Desde las 9 de la mañana, más de 600 escolares de 3º de la ESO a 2º de Bachillerato del norte de Tenerife se congregaron ayer en la gran sala del Centro de Congresos del Puerto de la Cruz para ponerse en la piel de un científico, o en este caso en el sismógrafo, para presentar sus proyectos de investigación relacionados con la vulcanología.

Lo hicieron en el contexto de la cuarta Feria de la Ciencia y Volcanes, organizada por Involcan y el Área 2030 del Cabildo de Tenerife, que se celebró ayer en el Norte y se realizará hoy en el Sur. Tras dos meses de trabajo intenso, los estudiantes de 12 institutos se aventuraron a divulgar, ante un auditorio lleno, los resultados de sus proyectos de investigación experimental, social y artística.

Algunos hablaron sobre los gases que se encuentran alojados en las rocas, como el radón; otros buscaron la relación entre los terremotos y el lugar de la erupción de un volcán, cogiendo como ejemplo el Tagoro de El Hierro, y unos cuantos más mostraron su faceta más artística con los volcanes como protagonistas.

"Lo que pretendemos es incentivar el interés por la ciencia en los escolares", explicó Nemesio Pérez, coordinador científico de Involcan. Pérez remarcó que la pretensión de esta iniciativa es hacer entender a los escolares los pasos que sigue un científico en la investigación, es decir, la recogida de datos, el análisis y la discusión y, por último, la presentación de resultados. Esta última fue la que llevaron a cabo ayer, pues "de eso trata el debate científico abierto, de que la gente que hace ciencia lo comunique para obtener un retorno del resto de la comunidad científica, que en este caso son sus compañeros de otros centros", concluyó Pérez.

Con este compendio entre ciencia y vulcanología, Involcan pretende reforzar el conocimiento que se tiene sobre "el patrimonio cultural bandera de Canarias". "La percepción que tiene la sociedad sobre el riesgo volcánico es baja y ahora es mayor que hace 50 años", concluyó el coordinador de Involcan, quien matizó que este mayor riesgo no lo es porque estén apareciendo más volcanes o haya mayor actividad, sino porque "existe una mayor densidad poblacional y desarrollo socioeconómico expuesto al peligro volcánico".

Este tipo de actividades educativas no solo ejerce un papel incentivador de las vocaciones científicas, sino que también ayuda a "concienciar" a las nuevas generaciones sobre "todas las acciones necesarias y suficientes para reducir el riesgo volcánico".