otras materias, como Lengua Española. El motivo que esgrimen las autoridades educativas es que son pocos alumnos, pero la realidad es que, según la normativa vigente, tienen todo el derecho a recibir esas clases si lo desean". "Lo curioso -apostilla- es que no en todos los centros pasa lo mismo: hay directivas que son más sensibles".

El detonante de la protesta "fue la concentración en Madrid el 9 de septiembre de unas 300 personas" entre las que se encontraban intelectuales como Luis Alberto de Cuenca o Pedro Olalla. Coincidieron en que "la situación del Griego en España es trágica".

"Es el problema general en todas las comunidades: no se imparte Griego, a pesar de tener profesores que se pretende reconvertir en docentes de Lengua, o de otra materia".

Recuerda Pérez que "quien inició este movimiento reivindicativo fue Fernando Basanta, padre de una alumna de una localidad de Almería. Este profesor jubilado escribió una carta muy crítica y expresiva a la ministra de Educación, Isabel Celaá".

Juana hace un repaso a la historias de la legislación educativa y cómo ha afectado al Griego con paradas en la Ley de 1953 (Plan Ruiz Jiménez); la Ley General de Educación (Ley Villar Palasí) de 1970; "el ataque frontal" de la Logse que originó una reacción masiva en defensa de las Clásicas en 1995, "una batalla ganada" (editorial de EL DÍA en su defensa), asegura; la Loe y en 2013, la Lomce.

"Nuestra comunidad -explica- es la única en que se ha configurado un currículo que impide cursar una auténtica orientación lingüística en el Bachillerato, ya que obliga al alumnado a elegir entre Griego y Literatura Universal en vez de permitir cursar ambas a la vez".

Juana Pérez argumenta: "Decía Saramago en La Caverna que hemos llegado al fin de una civilización y a ignorancia se está extendiendo de forma aterradora. Y el helenista Pedro Olalla tiene claro que los recortes en Humanidades no son para economizar recursos sino para evitar la disidencia y la contestación".

Concluyó así: "Vamos a seguir con esta batalla del Griego y una próxima asamblea del profesorado establecerá la hoja de ruta". El escenario será de nuevo la plaza de Ireneo González, que cien años después de su muerte "vive" su particular tragedia griega.

Activista cultural

Ireneo González Hernández, sacerdote y maestro, desarrolló una gran actividad en el terreno pedagógico y escolar en la segunda mitad del siglo XIX y durante los primeros años del XX. Catedrático de Latín, Retórica, Poética y Lengua Castellana, le puso especial atención a la cultura y a la educación, dos pilares en los que creyó y trató de fomentar. Fue cofundador del Gabinete Instructivo de Santa Cruz, cuya sede estaba en la plaza del Príncipe donde se encuentra hoy el Hotel Príncipe Paz. Surgido desde "los vientos" de la Gloriosa de 1868, la presidió de forma interina hasta su constitución. Esta institución fue insólita tanto por sus componentes -prohombres de la ciudad, de Suárez Guerra a Bernabé Rodríguez o los hermanos Domínguez Alfonso- como intenciones. Buscaban instruir y motivar a la comunidad para fomentar la cultura y el progreso. Allí se luchó por la emancipación de la mujer, la creación de barrios para obreros o la libertad de comercio. En 1878 fue, además, catedrático del Establecimiento de Segunda Enseñanza de Santa Cruz de Tenerife. También desarrolló una importante labor religiosa como párroco de la Iglesia de la Concepción de Santa Cruz en 1902.